Contrapunto
Franz Liszt se adelantó a Schoenberg en la música atonal
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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Para la mayoría de los historiadores y musicólogos el austriaco Arnold Schoenberg fue el principal autor del rompimiento de la tonalidad musical; sin embargo, hay un error, porque dos décadas antes de que se acabe el siglo XIX el húngaro Franz Liszt ya había incursionado en la atonalidad.
Creador de la Segunda Escuela de Viena junto con Berg y Webern y de la música dodecafónica (doce sonidos) resulta que mucho antes el pianista y compositor húngaro ya había creado dos obras para piano en las que se puede apreciar claramente esa ruptura.
La primera se titula 'Nuages Gris' (Nubes Grises), compuesta en 1881 y la otra es 'Bagatelle sans tonalité' (Bagatela sin tonalidad), tocada por primera vez en 1885, que rompe con las convenciones tonales tradicionales.
La pianista y musicóloga Raquel Aller aclara que Nuages Gris no es aún una obra atonal, sino una de las primeras que rompe los límites de la tonalidad al eludir algunas de sus principales convenciones.
Si bien, dice, tiene algunas alusiones tonales (por eso está en un hipotético sol menor), “el proceso de ruptura del que participa esta obra abrirá las puertas a nuevas formas de utilización de la tonalidad, que podemos llamar tonalidad extendida”.
Esto último será completamente renegado por compositores convencidos de la atonalidad como ocurrió con Schoenberg, en 1921, afirma la musicóloga Aller.
En realidad, la obra que no merece ninguna duda de que Liszt se adelantó a Schoenberg fue su 'Bagatelle sans tonalité', tal como anota el prestigioso musicólogo Alex Ross en 'El ruido eterno', Editorial Seix Barral, Barcelona 2007.
Schoenberg, anota Ross, no fue el primer compositor que escribió música atonal, si definimos tal cosa como “la música que queda fuera del sistema de tonalidades mayores y menores”.
Luego define que “ese honor pertenece probablemente a Franz Liszt, en un principio un virtuoso del piano romántico, en sus últimos años un devoto y místico católico”.
En la Bagatelle sans tonalité Liszt suelta las amarras del concepto de tonalidad; hasta entonces la música del compositor húngaro giraba en torno a sus rapsodias y obras para piano que estaban a tono con el romanticismo, que tuvo su esplendor durante el siglo XIX.
En todo caso la diferencia de esta única obra atonal de Liszt difiere bastante de las de Schoenberg, las de Berg y de Webern, que siguieron a rajatabla las ideas del músico austriaco.
La Bagatelle fue escrita en forma de vals y se la encasilla entre los mayores experimentos de Liszt durante su avanzada edad, algo también considerado como el mérito de un músico por evolucionar hacia nuevas formas musicales.
Pese a que en la obra de Schoenberg nunca se menciona a Liszt, según los historiadores en su última etapa previó lo que sería la música del futuro, estaba dispuesto a abrir nuevos caminos a la música.
Y no solo eso, también escribió el tratado ‘Apuntes para una armonía del futuro’, que desgraciadamente se perdió, según afirma Raquel Aller.
En Nuages Gris, se insiste, el músico rompe con el sistema tonal, que se basa en una escala mayor y una menor. Si esta obra tuviera una tonalidad sería la de sol menor, explica Aller. Pero la obra comienza con una escala magiar húngara.
El mismo Álex Ross sostiene que esas ideas rupturistas no solo estaban en la cabeza de Liszt, sino también en los compositores rusos y en los músicos franceses.
Según Britannica, Liszt fue un virtuoso del piano, entre sus numerosas composiciones destacan sus 12 poemas sinfónicos, dos conciertos para piano (completados), varias obras corales sacras y una gran variedad de piezas para piano solo.
Sus obras postreras, según Britannica, anticipan el estilo armónico de Claude Debussy y su obra Bagatelle sans tonalité se anticipa a Béla Bartók e incluso a Arnold Schoenberg.
El músico húngaro finalmente contribuyó a la ruptura de la tonalidad y se anticipó a la música atonal del siglo XX, además de haber inventado el poema sinfónico, coinciden los historiadores.
Britannica cita a la princesa Sayn-Wittgenstein: “Liszt ha arrojado su lanza lejos, hacia el futuro".