Tablilla de cera
Noboa suelta una bomba en un mini flash informativo
Escritor, periodista y editor; académico de la Lengua y de la Historia; politico y profesor universitario. Fue vicealcalde de Quito y embajador en Colombia.
Actualizada:
Cuando anunciaron la cadena, la optimista Tere supuso que serían unos 5 minutos, el pesimista Simón dijo a lo mucho 2. Ambos pecaron de exagerados, aunque no empeñaron sus esperanzas en el contenido.
A la hora señalada, el lunes 14 de octubre, el presidente Daniel Noboa habló exactamente 1’35’’, sí, un minuto 35 segundos. “Eso no puede llamarse cadena nacional; a lo mucho flash informativo”, comentó una periodista en otro lugar de la ciudad, que sí tenía luz.
El presidente Noboa no habló, no, de los larguísimos apagones que atormentan al país. En esos escasísimos 95 segundos, soltó una bomba que cambia la historia del país: anunció como un hecho cierto que en el territorio nacional existen 2.000 hectáreas de plantaciones de coca, en especial en la frontera con Colombia.
Pero, si uno accede al informe íntegro sobre el que se basó el primer mandatario, se encuentra enseguida con esta advertencia: “Es importante señalar que, dado que este documento tiene un carácter exploratorio, se recomienda realizar una investigación de campo en las áreas identificadas para corroborar la información obtenida a partir del análisis satelital”.
O sea que es información no corroborada, y el impetuoso presidente corrió a contarle al país algo que cambia su ubicación en el concierto internacional: de país de tránsito de la droga a productor importante de la misma, cosa que no ha sido nunca.
Y quien dude de que se trata de una mera hipótesis, puede ir al documento. Lo encuentra como anexo a la nota que la periodista Yalilé Loaiza publicó en el portal Infobae el martes por la mañana.
Y allí encontrará que no se trata de una información de campo, sino de una hipótesis. Una hipótesis sorprendente porque realiza una inferencia bien forzada: lo que el estudio indica es que “entre enero y marzo de 2024, se evidenció la presencia entre dos y 17 hectáreas de hoja de coca en las provincias de Carchi, Esmeraldas y Sucumbíos”, lo que representaría, según el informe, “cerca de 2.000 hectáreas de cultivos ilícitos en Ecuador”.
¿De dónde se saca esa cifra? ¿Qué parámetros le permiten a la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley, del Departamento de Estado de EE. UU., pasar de la existencia de 2 ha a la hipótesis de 2.000 ha? No se explica en parte alguna.
Pero hay más inferencias descomunales. Según el documento, “se estima que Ecuador podría producir 61.5 toneladas anuales de clorhidrato de cocaína en su frontera norte”. Es decir, si hubiera las 2.000 ha, podría producir 61.5 toneladas de clorhidrato, monto que, según dice el documento, se basa en los promedios de producción de Colombia.
Todos son supuestos, que deben tomarse con toda seriedad, sí, pero como lo que son: supuestos no comprobados en terreno.
Sobre todo, porque el propio documento pide al Ecuador que realice un Informe de Monitoreo de Cultivos Ilícitos con comprobaciones sobre el terreno, documento que no ha elaborado últimamente.
Siempre se ha sabido que del lado ecuatoriano de la frontera puede haber pequeñas plantaciones (esas 2 a 17 ha señaladas por el documento) pero, una y otra vez, se ha comprobado no hay grandes cultivos en el Ecuador, y que aquellos están del lado colombiano de la frontera.
Ecuador no es Colombia: Ecuador tiene fuerzas militares y autoridades civiles, población económicamente activa y comunicaciones a lo largo de toda su frontera, al contrario del país vecino que tiene estacionadas fuerzas militares a 25 km o más de la frontera con el Ecuador, cuando las tiene, y no ejerce presencia activa del Estado en miles de miles de hectáreas de sus departamentos fronterizos.
Por eso allí hay plantaciones de coca. Del lado ecuatoriano se hubiera sabido hace mucho si es que hubiera plantaciones en la escala que supone este peregrino documento de EE. UU.
Militares en servicio pasivo a los que he consultado, como lo han hecho otros periodistas, aseveran que mientras no se encuentren físicamente las plantaciones, esto no pasa de ser un dato hipotético.
Claro que 2.000 ha son pocas comparadas con las 230.000 ha de cultivos ilícitos que tiene Colombia y las 92.000 ha del Perú, pero aun así es una mancha para el Ecuador y una confesión indirecta de la propia inactividad del Estado ecuatoriano en el control de su territorio.
Como gran cosa, el presidente Noboa aseguró también que a través de los satélites se ha logrado obtener “información de zonas de minería ilegal cerca de la frontera con alta contaminación de mercurio”.
Noticia. Esto era archisabido, y más bien es asombroso que hoy se diga que es el satélite el que nos lo revela.
En todo caso, en mi humilde criterio, es irresponsable tomar una hipótesis como un hecho y que sea el propio presidente de la República el que anuncie al mundo entero, en una comparecencia más corta que un suspiro, sin fuerza ni contexto, algo tan grave como que Ecuador es un gran productor de cocaína, cuando el hecho está lejos de ser comprobado.
Otra irresponsabilidad es asegurar que, según estimaciones de expertos, esas plantaciones habrían sido sembradas desde hace aproximadamente tres años, es decir cuando gobernaba el país Guillermo Lasso (2021-2023). ¿Cómo se puede asegurar la fecha aproximada en que fueron sembradas las matas de coca si no se ha verificado que sea cierto que existan?
