Matrix política
Encuestruchas vemos, ¡piratas no sabemos!
Consultor Político con 20 años de experiencia en campañas electorales, comunicación de Gobierno y gestión y management de la crisis. Catedrático universitario y conferencista en varios países de América Latina y en España.
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Para nadie que se precie de ser un consultor político con un mínimo de experiencia, le puede resultar raro saber que la investigación es la base de la creación de la estrategia y su posterior implementación y control. Sin investigación no hay punto de partida. Es así.
Sin embargo, para nadie es nuevo tampoco, que lastimosamente la investigación -que debería tener como característica básica la aplicación de métodos científicos, estadísticos y matemáticos- se ha convertido, desde hace algunos lustros, en una herramienta del más barato marketing y por ende se ha desnaturalizado por completo.
Porque cuando una encuesta que utiliza estadísticos e ingenieros, pasa a las manos de marqueteros sin ética (evidentemente y por suerte no todos lo son) tenemos propaganda insulsa, distorsionada y amoral.
Son ya más de 20 años que en las aulas de posgrado estudié con auténticos maestros cómo se hace un estudio de opinión pública y, aunque algunos métodos de extracción de datos han tomado en cuenta otras aristas, las bases técnicas siguen manteniéndose incólumes.
Es verdad que la encuesta con entrevista directa y papeleta ya no cubre todo el radar de los posibles públicos que necesitan ser investigados y que hoy hay que complementarlos con estudios digitales, pues es ahí donde se encuentran y responden objetivamente algunas de las más jóvenes audiencias. Pero es verdad también que no todo estudio digital aplica métodos que carecen de algún nivel de sesgo o desviación.
Por eso, quiero, para usted estimado lector que le llegan encuestas de la más variada índole, (desde la gente seria que tiene prestigio, hasta el chat de las tías en donde se manda cualquiera mamarrachada, diseñada en paint y power point) darle cinco tips de cómo diferenciar algo medianamente potable de la basura que rueda por ahí para llevarle a confusión.
Firma de responsabilidad y medios de contacto (dirección web, redes sociales, número de contacto) de la empresa que está haciendo la investigación. He visto gente tan descarada que no ponen ni el nombre de su empresa para no ser detectado luego como el farsante que está enviando un fake.
Ficha técnica: una adecuada ficha tendrá, entre otros, la fecha en donde se hizo la investigación, el número de encuestados, el método que se utilizó para aplicar la encuesta, las ciudades y provincias donde se hizo y el margen de error que conlleva un trabajo que proyecta resultados de un universo más grande.
Una investigación adecuada jamás pregunta la intención de voto y nada más. Eso no es técnico. Normalmente, se buscan datos primero de situación del país, situación personal, aprobación de gestión, principales problemas por los que está pasando el país, etc. Hacer una investigación con 4 diapositivas significa dos cosas: o una pereza profesional impresionante o, lo más probable, un cheque jugoso para pedir lo que el cliente quiere que digan.
Las encuestas reactivas: tengan mucho cuidado con este tipo de encuestas, no es que los investigadores se hablan entre ellos y dicen: 1, 2, 3, salgamos todos juntos a encuestar. Muchas veces, cuando sale alguna encuesta con mucha credibilidad, y le da muy bien a un candidato, el bando contrario contrata a alguna encuestadora inmediata que salga a decir lo contrario y no asuste a su público. La ética por los suelos.
La trayectoria y seriedad de la firma: cuando una empresa ha tenido una huella de credibilidad importante, ha sido manejada por profesiones que han dedicado décadas a este trabajo y que son capaces de salir a defender sus números en los medios y ser escrutados por la ciudadanía, seguramente sería más confiable (no digo impoluta) que trabajos que se hacen desde el anonimato y que sirven, sí, una vez más: para que usted se auto engañe a través de su propio sesgo de confirmación a través de los chats de las tías. Y así le va después…