Contrapunto
Dvorak y Elgar crearon los mejores conciertos para violonchelo
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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En los últimos meses, este segmento musical denominado 'Contrapunto' incursionó en las óperas más representadas -serias y jocosas- pero sobre todo muy diversas, alejadas de las tradicionales de Wagner, Verdi o Mozart; ahora la idea es abordar el ámbito de los conciertos.
En los últimos tres siglos, desde Bach, pasando por los más importantes períodos musicales se crearon diversas obras líricas, sinfonías monumentales, como por ejemplo la famosa opus 125 de Beethoven o la Fantástica de Berlioz, las de Mahler, que revolucionaron el género sinfónico.
Adicional a toda esa creación los compositores se tomaron su tiempo para componer conciertos para diversos instrumentos; tal vez los más numerosos fueron los de piano: 27 de Mozart, cinco de Beethoven o los cuatro de Schubert.
En el caso de los conciertos para violín necesariamente hay que mirar hacia el barroco con Vivaldi y una producción de 24 conciertos, Bach con seis. Posteriormente Mozart compuso cinco; reconocidos compositores como Beethoven y Brahms apenas uno.
Mozart también aparece con una enorme creación de conciertos para diversos instrumentos, por ejemplo, clarinete, oboe, trompa, fagot, incluso arpa y flauta.
En este artículo nos concentraremos en un instrumento de cuerdas, el violonchelo o chelo, elaborado y perfeccionado por Andrea Amati (1505-1577) , un luthier italiano que se había anticipado al famoso Antonio Stradivari (1644-1737), fabricante de valiosos y exclusivos violines.
Dentro de la orquesta el violonchelo cumple un papel lírico, en algunos casos, en otros es un instrumento acompañante que está ligado a las voces bajas de la orquesta; a partir de la música romántica es un instrumento contrapuntístico de los violines, así lo explica el violonchelista de la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador, Pablo Reece.
A veces, indica el músico, está ligado a sonidos más bajos como el fagot o en algunos casos a la viola, “sería el contralto de la orquesta”, señala. El timbre de los chelos es más penetrante y produce un sonido muy cálido. En la ópera del bel canto se constatan ciertos momentos con la voz del violonchelo; en el trasfondo musical del aria siempre está presente, comenta Reece con su experiencia de tres décadas como músico de la Sinfónica Nacional.
“Sin duda el concierto en si menor de Dvorak es la obra icónica donde hay mayor demanda para el violonchelo. Yo diría que el desafío es que ese concierto lo toque un violonchelista top que compita con la orquesta, no hablo tanto por el volumen interpretativo del violonchelo, sino por el sonido que produce el instrumento. Dvorak logró con genialidad equilibrar el volumen de la orquesta utilizando una instrumentación súper adecuada durante la actuación del solista, además de grandes requerimientos técnicos”, razona Reece.
Como instrumento solo, no fueron muchos los conciertos para violonchelo, pero sí hay que destacar algunas creaciones en las que se acompaña con el violín, como por ejemplo el Doble concierto para violín y violonchelo en la menor, opus 102 de Brahms, o el Triple concierto para piano, violín y violonchelo en do mayor, opus 56 de Beethoven.
Johann Sebastian Bach escribió centenares de misas, motetes, oratorios, obras para órgano; también compuso una suite, la número 1 en sol mayor para violonchelo o la número 3 en do mayor, infaltables en un repertorio barroco.
Para violonchelo solo se escribió un repertorio de una virtuosidad asombrosa; son famosos los de Antonín Dvorak y el de Edward Elgar, que tienen el récord de que son los más interpretados en los principales escenarios mundiales de la música.
Comencemos por destacar los que a criterio de los melómanos y por qué no decirlo, de los musicólogos y críticos de la música son los más interpretados:
- Edward Elgar: Concierto para violonchelo y orquesta en mi menor, opus 85.
- Antonin Dvorak: Concierto para violonchelo y orquesta en si menor, opus 104.
Otros famosos conciertos para violonchelo y orquesta:
Joseph Haydn
Concierto para violonchelo y orquesta número 1 en do mayor.
Robert Schumann
Concierto para violonchelo y orquesta en la menor, opus 129.
Bohuslav Martinů
Concierto para violonchelo y orquesta número 1 en re mayor.
Dmitri Shostakóvich
Concierto para violonchelo y orquesta número 2 en sol mayor, opus 126.
El músico de la Sinfónica Nacional se define como “un poco ortodoxo en mis gustos, soy un admirador de Pablo Casals (1876-1973) a quien la escuela moderna del violonchelo le debe mucho, o sea, la escuela que se denomina franco-belga”.
Como no nombrar a Mstislav Rostropóvich (1927-2007) y a Jacqueline du Pré (1945-1987), la violonchelista que murió joven por causa de la esclerosis múltiple y que estuvo casada con el músico y director de orquesta Daniel Barenboim.
En una etapa más moderna, afirma Reece, de Philip Glass, compositor estadounidense, me llevé una grata impresión con el concierto para violonchelo que estrenó en la Casa de la Música el 30 de julio de 2010 y que fue interpretado por su esposa. “No estoy muy familiarizado con la música minimalista, pero me pareció muy novedoso, muy agradable”.