Matrix política
Las dos constituyentes del 9 de febrero
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Consultor Político con 20 años de experiencia en campañas electorales, comunicación de Gobierno y gestión y management de la crisis. Catedrático universitario y conferencista en varios países de América Latina y en España.
Actualizada:
Cuando todos pensábamos que el Presidente Noboa había escogido el camino de la reforma parcial para intentar desmontar algunas de las aberraciones de la Constitución de Montecristi, salió el Ministro José de la Gasca a decirnos que el Gobierno está analizando seriamente la vía de la Asamblea Constituyente para hacerlo de manera más expedita, sin especificar todavía si será o no de plenos poderes, por citar solo un ejemplo de las variantes que esta decisión puede acarrear.
En el otro lado, lo han venido sosteniendo desde 2021, para el correísmo la única alternativa que ellos contemplan, si ganan la presidencia, es una Asamblea Constituyente al estilo 2008, idéntica.
Pero ¿cuáles son las diferencias esenciales de una u otra Asamblea Constituyente? Veamos:
Constituyente del correísmo:
Donde su principal eje es la ya consabida y siempre recordada (la última vez por el inefable Ricardo Patiño) ruta de la impunidad. Patiño la dejó clara: otorgar el salvoconducto o directamente la libertad a Jorge Glas. Hacer que los jueces reviertan sus sentencias del caso Sobornos pues el caudillo no aceptará indulto alguno y traer inmediatamente de vuelta a Correa y a todo ese grupo de militantes que tienen cuentas con la ley y que están regados por América Latina, principalmente en México y Venezuela.
Luego, lo ha señalado claramente Correa en diversas alocuciones, enviar a todos los funcionarios nombrados por el “trujillato” (así lo llama él) a su casa y retomar el control del Estado a través de cooptar todas sus instancias arrancando por Fiscalía, CPCCS, Consejo de la Judicatura, superintendencias, órganos de control, etc.
Finalmente, retomar con fuerza el modelo estatista para manejar la obra pública (con las consecuencias que todos sabemos) e instalar el curioso (por llamarlo de alguna manera) sistema de premios y castigos a empresarios, medios de comunicación, periodistas, funcionarios, hasta artistas y creadores, de acuerdo a cuánto defiendan o no, el “proyecto político”.
Constituyente del Gobierno:
El Gobierno sabe que la situación económica es, por decir lo menos, grave. Fuera del éxito del equipo económico en equilibrar las finanzas públicas (bajar el déficit, el riesgo país, generar acuerdos con los multilaterales, ir cumpliendo de a poco con las obligaciones heredadas…) el Ejecutivo sabe perfectamente que la generación de empleo y el incremento de los tributos que sostienen el sector social sólo puede llegar de la mano de la inversión. Y para ello, hay que desmontar una auténtica maquinaria anti privado que tiene su semilla en Montecristi pero que necesita con urgencia ser bajada a normas inferiores para que el Estado se convierta en un facilitador y no un enemigo (como pareciera ser) de los inversionistas nacionales y extranjeros.
Finalmente hay algunos temas de diseño constitucional (el art. 115 que permite el financiamiento de campañas electorales por parte del contribuyente, la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, el regreso a los tres poderes del Estado, entre otros) que el Gobierno siente que le pueden ayudar a tener una Carta Magna bastante más al estilo de una democracia moderna y liberal y menos al estilo de una franquicia chavista anquilosada y decadente.
Y entonces, el domingo 9 de febrero, ¿qué constituyente vas a votar? Hay que hacerse cargo.