Tablilla de cera
Al votar pensemos en los días (y el país) futuros
Escritor, periodista y editor; académico de la Lengua y de la Historia; politico y profesor universitario. Fue vicealcalde de Quito y embajador en Colombia.
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Hoy a la medianoche concluye la campaña electoral y a las urnas volveremos el domingo, tras tan solo 18 meses (y 16 de la segunda vuelta), para elegir un presidente, un vicepresidente, 151 asambleístas (¡151!) y cinco parlamentarios andinos para el periodo 2025-2029.
En las elecciones de octubre de 2023, los votantes escogieron a Daniel Noboa para que gobierne estos 20 meses y concluya el período presidencial de Guillermo Laso, quien decidió aplastar el botón nuclear, el último recurso, la muerte cruzada, ante la imposibilidad de gobernar el país.
Noboa decidió presentarse de nuevo, por lo que ha sido presidente y candidato, incluso con la peculiaridad de que no pidió licencia para el mes de campaña, sino solo los fines de semana, encargando en esos días la presidencia a una señora a la que nombró vicepresidenta por decreto, medida declarada inconstitucional por la Corte Constitucional, en una decisión tardía que viene a decir “Por diosito, no lo volverá a hacer”.
Mientras tanto, quien en 2023 fue elegida en fórmula con él, Verónica Abad, ha quedado desplazada y ha fracasado en todos sus intentos por ejercer su cargo. Pero Abad es un fracaso también de Noboa, un recuerdo constante de su error de juicio al escoger a su más importante colaboradora.
¿Cómo enfrentará la ciudadanía el voto del domingo? Los sondeos de opinión, tanto encuestas como grupos focales, muestran que más de 80%, más de cuatro de cada cinco ecuatorianos, desea que la elección presidencial se resuelva en una sola vuelta.
Hay un cansancio de la política (y de los políticos) y, sobre todo, un deseo de superar de una vez la paralización de la economía que produce cada elección, pues todas las decisiones (grandes, como comprar una casa, vender un auto, emprender un negocio, para la clase pudiente, o pequeñas, como comprar un electrodoméstico, para los de recursos medios y bajos) quedan en pausa “hasta ver qué pasa”.
Tres empresarios distintos con los que, por diversas circunstancias, he hablado en los últimos días, me han manifestado su deseo ferviente de que el país deje atrás las elecciones y se enrumbe con seriedad, que fluya la inversión privada, que se reactive la economía hoy estancada y se pueda combatir la pobreza y el desempleo.
Ese deseo es seguramente una de las causas de la extrema polarización del actual proceso eleccionario, en el que las dos primeras opciones atraerán sobre 85% de los votos, mientras que los restantes 14 candidatos no captarán, sumados, más allá de 13% de las papeletas.
Nada hace prever que esa polarización haya desaparecido en esta semana en que no se publicaron encuestas y, al contrario, según lo que se sabe, esa será una de las características de la votación del domingo.
¿Será Noboa elegido en una sola vuelta? Unas encuestadoras poco creíbles también daban opción a la candidata del correísmo, Luisa González, pero es difícil que aquello suceda. Si acaso, González pasará como segunda a la segunda vuelta, lo que, de por sí, sería una derrota para el correísmo que desde hace 15 años viene quedando primero en todas las primeras vueltas.
Para ser elegido en la primera vuelta, según reza el artículo 143 de la Constitución, se requiere mayoría absoluta de los votos válidos o que el binomio que consiguió el primer lugar obtenga al menos 40% de los votos válidos y una diferencia mayor a diez puntos porcentuales sobre el binomio que quedó segundo.
Las encuestas mostraban hasta que se publicaron que el binomio Noboa-Pinto se acercaba a las dos opciones, pues se hallaba sobre 47% de votos válidos, y ampliaba de a poco su diferencia al subir décimas diarias, mientras el binomio González-Borja las perdía.
Hay otro ámbito en que Noboa gana abrumadoramente, y es en las interacciones en redes sociales, Según la consultora de comunicación política Péndulo Estratégico, la audiencia de Noboa en redes (las veces que fueron vistas sus publicaciones en todas las redes sociales), asciende a 868,8 millones, mientras que la de González llega a 404 millones. A su vez, la suma de interacciones positivas de Noboa fue de 25,2 millones y la de González 10,4 millones (Boletín número 25, febrero 2025), es decir, una paliza, más del doble en los dos parámetros.
Esto, por supuesto, se debe al éxito de Noboa en redes, especialmente con videos cortos y divertidos, que ya le sirvieron en la campaña de 2023. Y, a su vez, subraya lo gris de la campaña de González y la tal Revolución Ciudadana, con sus mensajes manidos y caducos, bastante cargosos para los jóvenes de hoy.
La consultora también mide las veces que aparecen las palabras en la interacción de las redes, con lo que conforma lo que se llama una nube de palabras. En la de Noboa, destaca el posicionamiento de su imagen internacional, con la aparición prominente de las palabras Donald Trump (a cuya posesión asistió) y Edmundo González (a quien recibió en el Palacio de Gobierno).
En la nube de palabras de González, están presentes los nombres de Jorge Glas, Rafael Correa y Nicolás Maduro, que representan, dice la consultora, “los temas difíciles sobre los que no ha dado respuestas claras”, y que, añado yo, tienen pésima imagen y se convierten en un lastre para la candidata.
