En sus Marcas Listos Fuego
Habeas corpus para un Pobre Diablo
PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
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Como el habeas corpus a favor de Wilman Terán ha sido comentado con tanta vehemencia por los Jaimitos los carteros que nunca leerán la sentencia porque les coge la fatiga, me vi obligado a leerla para hacer lo que otros se rehúsan a hacer: opinar sobre lo verificado y no de lo imaginado.
Antes de narrarles lo que aconteció procesalmente, vamos a dibujar un poco de contexto para que todos abramos los ojos y estemos en el mismo capítulo.
A Wilman Terán, alias “El Diablo”, lo han convertido en lo que en comunicación se denomina el antagonista. La prensa, las redes sociales, los líderes de opinión, los poderes Ejecutivo y Legislativo, y la Fiscalía, se han encargado de retratarlo como el gran cerebro atrás de la narcopolítica que lo contaminó al Poder Judicial.
Y la verdad es que Wilman está lejos de ser todo eso. Terán no es más que un abogado cualquiera, de inteligencia promedio, de oratoria vacía, con ninguna capacidad para argumentar o construir ideas lógicas, que se caracteriza por ser como casi todos los abogados del país: histriónico, vacío, que confunde metáforas con símiles, sarcasmo con cinismo y retórica con erística.
Básicamente es lo que les pido a mis alumnos que nunca sean al litigar: que no se confundan, son abogados, no locutores de radio deportiva.
Pero eso sí, le hemos de reconocer lo evidente: adolece de algún trastorno grave de la personalidad. Es incapaz de darse cuenta de que no narra, delira; de que no convence, confunde. Básicamente, un idiota entusiasta.
Pero finalmente, como buen abogado promedio y desleal, es erudito en causar dilaciones, incidentes procesales y contaminar los procesos para ir construyendo con la habilidad de Cantuña: una catedral de nulidades.
Por eso todos los que lo han convertido en el gran enemigo han errado. Quizá por el apuro de construir al personaje en el imaginario social. Pero a mí no me engañan. Yo sé que no es El Diablo, sino un Pobre Diablo. Pero bueno, a lo hecho, pecho. Nos venden gato por liebre y en la sociedad del espectáculo no queda más que pagar por el fascinante evento de malabaristas e ilusiones.
Ahora sí. Vamos a la sentencia del habeas corpus para que todos se caigan de espaldas al descubrir cómo un tipo como Terán logró tener la razón.
Para empezar, nadie lo liberó. Sigue preso. Todo el drama es porque logró regresar a una cárcel en Quito.
Segundo, vamos a la regla probatoria, pongan atención: el Art. 16 de la ley que regula los habeas corpus establece que los hechos alegados por el accionante se presumen verdaderos cuando la entidad pública accionada no demuestre lo contrario.
Ajá. El ciudadano alega y la carga de la prueba se le invierte al Estado; es decir, el Estado debe estar en la capacidad de desvirtuar lo aseverado por el ciudadano.
Les guste o no, así está en la ley.
Ahora vamos a lo que Terán alegó y hasta de cierto modo probó:
Que su traslado desde la Cárcel 4 hasta la Roca no tuvo justificación legal y que, por lo tanto, es un trato cruel, inhumano y degradante que busca atentar contra su vida y lograr que se auto-inculpe, a través de evitar que pueda ejercer él mismo su propia defensa.
2. Que su vida corre peligro porque comparte espacio con sentenciados por delitos graves.
3. Que sufre de depresión y que la medicación que le dan (medicación para esquizofrénicos, literal), puede cambiar su percepción de la realidad.
Las juezas empiezan aclarando que la prisión preventiva de Terán es legítima, legal y que no fue arbitraria, es decir, ratifican que debe continuar privado de su libertad. ¿Pero por qué aceptan trasladarlo? Allá vamos.
Los jueces deben aplicar la ley. Espero que en eso estemos de acuerdo. Y la ley (COIP) establece que quienes tienen prisión preventiva deben estar cerca de su juez natural. En el caso de Terán: en Quito.
¿Existe una excepción a esta regla? Sí. Por ley, se los puede trasladar con informe motivado por razones fácticas comprobadas de seguridad. Ese informe debe cumplir siete requisitos.
