Canal cero
Aletazos del halcón
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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No fue sorpresa que Donald Trump anunciara que su secretario de Estado, el ministro más importante a cargo de las relaciones exteriores, sería Marco Rubio, un fanático de extrema derecha hijo de migrantes cubanos; un “halcón” de la política.
Trump dijo que "será un firme defensor de nuestra nación, un verdadero amigo de nuestros aliados y un guerrero intrépido que nunca retrocederá ante nuestros adversarios". Y Rubio declaró "Bajo el liderazgo del presidente Trump, lograremos la paz a través de la fuerza y siempre pondremos el interés de los estadounidenses y de Estados Unidos por encima de todo".
O sea que el jefe de la diplomacia de Estados Unidos no será un negociador equilibrado sino un “guerrero” que buscará “la paz a través de la fuerza”. Su instrumento de relaciones exteriores será el “gran garrote”, tan del agrado de Trump, como de sus antecesores más fanáticos.
Hay personas que simpatizan con Rubio porque se opone a los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Pero en su simple y maniquea visión, todo lo que le huele a progresista lo pone en el mismo saco y también aborrece a los presidentes de Brasil, Colombia y Chile, al futuro mandatario de Uruguay y a las genuinas figuras de la región.
Para Trump y su secretario de Estado, solo los regímenes serviles a sus políticas, incondicionales de sus posturas antilatinoamericanas serán sus aliados. No habrá tolerancia a posturas dignas que sostienen la identidad e independencia de América Latina.
Pero, en realidad, nuestra región será prioridad. La elección de Rubio parece deberse "en gran medida a que es un halcón en cuestiones no latinoamericanas como China e Irán", "No creo que se preste mucha más atención a América Latina simplemente por su presencia en el gabinete", indicó a la BBC (14-11-24) Alan McPherson, experto de la Universidad de Temple.
Parece que Rubio enfrentará temas mundiales como los conflictos de Ucrania, Afganistán y Medio Oriente. Y al hacerlo, seguirá las soluciones simplistas de su jefe, que desde ya está poniendo en peligro la resistencia ucraniana y la vida del pueblo palestino, que serán víctimas de una geopolítica cuya prioridad es contentar a su amigo Putin, un sanguinario dictador, que no es precisamente amigo del pueblo estadounidense.
Hay personas que han advertido que si Rubio repitiera mensajes agresivos y guerreristas siendo secretario de Estado, arriesgaría causar tensiones diplomáticas con países que son vecinos y viejos aliados de EE.UU. Se pensaría, por ello, que tal vez modere sus palabras, pero ni él ni su jefe se destacan por su sensatez o por analizar la complejidad de las cosas. Son primarios, simplistas y afectos a la retórica extremista.
Los latinoamericanos no podemos confiar en que contumaces fanáticos cambien de postura sin mas. Debemos tomar nuestras propias posiciones y, como los latinoamericanos decentes de varias generaciones desde el siglo XIX, nuestra tarea será fortalecer un frente común sur-sur para enfrentar con energía las actitudes coloniales de un régimen que trata a sus “buenos vecinos” con el “gran garrote”.