Es que, según se ha medido (no por Péndulo sino por otras encuestadoras), más de 80 % de los ecuatorianos ven mal o muy mal a Maduro. Muy altos negativos tiene también Glas. Y aunque Correa suele alcanzar alrededor de 30 puntos porcentuales sumando aquellos que lo ven bien y muy bien, también tiene cerca de 30% de mal y muy mal.
Esto y la agresividad y talante agrio de su mandamás es parte de esa minga en que, felizmente, se ha empeñado el correísmo a lo largo de los años y, en especial, en cada elección, reforzando sus negativos y colocándose un dogal que lo hala para abajo o, como dicen los encuestadores, construye un techo de hormigón armado que no puede perforar. El dogmatismo y ceguera ideológica del movimiento se ejemplifican en su adhesión a estos personajes detestables y detestados.
Lo que vislumbro es que la así llamada Revolución Ciudadana está en vísperas de la peor derrota de su historia, lo cual será un alivio para el Ecuador.
La semana pasada me referí a lo que sucederá en la Asamblea: dos bloques grandes y muy pocos legisladores de otros partidos, pues algunos de estos sacarán apenas uno o dos, y eso si los sacan.
En ese ámbito se puede predecir, y me duele, pero ha hecho todos los esfuerzos para que ello suceda, el derrumbe de la Izquierda Democrática. Otrora el partido más grande del Ecuador, que llegó a tener 500.000 afiliados empadronados, es el único en la historia que realizó elecciones primarias con padrones, cuando Rodrigo Borja le ganó a Raúl Baca, y luego llevó a aquel al triunfo en primera y segunda vuelta en 1988, haciendo un gobierno reconocidamente honesto y eficaz, del que este articulista se honró en formar parte.
La ID también fue la que llevó a notables personajes a los gobiernos locales de todo el país, entre ellos a Paco Moncayo a la alcaldía de Quito en 2000 con un amplio respaldo en el Concejo Metropolitano, al que este columnista también fue caudalosamente elegido. Una década que marcó para siempre la historia de la capital por la amplitud y profundidad de su labor, lamentablemente demolida, en parte, por el alcalde correísta que le siguió.
A su vez, la ID cayó en manos de aventureros de la política, que le hicieron desaparecer. Revivió con un esfuerzo colectivo de sus militantes, pero ha sido mal conducida, tan mal que, por conflictos internos, no presentó candidatos en la elección de 2023 y en la actual es como si no los tuviera, pues no sé qué mosca les picó y fueron a buscar a un correísta confeso, que les ha conducido directo al hoyo.
No les va a ir mejor a otros partidos. Construye, que tiene de candidato a uno de los más preparados políticos guayaquileños de la nueva generación, Henry Cucalón, y que tuvo alta votación y un grupo grande de asambleístas en 2023, debido a la candidatura de Fernando Villavicencio y como consecuencia de su vil asesinato, esta vez solo obtendrá uno o dos asambleístas.
Podría seguir con la enumeración, pero es cansino y están a la vista las ridiculeces con las que los candidatos de toda laya quieren atraer el voto: desde afiches por “El de las cejas” hasta la propuesta fascista de enviar al cementerio a los criminales, lo que es una apología del delito, pues en el Ecuador no existe la pena de muerte.
Dejando eso atrás, levantemos la vista. Fijémonos en el día y el año siguiente a las elecciones, porque la coyuntura del Ecuador es crítica.
Cuando pasen las votaciones, con el considerable capital político conseguido y un grupo muy grande de asambleístas, aunque tal vez no mayoritario, el mandatario no tendrá más pretextos y deberá enfocarse en serio y sin demagogia en el combate a la inseguridad y la creación de empleo.
En lo primero, es esencial romper el vínculo del crimen organizado con la justicia y la penetración en las fuerzas del orden. Debe combatir el lavado de dinero y las redes de delitos conexos que permiten al crimen organizado financiarse (minería ilegal, tráfico de personas, tráfico de armas). Enfocarse en el control de todos los puertos, privados y públicos, con la mejor tecnología disponible, a la vez que cortar el ingreso de la droga por las fronteras.
El asunto es urgente, pues 2024 fue tan violento como 2023 e, incluso, enero de este año 2025, quedó marcado a fuego por el récord histórico de muertes violentas en un mes de enero, lo que muestra que la estrategia del conflicto armado interno no está dando resultado. Deprimente comprobación que se da también en la multiplicación de otros delitos como los secuestros, la extorsión y las vacunas.
No debe olvidar el Gobierno que también es urgente prevenir las otras formas de violencia: los femicidios, la violencia intrafamiliar, los suicidios.
La creación de empleo es la otra deuda pendiente del gobierno de Noboa. Siete de cada diez ecuatorianos no tienen empleo, mientras, como tituló PRIMICIAS, “El empleo informal en el Ecuador alcanza la tasa más alta en 17 años”.
A su vez, la pobreza creció en el último año, ubicándose la tasa de pobreza por ingresos en diciembre de 2024 en 28%, la más alta desde junio de 2021, cuando Ecuador atravesaba la emergencia sanitaria de la covid-19 y la pobreza era de 32%.
Por su parte, la pobreza extrema llegó al 12,7% en diciembre de 2024, frente al 9,8% de diciembre de 2023. Una situación que hay que superar porque se acerca al cataclismo.
No son retos fáciles, ¡qué van a ser! Es un desafío gigantesco el que tiene por delante Daniel Noboa, quien probablemente resulte triunfador en el voto popular este domingo.