20 volcanes del país son monitoreados por el Instituto Geofísico
Los volcanes con mayor número de instrumentos de monitoreo como cámaras y sismógrafos son los de la Sierra centro: el Cotopaxi, el Tungurahua y el Guagua Pichincha.
El Instituto Geofísico advirtió del posible descenso de lahares desde el volcán Sangay. Imagen de archivo, del 13 de junio de 2020.
EFE
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La escena fue muy inusual. El domingo 20 de septiembre de 2020 Guayaquil estuvo cubierta de ceniza volcánica arrojada por el Sangay, un volcán activo ubicado en la provincia amazónica de Morona Santiago. Muy lejos de Guayaquil.
Pero la ceniza que arrojó el coloso fue tanta que hubo reportes de caída de ceniza en Santa Elena, Guayas, Los Ríos, Manabí, Bolívar y Chimborazo. El fenómeno, aunque raro, no es tan extraño en la Sierra, pues la cordillera está llena de estas enormes montañas.
Ecuador es un país lleno de volcanes; unos están extintos o dormidos, como el Chimborazo, el Cayambe o el Rucu Pichincha; mientras que otros están activos pero en reposo temporal como el Tungurahua y el Cotopaxi; y otros en pleno proceso eruptivo, como el Sangay y del Reventador.
En la plataforma continental existen más de 80 volcanes, además de los existentes en Galápagos donde hay al menos otros siete, según Silvana Hidalgo, directora del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (EPN).
La vulcanóloga advierte que se trata de una cifra que podría variar con el pasar del tiempo y con el avance de las investigaciones que se realizan periódicamente.
Además, explica que el Instituto es el encargado de monitorear y revisar el comportamiento sísmico y eruptivo de los volcanes potencialmente activos, activos y en erupción, que son alrededor de 20.
Pero no todos esos 20 volcanes reciben una atención idéntica.
El Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional cataloga a los volcanes como de alto, medio y bajo riesgo, considerando factores como la vulnerabilidad de zonas aledañas y cada cuánto tiempo entra en erupción.
Según la directora, los volcanes activos son observados a través de diversas tecnologías, pero no todos los volcanes cuentan con los mismos artefactos de observación.
"La vigilancia tiene una directa relación con la amenaza que significa para la población asentada en su cercanía", explica.
Entre los métodos más usados para monitorear a los colosos están:
- Sismómetros para detectar sobrepresiones internas y movimiento de fluidos. (El más usado)
- GPS - inclinometros, para detectar el hinchamiento o la deflación en los flancos relacionados con el ingreso o expulsión de magma.
- Detectores de gases volcánicos para determinar el ingreso y desgasificación del magma cerca de la superficie.
- Sensores acústicos que detectan el paso de lahares (lodo) o flujos piroclásticos en las quebradas cercanas.
- Cámaras de vigilancia.
- Cámaras térmicas, infrarrojas.
Los más monitoreados
"El Cotopaxi, el Tungurahua y el Guagua Pichicha son los volcanes que tienen las redes de monitoreo más densas", dice Hidalgo. Esto se debe a su frecuencia eruptiva y su cercanía a la población e infraestructura.
En el caso del Cotopaxi, el volcán activo más alto del país (5.897 metros de altura), la vulcanóloga dice que no está tan cerca de la población. Sin embargo, sostiene que el alcance de los fenómenos naturales serían catastróficos y amplios.
La directora apunta que el Sangay y el Reventador que están en pleno proceso de erupción, también son monitoreados constantemente por su condición.
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