Canal cero
Imbabura: pequeña América Latina
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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Para destacar la gran diversidad humana y geográfica del Ecuador, se ha dicho que en términos de población y de territorio, es una pequeña América Latina. Tiene toda la variedad de climas y espacios regionales que hay en el subcontinente. Y también su diversidad étnica.
Siguiendo criterios similares se puede decir que la provincia de Imbabura es, a su vez, un Ecuador en pequeño. Tiene la mayor diversidad geográfica del país. En su territorio se encuentran microregiones a más de 4.000 metros de altura, hasta espacios de ceja de montaña con clima cálido. En menos de medio día es posible caminar sobre la nieve del Cotacachi y dirigirse a las planicies de clima templado del centro de la provincia, hasta el valle cálido del Chota. En la provincia están varias de las reservas ecológicas más importantes del país.
Por la diversidad de su gente, Imbabura es un pequeño Ecuador y una pequeña América Latina. Los indígenas imbabureños son continuidad de las culturas milenarias de América Andina y en muchos sentidos son emblemáticos. Mantienen su cultura y la desarrollan en sus fiestas, música, vestido y sobre todo en la vida cotidiana. Pero también han demostrado gran adaptabilidad a la vida moderna y son actores básicos del desarrollo económico regional.
Imbabura ha sido un espacio de gestación del mestizaje desde el primer momento de la colonización española. Los mestizos son la gran mayoría de la población provincial. Tienen algunos rasgos comunes, pero también elementos de diversidad según fueran habitantes urbanos, campesinos o colonos. Están dedicados a la agricultura, la artesanía, el comercio y los servicios. A veces, los mestizos tienen actitudes de ambigüedad y racismo. Pero han desarrollado valores propios y una vigorosa identidad.
Los negros de Imbabura, los afrochoteños, que históricamente fueron sujetos de esclavitud, discrimen y explotación, han mantenido su cultura y su arte. También son actores dinámicos de la vida económica y política. Se han destacado en el deporte como exponentes nacionales e internacionales. Muchos han abandonado el valle por las ciudades, pero vuelven periódicamente al Chota, que consideran raíz de su identidad.
Imbabura ha estado abierta por siglos a gentes venidas de otras provincias, principalmente del Carchi y Esmeraldas. En varios momentos históricos, colombianos hallaron aquí su hogar. La relación transfronteriza ha sido activa. Aunque en grupos pequeños, se han asentado en Imbabura familias venidas de países europeos y del Medio Oriente. La presencia de árabes, por ejemplo, ha sido influyente.
Con todos sus componentes, en la sociedad imbabureña se manifiestan y desarrollan sus diversidades y perfiles propios, pero también existe un espacio de unidad. Su naturaleza multiétnica y multicultural, su antigua experiencia de relaciones e intercambios, la hacen espacio privilegiado para el desarrollo de la interculturalidad. Esa es su identidad y debe ser su destino.