Canal cero
El cardenal Cabrera
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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En medio del complejo diálogo entre el gobierno y los dirigentes indígenas durante las movilizaciones de 2022, se destacó monseñor Luis Cabrera, que como presidente de la Conferencia Episcopal del Ecuador actuó de mediador.
Fue prudente, tolerante y sobre todo paciente para asistir a las largas negociaciones y orientarlas. A veces no pudo satisfacer las demandas de las partes y algunos hubiéramos querido que fuera un poco más definido en ciertos aspectos, pero indudablemente se ganó el respeto de los participantes y de la opinión pública por su actuación. Todos reconocieron su manejo serio y adecuado de la situación.
Esa fue una suerte de consagración de Luis Gerardo Cabrera como figura nacional en medio de una crisis de representatividad que se expresa en todas las dimensiones de la sociedad, precisamente cuando la realidad del país demanda referentes que lo orienten en los momentos difíciles que atraviesa.
En el último medio siglo lo han sido eclesiásticos de diversas orientaciones como Leonidas Proaño, Pablo Muñoz Vega, Luis Alberto Luna Tobar, Hernán Malo, Elsie Monge o José Mario Ruiz Navas. Pero en los últimos años, se ha sentido un vacío.
Los acontecimientos de 2022 hicieron que monseñor Cabrera fuera conocido y respetado ampliamente en la opinión pública. Pero era ya un destacado esclesiástico, reconocido dentro y fuera del país. Había nacido en Azogues en 1955.
Hizo la escuela primaria en su ciudad natal, y la secundaria en el Seminario Menor Franciscano, concluyéndolos en el Colegio Fiscal Juan Bautista Vázquez, de la misma ciudad. Fue un alumno de provincia, pero pronto se destacó como estudiante universitario en la Católica del Ecuador y en el Antonianum de Roma, donde se graduó en Filosofía.
En 1975, ingresó en el noviciado de los franciscanos y profesó como fraile menor, ordenándose sacerdote en 1983. Desempeñó varias funciones en su orden dentro del país, llegando a ser ministro provincial de los Franciscanos en Ecuador y luego consejero general de la Orden franciscana en Roma, responsable de América Latina y del Caribe.
En 2009 el Papa le nombró arzobispo de Cuenca y en 2015 pasó a ejercer igual dignidad en Guayaquil, donde realizó una administración fresca y abierta, reconocida aún por los no creyentes, con actos firmes en cuestiones complejas, como el que asumió frente a un caso de abuso de niños que había sido antes encubierto.
El Papa Francisco eligió al arzobispo Cabrera como uno de los responsables del Sínodo de los Obispos, organismo consultivo que reúne a obispos de todo el mundo que aconsejan al Papa sobre asuntos de interés para la Iglesia universal.
Ese fue el antecedente de su designación como cardenal el 6 de octubre de 2024. Se posesionará durante un consistorio el próximo 8 de diciembre. Así iniciará una nueva etapa de su vida eclesiástica, en un momento terrible del país, azotado por el desempleo, la corrupción y el norcotráfico, cuando la Iglesia ha perdido muchos fieles, aunque conserva autoridad moral. Para cumplir con su función me parece que se comportará como verdadera “eminencia”.