¿Qué cinco cosas esperar de una buena campaña política?

1. Una estrategia

Fíjense con atención, queridos lectores, que no he adjetivado al sustantivo estrategia. Podía haber puesto una brillante estrategia, una inteligente estrategia o, incluso, una mediana estrategia. Sin embargo, de lo que se ha podido ver hasta ahora (siempre con la esperanza de que esto cambie pronto) no sólo que hay poquísimos candidatos que muestran algo parecido a una estrategia, sino que directamente parecen perdidos en la nebulosa de la táctica y la improvisación.

Una adecuada estrategia política parte de un precepto esencial: un concepto. En este caso una idea, una historia bien contada, una visión de a dónde quiero llevar este país, a través de qué acciones, con qué equipo, con qué experiencia y preparación. 

¿Cuál es el Ecuador que imagino para mis votantes? Y luego sí vendrá la respuesta al cómo. Los objetivos, las metas, las acciones que me llevarán ahí. Si eres incapaz de transmitir el concepto, créeme que perdiste incluso aún antes de lanzarte.

2. Una brillante comunicación:

con el desarrollo intensivo de la tecnología, hoy por hoy, la comunicación es de 360 grados. Los consultores políticos las hemos categorizado básicamente en 3:

i) Estrategia de Aire, que tiene que ver con la aparición, desempeño y mensaje del candidato en los medios tradicionales de comunicación (prensa, radio, TV, digital). A qué medios ir, qué tipo de periodistas me van a escrutar, cuáles son las ideas que debo transmitir, cuál debe ser mi lenguaje, cuál mi actitud corporal e incluso cuál mi vestimenta y mi modulación de tono y fuerza. 

ii) Estrategia de Mar: es la campaña que se da en el terreno digital, con el uso agresivo de las redes sociales, en donde se tiene que partir sí o sí de lograr una identidad digital, una especie de marca propia que mis seguidores o espectadores aprecien y sigan para enterarse de mis pasos o movimientos. 

iii) Estrategia de Tierra: es la campaña de contacto directo del candidato con el pueblo. Una campaña territorial, que también, por supuesto, debe incluir un concepto, una idea, un mensaje que transmitir. Muchos candidatos van por ir, porque alguien les ha dicho que es bueno recorrer, pero sin lo antes anotado, el ciudadano más allá de verle, de estrechar su mano, de una foto arrancada, se quedará sin nada y pronto será tapado por el que viene.

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3. Un plan de Gobierno y un equipo preparado:

Un verdadero plan que incluya un adecuado diagnóstico del estado de situación (aunque creo que a este país eso le sobra) pero para que no se tengan sorpresas, para que se llegue con la información necesaria, para que no existan pretextos.

 Luego sí, un análisis que permita llevar a las soluciones en cada uno de los temas que el diagnóstico arrojó, unas metas, unos objetivos, unos plazos y, aquí es la pieza clave, un grupo interdisciplinario, capaz y transparente, que se ocupe de tener un rol en cada una de las actividades y que cumpla con las metas esperadas en los plazos calculados y con la transparencia necesaria cuando se administra lo público.

4. Un debate de contraposición de tesis:

Como ya le hemos abordado en una ocasión anterior, la idea entera de un debate es poder ser testigos de ideas distintas, contrapuestas, diferentes porque, de no ser así, eso sería un concurso de preguntas y respuestas, de quién vino mejor preparado por un coach, de quién hizo el mejor “meme drop” y de eso no se trata. Sólo cuando estemos al frente de visiones de país diferentes, podremos analizar qué modelo queremos para nuestro futuro. Debate es contradicción por definición. No hay contradicción, no hay debate. Fin.

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5. Campaña limpia:

Uno de los más sabios consultores políticos que ha pisado esta tierra, ha sido el Maestro Ralph Murphine, y él sostenía que en política se puede ser todo menos ingenuo. Bueno, la ventaja de no ser político es que me permite esta licencia: una campaña sin trollcenters, sin campañas de desprestigio, sin racismo, sin homofobia, sin machismo. Sin insultos gratuitos, sin canalladas, sin ofensas, sin meterse con la familia y el honor de nadie. Eso, no sólo sería una buena campaña, en los tiempos que transcurren, sería una campaña ÚNICA. A Por ella…