Ucrania: estos son los peligros de los ataques rusos a plantas nucleares
El asalto de las fuerzas rusas en la central nuclear de Zaporiyia revivió los miedos sobre la seguridad de estas plantas, que como explica un experto, fueron construidas para la paz.
Una cámara de videovigilancia muestra el humo que sale de la central de Zaporiyia, luego del ataque ruso, el 4 de marzo de 2022.
Reuters
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Las autoridades de Ucrania trataron de mantener alejados a las fuerzas rusas de la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa. Incluso establecieron un perímetro de seguridad de hasta 30 kilómetros, pero las tropas de Vladimir Putin rodearon la facilidad y entraron a la fuerza el pasado 4 de marzo.
Horas más tarde del ataque, las autoridades ucranianas reportaron a la Agencia Internacional de Energía Atómica que el fuego en las instalaciones había sido controlado. Además, que los empleados del gobierno ucraniano siguen operando la planta, pero bajo las órdenes rusas.
Por ello, la preocupación sobre la seguridad y uso de la planta continúan. El portal The Conversation analizó el tema con el profesor y experto en seguridad nuclear, Najmedin Meshkati.
Como define Meshkati, las plantas nucleares se construyeron para las operaciones de paz, no de guerras.
"Estamos frente una situación volátil y sin precedentes. La única solución es no combatir alrededor de plantas nucleares. Una guerra es el peor enemigo para la seguridad nuclear del mundo".
Najmedin Meshkati, profesor y experto en seguridad nuclear.
En su diálogo con The Conversation, Meshkati enumera los peligros alrededor de un ataque cerca de esta u otra planta nuclear en Ucrania.
Daños en los reactores
"Lo peor que podría pasar en la central ucraniana de Zaporiyia es que una de las instalaciones es accidental o intencionalmente golpeada, como el lugar donde están los reactores nucleares", dice el catedrático Meshkati.
Esto se debe porque la zona donde están los reactores no está diseñada para soportar una explosión fuerte. "Sus muros están construidos para soportar una explosión interna leve como el rompimiento de una tubería".
Lo potencialmente grave en un ataque, según el experto, es que si un misil impacta la piscina de combustibles nucleares utilizados de la planta que contiene material radioactivo, porque esto liberaría la radiación. La peor parte es que esta piscina no está en el edificio de contenedores, y por ello es mucho más vulnerable.
Por otra parte, los efectos o daños de un ataque en la zona de reactores dependen de las armas que se usen.
El peor de los escenarios es que un grupo de misiles ataquen el domo, que es un cascarón reforzado de concreto en la parte principal del reactor. Esto podría dañar gravemente el reactor y enviar radiación en la atmósfera, dice Meshkati.
"Ante un posible incendio en la zona de reactores, enviar a bomberos podría ser difícil. Si eso ocurre sería un siguiente Chernóbil".
Najmedin Meshkati, profesor y experto en seguridad nuclear.
La antigua planta de Chernóbil fue escenario de los peores accidentes atómicos de la historia, en 1986.
El error humano
Ahora bien, las mayores preocupaciones no son los incendios solamente, sino la seguridad.
"Debido a que los trabajadores de la planta están bajo un increíble estrés y apuntados con un arma, esto incrementa las posibilidades de error o de equivocarse en su trabajo", señala el profesor Meshkati.
Otra preocupación es que los trabajadores no pueden hacer cambios en sus jornadas y están sometidos a largas horas y cansancio.
"Siempre hay el elemento humano que maneja la planta nuclear y los operadores son la primera y última línea de defensa en una facilidad como esta. Ellos serán los primeros en detectar una anomalía y tratar de pararla, si es que pueden".
Fallos en el servicio de energía
El tercer problema es que una planta nuclear necesita de contante electricidad, que es difícil de mantener en tiempos de guerra.
Aún si los reactores se apagan, la planta necesita generadores para poder mover el sistema de enfriamiento y remover cualquier residuo en el reactor. Además, la circulación de agua es necesaria para asegurarse de que el combustible de la planta no se sobrecaliente.
Como explica Meshkati, en 2011 en el desastre de Fukushima en Japón no funcionaron los generadores de emergencia, que reemplazan los sistemas de poder, y estos fueron inundados con agua y fallaron. "En situaciones como estas hay un apagón de la estación y es lo peor que podría pasar. Esto significa que no hay electricidad para correr el sistema de enfriamiento".
Bajo estas circunstancias, el combustible se calentara y el circonio (elemento químico) puede causar burbujas de hidrógeno. Si esto pasa, las burbujas explotan causando radiación.
“Mi mayor preocupación es que Ucrania sufra un fallo de electricidad. Y esto se incrementa en conflictos porque los postes de tendido eléctrico se pueden dañar o las plantas de electricidad de gas natural pueden dejar de operar".
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