Matrix política
2025: ¿una campaña digital?
Consultor Político con 20 años de experiencia en campañas electorales, comunicación de Gobierno y gestión y management de la crisis. Catedrático universitario y conferencista en varios países de América Latina y en España.
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Dejemos algo claro de entrada: sin una buena estrategia digital, es muy probable que pierdas la campaña. Sin una buena estrategia digital, es muy probable que dejes de estar en el radar del 70% de la votación. Sin una buena estrategia digital, es muy posible que, en lugar de sumar votos, termines haciendo el ridículo y saques menos votos que para Presidente del condominio.
Pero dejemos otras cosas claras también: ¿se gana sólo con una buena estrategia digital? Pues definitivamente ¡no! La estrategia digital es una parte complementaria de una estrategia mayor, una que es 360 grados y que incluye: un impecable proceso de investigación, un diseño de estructuras y territorio, un trabajo de medios de comunicación ATL y BTL, unas brillantes acciones de marketing y de publicidad, un centro casi espacial de big data, un CRM gigantesco, unas acciones BTL que rompan todo, un equipo de debates magistral…
Es una estructura compleja y absolutamente profesional.
Pero bueno, vamos a la estrategia digital. En cuatro ejes fundamentales:
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El desarrollo de una identidad digital:
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Que responde a las preguntas ¿quién va a ser mi candidato en las redes?, ¿a qué arquetipo lo quiero asociar? La identidad digital es la combinación de un concepto fuerte (un concepto pensado, estudiado, con contenido), cruzado con los ejes de tu propuesta principal (o por la que quieres que te reconozcan) y presentado en un formato versátil que puede ser Instagram o TikTok. Facebook va más de la pauta y Twitter es un lodazal insufrible que ya casi nadie usa, salvo los políticos, o sea, no da votos.
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El contenido que piensas subir:
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Y aquí hay varios elementos, tienes que analizar muy a consciencia tu público objetivo, ya que no sólo hay jóvenes en las redes y más que eso: los contenidos saltan de una red a la otra y lo que se ve bien en una, puede ser un fracaso y una crisis en otra.
También tienes que entender el formato de cada red, para luego analizar la duración del contenido (teniendo en cuenta que los más jóvenes le dan entre 4 o 5 segundos de posibilidad a tu contenido antes de que muera en la intrascendencia, o sea el “trend” del momento). También tienes que tener en cuenta cómo acompañas al mensaje central: la música que eliges, los filtros que le pones, los demás protagonistas (sacados del cine, la TV, las mismas redes) que utilizarás como acompañantes, etc.
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Debe ser en esencia persuasiva:
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Y aquí zanjar un gran dilema que la gente que no entiende, no quiere entender o por un tema generacional le cuesta mucho, ¿si quiero tener éxito debo vaciar de contenido mis redes? Pues definitivamente ¡no! Eso es menospreciar a la gente, pensar que son idiotas, creer que la superficialidad les ganó la batalla y que no hay remedio posible. Y eso no es verdad y aquí un ejemplo reciente: decían que el presidente Noboa ganó por un muñeco de cartón o que mantiene cifras altas de aceptación (arriba de 50 puntos) porque hace TikToks. Eso es no entender nada. l.
Cuando le preguntan a Álvaro Marchante de la empresa Comunicaliza cuándo fue que Noboa ganó la elección, pues te contesta que fue después del debate. Del debate. Subió entre 14 y 16 puntos en dos días. Nada de cartón, nada de TikToks. Menospreciar a los públicos es la receta del fracaso de cualquier campaña electoral.
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Debe ser colaborativa:
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Se acabó hace rato la comunicación unidireccional de los medios tradicionales o las tarimas y los discursos. Desde la aparición de las redes sociales, la comunicación es bidireccional, de ida y vuelta. Ya no hay espacio para el “siéntense ahí, yo que soy el iluminado les explico, manga de borregos sin pensamiento”.
Hoy, todos queremos participar. Y un gran ejemplo (y súper actual de esto) es la aparición de los “comanditos Venezuela” de la gran María Corina Machado. Comanditos hechos a la medida de cada uno, salidos de su propia cabeza y creatividad, con estructuras flexibles, co creadas, colaboratvias. Donde no hay un jefe que da órdenes y reparte la plata del capo, donde cada uno aporte desde su propia iniciativa y se pone la camiseta por verdadero amor a su país, para que progrese para que salga adelante pero sin un Mesías autoritario que me venga a decir por dónde. El camino lo hacemos juntos, todos. Y todos, valemos lo mismo