Tablilla de cera
Villavicencio aún les produce miedo
Escritor, periodista y editor; académico de la Lengua y de la Historia; politico y profesor universitario. Fue vicealcalde de Quito y embajador en Colombia.
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Ese personaje mediocre y retorcido que es el presidente de la Asamblea, Henry Kronfle, dice que quienes se burlan de la declaratoria del 'Día nacional del Gamer' lo hacen por mala fe o por ignorancia.
No, señor Kronfle, no sé quiénes se habrán burlado, pero en mi caso, yo me burlo y hago mofa y befa de lo vacía que es su cabeza y lo pequeño que es su corazón, y lo hago por indignación y por decencia.
Porque usted, que saca pecho por esta ridícula declaratoria, cinco días antes prefirió cobardemente abstenerse cuando se planteó la moción de rendir homenaje al periodista y político Fernando Villavicencio al cumplirse el primer año de su vil asesinato.
Es decir, el 13 de agosto, como dice la crónica de PRIMICIAS, la Asamblea Nacional discutió a primera hora y sin dilataciones (dilaciones) la declaratoria del 'Día Nacional del Gamer y de las Industrias de los Videojuegos y los Deportes Electrónicos como primer paso para la Ley de Economía Naranja'.
Pero el jueves 8 de agosto, usted, señor Kronfle, se puso como bastonera al frente de toda su bancada nebotcista, de la de la Revolución Ciudadana, tan ñaña de ustedes, y de la de Pachakutik, tan enemiga de la decencia, para hundir la moción de la asambleísta independiente María Teresa Pasquel de que se rindiera el homenaje a Villavicencio.
Allí está el retrato de la vergonzosa y podrida Asamblea Nacional que usted dirige: aprueba el tal Día del Gamer con una votación de 70 a favor, 11 en contra y 33 abstenciones, mientras rechaza el homenaje a Fernando Villavicencio con 73 abstenciones (suya y de sus amiguetes), mientras solo 55 asambleístas votaron a favor de un acto de justicia.
Además, y no encuentro explicación, un absurdo voto en contra, de una asambleísta de Pachakutik, la gritona abogada indígena Cecilia Baltazar.
Al negarse a rendir homenaje a Villavicencio, usted y los suyos, Correa y los suyos, y los de Pachakutik dejaron el disimulo y dijeron de verdad lo que son: cómplices de las mafias.
Villavicencio los denunció. No le aguantaron en vida y aún hoy, tras un año de muerto, les produce miedo.
Él, sin pelos en la lengua, incluyó a miembros de su bancada entre aquellos que estaban complotados para asesinarle. Eran cinco: Ronny Aleaga, Roberto Cuero, Ronal González, Pablo Muentes y Walter Gómez. Y Villavicencio lo sabía y lo denunció.
Y los dos partidos a los que pertenecen estos sujetos (sí, el suyo, señor Kronfle, y el de Correa) no solo que no hicieron nada para apartarlos de la curul y del partido, sino que los protegieron. Y llegó el día 9 de agosto y lo asesinaron.
El PSC, en el supuesto no consentido de que fuera un partido decente, habría aprovechado esta oportunidad, tal vez no para sumarse al homenaje y reivindicarse, que es mucho pedir, pero al menos para dar paso al acto y aguantarlo con sonrisa de hornado.
Pero qué va, les tiemblan las canillas. Solo de imaginarse que haya una placa en el vestíbulo de entrada al recinto les da churretes.
Temen que, desde la placa, cada que pasen a una sesión, Villavicencio le susurrará a cada uno: ¡Mentecato!, ¡Cómplice de la narcopolítica!, ¡Corrupto!
Así que el 8 de agosto ya dejaron el disimulo, se les cayó la última careta, se mostraron tal como son: partidos penetrados por los narcos, quienes, igual que los jueces de pacotilla que compran, los generales de policía que corrompen, poseen legisladores y “operadores políticos” que les hacen los mandados.
Y ya le oí, señor Kronfle decir que "los gamers son una industria enorme en el mundo" y que siete millones de ecuatorianos juegan a videojuegos. Yo no tengo nada contra los gamers ni contra la industria de videojuegos, igual que no tengo nada contra los bizcochos, pero me parece muy vergonzoso, más todavía, indignante, que la Asamblea Nacional del Ecuador se preste a estas ridiculeces.
Ya cualquier cosa es posible. Si dieciocho millones de ecuatorianos usan papel higiénico, ustedes ya mismo declaran el 'Día del Papel Higiénico'.
Y no se asombren, porque como razonaría Kronfle, “para 2024 se proyecta” el uso abundante del papel y “si se hacen los cálculos sobre recaudación tributaria” y los millones que produce tan indispensables rollos, se justificaría la declaratoria.
Y ¿saben qué? Esto del 'Día del Gamer' no es más que un brindis al sol. Porque los asambleístas son tan redomadamente vagos que no han dictado la Ley de la Economía Naranja, que apoye a los creadores de contenido que están detrás del desarrollo de los videojuegos. Una ley que —de verdad, no con blablá—, proteja su creatividad, otorgue incentivos tributarios, permita el desarrollo de la industria y fomente la exportación de sus productos.
Por cierto, la economía naranja, término que me parece se originó en la Unesco, no se refiere solo a los videojuegos, sino a toda la economía creativa y cultural, es decir, la que tiene como insumos principales el talento y la creatividad.
Por tanto, incluye las industrias creativas como el cine, la música, la arquitectura, el diseño, pero también los festivales, los carnavales, los libros, los servicios de información, el software, el desarrollo de tecnología aplicada y la publicidad, entre otras, y no solo los videojuegos.
Y todas esas industrias creativas requieren un marco legal que las proteja y promueva.
Pero eso, trabajar, legislar, no les interesa ni al PSC ni a la RC ni a PK. Les basta con declarar “el día nacional de…” y ya creen que han puesto una pica en Flandes.
La memoria de Fernando Villavicencio, cuya muerte nos sumió en la pena y la desesperación, porque fue la clara muestra de que las mafias de la narcopolítica no estaban dispuestas a permitir que nadie se les oponga en su plan de apoderarse del país, no requiere de homenajes de la Asamblea.
Su memoria vive en el corazón de todos los ecuatorianos decentes. De los que aún quedan.
Y es la certera aguja que señala, cual dedo acusador, que quienes se oponen a honrarla están del lado de la indecencia, la corrupción y el engaño.