Canal cero
¿Qué enseñar en la cívica?
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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Se dice frecuentemente que a los jóvenes no les interesa la Patria, que no tienen valores, que del Ecuador no quieren saber nada sino irse. Pero basta observar cómo siguen los partidos de la Selección Nacional o cómo bailan música ecuatoriana, para entender que sí sienten la Patria, que la aman, aunque vivan desempleados en medio de la pobreza.
Lo que pasa es que en medio de la aguda recesión, inseguridad y corrupción que vivimos, hay también una grave crisis de identidad nacional, entre otras cosas, porque no se desarrollan valores que alienten una ética pública y un sentido radical de democracia. Si ponemos el dinero y el poder como bienes supremos, seguro que las nuevas generaciones van a pensar que ser patriota y honrado es ser pendejo.
Ante esta realidad, la decisión de la ministra de Educación de restablecer la enseñanza de Cívica, suprimida por el gobierno correísta, es una excelente noticia y debemos contribuir de toda manera posible para que se haga realidad. Pero para ello se debe retomar el esfuerzo ya iniciado hace dos décadas por repensar y actualizar los contenidos de la Cívica.
El énfasis del programa debe ser incentivar a los estudiantes a que entiendan a su patria. Ello significa desterrar el memorismo y reemplazar la comprensión por la repetición que ha sido, por desgracia, la forma de enseñar.
Por ello, el aprendizaje debe considerarse como un “proceso de reorganización cognoscitiva”. Esta perspectiva debe completarse con una dimensión valorativa. Es decir, que la asignatura debe propender al conocimiento del Ecuador para que los jóvenes puedan sentirse parte de él, para que se comprometan a contribuir a su desarrollo con sentido ético.
El programa debe ver al Ecuador como unidad en la diversidad. Desechando la visión de una “nación uniforme”, debe estudiar las más importantes dimensiones de la diversidad del país: étnicas, regionales, de pensamiento. Pero el tratamiento no se agota allí, sino que, como ejercicio fundamental, promueve la construcción de un país integrado, uno de cuyos fundamentos es la interculturalidad.
Los estudiantes que culminan el bachillerato están a punto de iniciar el ejercicio de sus derechos políticos. Al cumplir 18 años están en la obligación de votar en las elecciones. Por ello es oportuno que conozcan sus derechos, no solo los políticos, sino todos los que tienen como ciudadanos y ciudadanas. El programa debe enfatizar en los derechos y su ejercicio, en los deberes que todos tenemos.
El programa debe estudiar al Ecuador como Estado-Nación, su trayectoria y elementos, identidad y los símbolos nacionales. Al mismo tiempo, se debe estudiar nuestro país en el marco de las relaciones internacionales, inserto en un mundo globalizado, en el que hay fenómenos y realidades inéditas que deben afrontarse adecuadamente.
Tenemos de nuevo el compromiso de enseñar Cívica. Una demanda nacional muy sentida podrá ser satisfecha. Ello implica un gran esfuerzo del sistema educativo para que los jóvenes conozcan mejor la Patria a la que ciertamente aman.