Matrix política
Una Asamblea verdeflex
Consultor Político con 20 años de experiencia en campañas electorales, comunicación de Gobierno y gestión y management de la crisis. Catedrático universitario y conferencista en varios países de América Latina y en España.
Actualizada:
El eslogan que ha pergeñado la campaña del correísmo para estas elecciones de febrero de 2025 reza: “el poder en la gente”. De esto, en un mundo ideal, se desprendería que la Revolución Ciudadana quiere sintonizar y otorgarle el protagonismo al ciudadano común, de a pie, a las grandes mayorías como ellos mismo, pomposamente, les llaman.
Y para ello, necesitaría, también en un mundo ideal, hacer cosas que le importen a la gente, que le beneficien, que le cambien la vida. Y sobre esto, no hay que ser un genio para saber que los temas esenciales versan sobre seguridad, reactivación económica, generación de empleo, seguridad social, salud, educación…
Entonces, desde el martes tienen una prueba de fuego para demostrarlo: han pasado a tener la conducción de la Asamblea. Y sobre esto, alguien me puede decir que el correísmo no tiene la mayoría en el legislativo, pero, fieles a la filosofía instaurada en Montecristi, en donde se consagró el hiperpresidencialismo, en la Asamblea el poder que tiene el presidente, es inmenso.
Desde controlar el aparato administrativo, pasando por el control de la Unidad de Técnica Legislativa, los medios de prensa y digitales, la influencia sobre el CAL, hasta poner uno u otro proyecto en el orden del día, pasar o detener los pedidos de cambios de orden del día, hasta las negociaciones tras bastidores con los distintos bloques que conforman el primer poder del Estado.
Y esto deja sólo dos alternativas, mutuamente excluyentes: o legislan para el pueblo, fiscalizan con responsabilidad, crean leyes sobre temas trascendentales, abandonan el circo y le dan un baño de dignidad a un poder que cada día se ha ido deteriorando en caída libre, o hacen lo que parece inevitable: privilegiar su agenda sobre las necesidades de pueblo ecuatoriano.
En esto, mucho me temo que, de acuerdo a lo que vienen demostrando sobre todo los dos últimos períodos, la agenda que maneje Viviana Veloz, sea una agenda más bien enteramente política que la que están obligados por el mandato que el pueblo les dio cuando les brindó su confianza a través del voto y que es la de legislación.
Pero, una agenda política que incluya su ya consabida ruta de impunidad, ¿qué podría incluir?
Aquí, 4 elementos:
Continuar y profundizar la política de acoso (que ya lleva tres períodos seguidos) a los ministros y funcionarios de Estado. Llenarles de pedidos de información inútiles que terminan casi siempre en algún cajón refundidos y que al final de cada período se lleva la gente del reciclaje, llamados a comparecencias dos y tres veces por día en distintas comisiones, para abordar los mismos temas, amenazas constantes de juicios políticos… En fin, tratar de distraerles de su labor esencial para después reclamarles airadamente, a través de los TikToks de las asambleístas, e intentar viralizar contenidos atacándoles.
Crear exhortos, llamados al Pleno, discursos incendiarios, para atacar e intentar incidentar cada acción que emprenda el Gobierno no juzgándola como buena o mala, sino viendo cuánto le puede afectar en la campaña electoral. Es decir, privilegiando sus propios intereses por sobre los del pueblo ecuatoriano.
Emprender acciones sobre su ya consabida ruta de la impunidad. Que nadie se sorprenda que arranquen comisiones “de la verdad” o comisiones “especializadas” que busquen decir que sus líderes (sentenciados o prófugos, usted escoja) son perseguidos políticos, secuestrados por el Estado, torturados, maltratados, calumniados, injuriados, vapuleados, víctimas del más perverso lawfare.
No debería asombrarnos también, porque ya lo han intentado antes, que a través de medios telemáticos empecemos a ser testigos de un desfile de testimonios, careos, intervenciones, ataques… de sus figuras que están afuera evitando a la Justicia en el Ecuador y que necesitan tener presencia en la escena nacional para no perder vigencia ni poder y para intentar despedazar desde el ataque a todo lo que suene a estorbo para su agenda.
Entonces la Asamblea verdeflex tiene dos opciones: o el poder en la gente o el poder en la agenda. No hay más.