¿Dónde está la evidencia del tamaño de las plantas? ¿Quiénes son los “expertos”? ¿Algún botánico?, ¿algún agrónomo?
En el documento gringo no hay base para decir que sean dos, tres o más años. Respecto del marco temporal, lo que dice es, repito, que: “En el primer semestre de 2024, se evidenció la presencia entre dos y 17 hectáreas de hoja de coca en las provincias de Carchi, Esmeraldas y Sucumbíos, que representan cerca de 2.000 hectáreas de cultivos ilícitos en Ecuador”.
Entonces, con tan poca evidencia circunstancial, lo que cabe preguntarse es ¿por qué Noboa hace esos anuncios ahora, poniendo sobre el Ecuador esta absurda etiqueta de gran productor de droga, con el daño que esto hace al país?
Me parece que solo existen tres posibles razones:
Porque cree que le sirve electoralmente.
Porque cree que el anuncio es un perfecto distractor de los apagones.
Porque podría estar adelantándose a algo que tal vez sabe: que el Departamento de Estado de EE. UU. va a declarar al Ecuador como “gran productor de drogas ilícitas” (según sus parámetros, gran productor es el país en el que hay más de mil hectáreas de plantaciones de coca)
Examinemos brevemente cada una de las tres posibles razones. En la microcadena o flash informativo presidencial, Noboa se dio modos para retocar su imagen de hombre decidido, que es a lo que apunta como principal réclame en la campaña presidencial.
“Un mensaje para todos los grupos narcoterroristas: no nos vamos a hacer de la vista gorda, el pasado les abrió las puertas para que nos convirtamos en un país productor, hoy estamos encargándonos de cerrarlas. Vamos por su financiamiento”, señaló.
Eso del pasado es una cantaleta que ya no hace mella, pero allí se presenta él como gran salvador de la patria.
“Este es un recordatorio (para los grupos narcoterroristas), que por más que lo intenten, este ya no es su país; y a los ecuatorianos aquí estoy”. ¡Aquí estoy! Eso nos recuerda a algún personaje como, ¿cómo quién? ¿Cómo el Chapulín colorado?
“Quiero dirigirme a los grupos narcoterroristas en este momento: este es un recordatorio de que por más que lo intenten este ya no es su país".
Jamás lo fue, señor presidente. Jamás lo fue. Su mensaje está equivocado. Este es el país de los ecuatorianos, cuyos mejores hombres y mujeres siempre han luchado contra el crimen. Las bandas tuvieron sus aliados, abundantes y poderosos, pero no es verdad que hayan sido dueños del país.
Y mucho menos que usted ya nos haya salvado de los narcoterroristas. Vemos que siguen las masacres. En Durán, en Samborondón, incluso en Quito. No cante victoria aún.
En su pose electoral, Noboa apeló a lo heroico y se presentó como “un presidente determinado que no dudará un segundo en arriesgar su vida por el futuro de sus hijos. Que estas sean las últimas facturas y los últimos daños que deje el viejo Ecuador”, finalizó.
En resumen, a un anuncio tan grave Noboa le dio un evidente giro electoralista, lo que le hizo perder fuerza y credibilidad tanto al anuncio como a su mensaje campañero.
La segunda posible razón del anuncio presidencial, su efecto distractor, fue explicada por Plan V como un pretendido juego de cajas chinas, “es decir: que un hecho mediático encierre a otro y termine anulándolo en la conversación pública”.
En efecto, cuando el país está pendiente de las soluciones sobre la crisis eléctrica y quisiera oír la palabra, la orientación, el proyecto del presidente de la República sobre eso, un anuncio sobre 2.000 ha de coca deja descolocada a la gran mayoría.
“Sin duda, un dato relevante, pero con pésima puntería en cuanto a timing político”, añade Plan V, que hace un breve repaso del efecto en las redes sociales, donde la atención “a los mensajes del presidente, en horario nocturno, cayó a un millón de vistas, cuando en esta franja, en promedio, es de 4,3 millones de vistas”. Añade que “en el ámbito de las relaciones entre cibernautas, la etiqueta #CadenaNacional no eclipsó a la marea de conversaciones sobre #Apagones”.
¿Podría ser válida la tercera razón de que el Ecuador vaya a ser designado por EE. UU. como gran país productor de drogas?
Me parece muy improbable. El Ecuador ha venido dando ejemplos de su actividad firme y sincera en la lucha contra las drogas, y hoy es el tercer país en el mundo que más droga decomisa —solo por detrás de Colombia y Estados Unidos—, incautando al año 200 toneladas de estupefacientes en promedio en los tres últimos años, mientras que este año ya ha superado esta cifra, con un volumen 25 % superior al de 2023.
A la vez, aunque ya hay una amplia contaminación del narco en la policía, las fuerzas armadas y la justicia, sigue luchando (y entregando mártires, como los directores de la cárceles, de los que nadie vuelve a acordarse) por depurarlas.
Además, EE. UU. no va a hacerle al país esa jugarreta cuando está sumido en una fuerte recesión económica agravada por la carencia de energía eléctrica con apagones de diez horas diarias, lo que ahondará brutalmente esa crisis, pues la producción va a caer a niveles no vistos desde la pandemia.