En sus Marcas Listos Fuego
Respuesta a la carta de Mayra Salazar

PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
Actualizada:
Hola Mayra. Supongo que me leerás, muy segura y protegida, desde el confort de la libertad.
Leí la carta que con tanto cariño escribiste a tu abogado. Admito que no me conmovió tu tono excitable y sentimental, pero también admito que tuviste la fuerza y el poder de, sin haberla dirigido a mí, hacerme sentir que tengo el deber moral, como docente y litigante, de responderte.
Primero: calificas a lo que te sucedió como un “proceso tormentoso que me tocó vivir como consecuencia de mis malos actos”.
Bien, ello se califica jurídicamente, por una parte, como "reafirmación de la vigencia de la norma". Es decir, la sociedad aprende, a través de ti, que la norma que prohíbe organizarse para delinquir está vigente y que, por lo tanto, tiene sanciones punitivas.
Por otra parte, se denomina "prevención especial positiva": la pena te enseñó que las conductas tienen consecuencias y que, al tomar una decisión consciente y voluntaria, aceptas el precio a pagar.
En lo que no coincido contigo es en denominarlo como “malos actos”. Mayra, malos actos son alzar la voz a tus padres, ser infiel a quien amas o saltarte la fila del supermercado.
No te confundas. Lo tuyo no son “malos actos”, son "delitos". De ahí que tú eres una delincuente y no simple y llanamente una mala persona. ¿Ves la diferencia?
Segundo: escribiste: “muchas veces me pregunté si todo valía la pena, con el tiempo concluimos que lo importante en la vida es lo que haces hoy para el mañana […] y lo que hemos trabajado para el mañana es que una parte del sistema judicial ecuatoriano se ha PURGADO, estoy segura que lo hicimos quedará en los libros de la historia […] pero también será un manual […] para las facultades de derecho de cómo se despolitizó la Corte de Justicia y de cómo se debe llevar una cooperación de alto impacto”.
Ay, Mayra; vamos por partes.
Si hubieses entendido a tiempo “que lo importante en la vida es lo que haces hoy para el mañana”, quizá no te hubieses asociado con narcotraficantes o quizá no hubieses rogado entrar a ese mundo para hacerte rica o quizá no hubieses sido la intermediaria estrella en la prostitución de nuestra justicia.
En tu caso, Mayra, lo importante es que fuiste juzgada en el presente por lo que hiciste en el pasado. Tú eres el resultado de tus conductas.
Y no te confundas otra vez, que tú no purgaste el sistema judicial. Tú lo enfermaste. Tú eres el parásito, no la cura. Aquí en el único contexto que la palabra purga puede ser bien utilizada es aclarando que ahora te toca a ti purgar tus culpas y que no te alcanzará la vida para limpiar tu nombre.
Me preocupa el delirio de creer que eres la gran salvadora. Mayra, tú eres la heroína, pero no de heroicidad.
¡Y claro que quedarás en los libros de la historia! ¡Y no dudes que tu nombre siempre será recordado!
Soñabas con fama y la obtuviste. Esa página de la historia es la sentencia dictada en tu contra, por ser una criminal con ínfulas de villana. La historia siempre te colocará junto a Daniel Camargo Barbosa, Pedro Alonso López, Juan Fernando Hermosa, Rasquiña, Telmo Castro, La Mama Lucha, Colón Pico, etc.
Felicitaciones, tus seres queridos deben estar muy orgulloso de ti, ¡campeona! Hoy hasta columnas te escribimos.
Y sí, otra vez tienes razón, tu caso se estudiará en las facultades de Derecho, será el recordatorio de que el crimen paga mal.
Yo les diré siempre a mis alumnos: ¿quieren acabar como Mayra Salazar? Entonces, ya saben cuál camino no seguir. Gracias por ser un ejemplo para la juventud ecuatoriana.
Finalmente, sobre este punto, ¿qué entiendes tú por “cooperación de alto impacto”? ¿Incluyes el show, la magnificación, la especulación y el amarillismo?
Las cooperaciones eficaces, Mayra, son mecanismos técnicos de investigación criminal, no figuras teatrales.
Tercero: no conozco a tu abogado, pero tu carta lo desnuda. Dices, jactante, que sobre Diego Chimbo te dijo textualmente: “Tú tranquila, que ese indio de mierda es un burro […]” y que sobre Juan (sic) Gabriel Vanegas te dijo “Tú tranquila, ese afeminado habla con lo que le sale de las tripas […]”.
Mira tú. Dices en tu carta sobre tu abogado que “Dios no elige al preparado, Dios prepara al elegido”. Queda claro que tu abogado no es un hombre preparado, pero te pregunto, ¿para qué exactamente lo eligió tu Dios? ¿Para ser racista y homofóbico?
Me sorprende con la seguridad y tranquilidad con la que desenmascaras a ese abogado al que agradeces tanto. Aseguras que trata de indio de mierda o de afeminado a sus rivales. ¿Exactamente Duque de dónde es Toledo? ¿De la Mancha?
Decirle al mundo que tu amado abogado discrimina racial y sexualmente a tus rivales no le hace ningún favor, lo hunde.
Y entiendo que tu Dios no haya elegido a Vanegas y Chimbo, porque los conozco y me consta que ellos sí están preparados profesional y académicamente para no necesitar de bendición imaginaria alguna.
Cuarto: y mira tú, tan bien te salió todo, lo he de admitir, que hasta hay canales que quieren comprar los derechos de tu historia.
Así funciona la sociedad, Mayra. Esa es una lección que debemos aprender juntos.
La gente no quiere pagar por ver la historia de mujeres honestas, de mujeres trabajadoras, de mujeres científicas, de mujeres que cambiaron la historia. No, la gente paga por ver historias de crímenes y criminales.
Esa es la sociedad de mierda a la que le hace falta que alguien la purgue, mi querida Griselda criolla.
Gracias heroína, por haber cambiado nada, sino por haber sido un faro titilante, averiado y mohoso que por una parte hundió inocentes pero que, por otra, también colocó la luz sobre las cabezas de las larvas que devoran todos los días el cuerpo putrefacto de nuestra fallecida justicia.
Con cariño,
Yo.