Es decir, si Terán alegó que fue trasladado sin motivo a una cárcel de máxima seguridad, entonces, por inversión de la carga de la prueba, el SNAI debió sencillamente exhibir el informe de seguridad motivado que cumpla con todos los requisitos legales. Así de fácil y se acababa el drama
¿Y qué pasó? Pues que el SNAI apareció en audiencia e hizo lo predecible: presentó un informe en el que dicen así, sin más, sin antecedentes, explicaciones, sin cumplir ningún requisito, que “se conoce que su vida y sexualidad corren peligro”.
Las juezas solicitan el antecedente que les haya permitido llegar a esa conclusión (como obliga la ley), ¿y qué creen? El SNAI no tiene ningún respaldo para sostener su aseveración. Es decir, sin premisa mayor, sin premisa menor, llegan a una conclusión que se la sacaron de nada más y nada menos que del estómago.
Pero esto se pone más grave. Una vez que quedó claro que no podían trasladarlo, pasaron a preguntar al Estado sobre los tratos crueles, inhumanos y degradantes alegados por Terán.
¿Y qué creen? Siéntense por favor y tómense de una vez el agüita de Valeriana: la Directora de la cárcel “se acoge al derecho al silencio”. Plop.
Para empezar, ese no es un derecho de ella, sino exclusivamente de los procesados, sin embargo, decide de forma expresa acogerse al silencio. Inaudito, sin precedentes en el país.
Y si el Estado se acoge al silencio, ¿qué ocurre? Sencillo, está aceptando lo que dice Terán. Ese es el efecto jurídico. Una locura por donde se lo vea.
Entonces, no me jodan. ¿Allanan a las juezas que tienen que ver ese desparpajo y a la funcionaria pública que se acoge al silencio nadie la sepulta? ¡País de marionetas ciegas!
Ya con esto, sólo con esto, ya era suficiente para aceptar el habeas corpus correctivo. No le digan a nadie, pero ante esos hechos, si yo fuese juez, hubiese aplicado la ley y, al aplicarla, llegaba a la misma conclusión que las juezas allanadas. No es que hicieron sólo lo correcto, es que Enma Tapia y Katerine Muñoz no tenían otra alternativa.
Y claro, Terán, el que toma pastillas para esquizofrénicos según la sentencia (he de decir que me alegra que lo estén medicando), entre brotes psicóticos tuvo nada más y nada menos que un brote de lucidez: se autorizó a sí mismo como su propio abogado, es decir, se defiende a sí mismo.
Es una jugada perfecta, pues si se defiende a sí mismo, debe contar con los mismos medios con los que cuentan otros abogados para ejercer la defensa en Metástasis, Independencia Judicial y en cuanto caso esté el hombre.
Por eso se sale con la suya y las juezas además de acertadamente aceptar su traslado, disponen que cuente con internet y una computadora, de forma controlada y supervisada, por al menos ocho horas al día para poder preparar su defensa.
Jaque y mate.
Y todos cabreados con las juezas, cuando deberían sulfurarse con el SNAI y con un Estado que hace que seres minúsculos se conviertan en villanos. Aquí unos la embarran y ustedes se enojan con quienes limpian la embarrada. Así no se puede.
Pero vamos con la pregunta clave: ¿por qué trasladaron a Terán a la Roca? Ya, en serio, ¿por qué? Sencillo, para televisarlo. Querían circo y tuvieron su circo. Se acabó la función y todos quieren que les devuelvan el dinero de las entradas. No sean cínicos, carajo
Como habrán visto, me repugna Terán, pero no por ello quiere decir que puedo avalar, como abogado, que la política se pase por el forro la ley. Hasta los pobres diablos tienen derecho a un proceso justo y a no ser carne de cañón de los más bajos instintos de la política.
Y ahora sí, vamos al allanamiento a las juezas. Si lo único que hicieron fue aplicar la ley, ¿cómo se justificó entrar a sus oficinas y a sus casas pateando puertas y reputaciones?
Pues como se justifica en Ecuador el 90% de los allanamientos: un policía ordenó a su inferior que de forma anónima llame a 1800-delito y que diga: “yo sé que para dictar esa sentencia hubo corrupción”.
Y así se genera un parte diciendo “le informo mi coronel que una fuente humana ha aportado valiosa información que hace presumir que las juezas tal y tal estarían inmersas en graves actos de corrupción por lo que, para preservar las pruebas, se sugiere un allanamiento e incautación de equipos electrónicos”.
Fiscalía se frota las manos vacías y con eso solicita un allanamiento. ¿Y qué creen?, ¡Bienvenidos y bienvenidas! ¡Damas y caballeros! ¡Niños y niñas! Reciban al elenco con un fuerte aplauso porque otra vez, ¡empieza la función!