Contrapunto
El italiano Lully rompió la tradición y consolidó la ópera francesa
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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Se decía que los franceses estaban hartos de la ópera italiana y querían dar forma a una auténtica y exclusiva obra escénica nacional; lo intentaron durante mucho tiempo, pero nunca imaginaron que precisamente fuera un italiano el que llegaría a crear la 'tragédie lyrique'.
Jean-Baptiste Lully (1632-1687) nació en Florencia, Italia, y llegó a Francia cuando había cumplido 11 años; poco después se naturalizó francés, incluso renunció a su nombre original: Giovanni Batista Lulli, que con el tiempo se transformaría en un Monsieur, dicen los biógrafos.
El nacimiento de la ópera francesa se produce al mismo tiempo que el barroco alcanzaba su plenitud, entre los años 1500 y 1600. Hacia 1571 aparece una colección para canto y laúd que se lo conoció como 'air de cour' (aria de corte), explica la musicóloga Pola Suárez.
Los temas abarcaban desde el amor hasta canciones para beber y bailar; a veces sobre textos de grandes poetas con el acompañamiento del laúd, un antiguo instrumento musical de cuerdas similar a la bandurria, de caja más grande y sonido menos agudo.
Durante la época de Luis XIII, que además era un músico dedicado, comenzaron a representarse con fuerzas las óperas italianas en los escenarios franceses.
La “invasión”, dice Pola Suárez, produjo airadas reacciones y un vehemente rechazo a todo lo italiano en favor de otro que fuera netamente francés; en ese panorama es que surge el nombre de Lully, que ya era capaz de disimular su origen italiano.
A los 20 años, después de trabajar con varios maestros de capilla y organistas, a Lully le sonríe la fortuna a partir del día en el que danza ante Luis XIV, quien quedó impresionado por su talento, dice la misma fuente.
Lo nombran compositor de la música instrumental del rey y, a tono con el gusto francés introduce en obras de otros autores que pasan por la corte algunos fragmentos para ser danzados. Con picardía, dice la musicóloga, en poco tiempo se convierte en el más francés de los franceses.
“El incomparable Monsieur de Lully ha ganado la partida”, explica Pola Suárez.
Fundó la orquesta ‘Les 24 violons du Rey’, integrada por 24 violines y se ocupó de organizar y componer la música de los ballets de la corte en los que el propio Luis XIV tomaba parte como bailarín, explica Roger Alier en Guía universal de la ópera, Ediciones Robinbook, Barcelona 2007.
Esta misma fuente narra que “abierto al mundo del teatro francés colaboró con Moliére” en varias obras escénicas.
Los músicos franceses Robert Cambert y Pierre Perrin montaron espectáculos en la Academie Royale de Musique, pero fracasaron económicamente y terminaron en la cárcel. Lully se encargó de la Academie, que bajo su mando se convirtió en la Ópera de París.
Desde 1673, cada año escribió una ópera para ese teatro, casi todas con textos de Jean Philippe Quinault.
Escribe Alier: “El modelo de ópera creado por Lully se apartaba radicalmente del tipo italiano que en París no gustaba por cuestiones de idioma, por el hecho de usar castrati, por la longitud de las arias y por la falta de números de danza”.
Todo fue superado por el florentino que adoptó formas que agradaban más en Francia, tal como el recitativo atento a la prosodia francesa, arias más breves, presencia más nutrida de la orquesta y episodios corales, de ballet y despliegue escenográfico.
Sabía el compositor que los cantantes de la naciente Ópera de París nunca dominarían las técnicas del canto italiano, por eso el nivel vocal de las óperas francesas nunca fue sobresaliente.
Los viajeros europeos que pasaban por París elogiaban los espectáculos desde el punto de vista visual y del ballet, pero encontraban de muy baja calidad el canto de los franceses, coinciden los historiadores.
La producción anual de Lully continuó por muchos años en Versalles y también en París.
En Versalles Lully era el responsable de las solemnidades religiosas. En una ocasión, se dice en las biografías, se dirigió a los músicos con su gran bastón de mando, que era el que se usaba antes de la batuta.
Con ese bastón se golpeaba rítmicamente el piso del escenario, pero calculó mal y se lo incrustó en un pie; la evolución de la herida se convirtió en gangrena, eso apuró la muerte del músico nacido en Florencia y fallecido en París.
Cuando muere, en 1687, el género de la ópera francesa queda definitivamente constituido, tras lo cual, explica Pola Suárez, el equilibrio de su 'tragédie lyrique' se quiebra en favor de la ópera-ballet a cargo de músicos de escaso talento.
Hasta que aparece en el ámbito musical Jean-Philippe Rameau (1683-1764), compositor, clavecinista, y teórico musical francés, a quien le dedicaremos un próximo artículo.
Nota: En este link de Youtube se puede escuchar Alceste, una de las óperas más importantes de Lully, contiene un prólogo y cinco actos. Es una tragedia sobre Eurípides, que se estrenó en la Ópera de París el 19 de enero de 1674. No debe confundirse con Alcestes, de Christoph Willibald Gluck, una obra lírica en tres actos.