Cómo las redes sociales cambiaron el amor, la información y la política
Más de 4.600 millones de personas usan redes sociales, y tras la aparición de estas plataformas el mundo cambió en tres aspectos.
Captura de pantalla de la herramienta Facebook Dating en un teléfono móvil.
Reuters
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Si Facebook fuese un país sería más poblado que China o India. Al momento, el rey de las redes sociales tiene más de 2.900 millones de usuarios en el mundo.
Otras redes sociales influyentes incluyen a WhatsApp, Twitter y la más joven de todas, TikTok. Se estima que al menos cinco de cada 10 personas en el mundo tiene una cuenta en estas aplicaciones, según el Digital Global Overview Report.
Más allá de los números, ¿cómo las redes sociales han cambiado el mundo? Un reporte del Foro Económico Mundial (WeForum) explica que la adopción de estas tecnologías está transformando a las personas y su entorno en tres aspectos:
- La manera de relacionarnos, cómo encontramos pareja o amigos.
- La forma para acceder información o consumir noticias.
- Y la manera en que la gente se organiza para demandar cambios políticos en la sociedad.
¿Somos más sociables en redes?
Desde sus inicios, a finales de los años 90, las redes sociales han prometido crear un entorno virtual de amigos, con intereses y gustos afines.
Por ello, el reporte del Foro Económico Mundial analiza si realmente las redes sociales han hecho que las personas sean más sociables y empáticos. O más bien, si nos han alejado de quienes tenemos más cerca.
De manera general, el estudio muestra que las redes sociales no curan la soledad, pero son una “herramienta positiva para reforzar conexiones genuinas con quienes ya conocemos”.
El problema surge, señala el informe, cuando las redes son usadas “como un sustituto de la interacción de la vida real”. En ese caso, lo perjudicial no radica en la herramienta, sino en la manera en como el ser humano coexiste con ella.
La psicóloga Beatriz Romero explica que las redes, al igual que otros avances tecnológicos, tienen sus pros y contras. “Han ayudado a encontrar personas que quizás habíamos perdido de vista, como compañeros de colegio”, dice.
Pero, a los adolescentes o personas más jóvenes les permite crear una especie de perfil falso. “Cuando tratan de salir de ese perfil, perfectamente elaborado, ven que la realidad es otra y son incapaces de tener relaciones sanas”.
Las redes también han cambiado la forma de relacionarnos afectivamente. Una encuesta en 2021 en Estados Unidos reveló que hasta un 40% de las parejas consultadas se conocieron ‘online’. Mientras que la proporción de quienes se conocieron a través de familiares o amigos ha disminuido desde 1995.
Auge de 'fake news'
Desde hace más de cinco años, las redes sociales derrotaron a los medios impresos en la difusión de noticias en los países del primer mundo. Uno de cada cinco adultos en Estados Unidos se informa por Facebook o Twitter.
Mientras que en Ecuador, los internautas pasan hasta 17,43 minutos al día conectados a redes como Facebook, donde consumen videos de noticias, algunas de canales de televisión y otros de hechos falsos.
Derrotar las 'fake news' o la desinformación es uno de los frentes de batalla de las redes sociales. Facebook ha sido el más señalado por permitir la multiplicación de mensajes falsos y ha anunciado correctivos desde 2016, pero con pocos resultados.
En 2021, endureció sus políticas y dijo que penalizará a los usuarios que compartan repetidamente noticias falsas.
Twitter no se queda atrás y en la pandemia suspendió varias cuentas por propagar desinformación acerca del Covid-19. Ha incluso vetado a políticos, como es el caso del expresidente Donald Trump, tras el asalto al Capitolio de Estados Unidos.
Pese a los esfuerzos, los investigadores aseguran que las informaciones falsas se difunden más rápidamente y llegan más lejos que las verdaderas. En promedio, se estima que un tuit falso recibe hasta un 70% más de retuits que uno real.
Política 2.0
La primavera árabe de 2011 se convirtió en la primera revolución de los 'smartphones' y redes sociales. En aquel entonces, los gobiernos del norte de África y de Medio Oriente se vieron sorprendidos por la rápida propagación de estas mayorías hiperconectadas.
“Fueron una poderosa arma de comunicación”, escribió el exactivista tunecino Sami Ben Gharbia. El resultado en Túnez fue el derrocamiento del dictador Zine el Abidine Ben Ali.
A estos movimientos le siguieron los de 'Ocuppy Wall Street' y 'Black Lives Matter en Estados Unidos', o el Movimiento de los Paraguas en Hong Kong.
En todos, la premisa fue protestar en redes sociales contra lo que consideraban injusto o políticamente inadecuado.
Desde entonces, los ejemplos de insatisfacción en redes son variados, “las personas usan a Twitter en muchos casos como una vía de escape y de catarsis”, dice la psicóloga Romero.
En Ecuador, las redes sociales también han servido para fines políticos, pedidos de cambios y denuncias. En la protesta del 30S (30 de septiembre de 2010) tomaron rol activo para propagar los abusos del Gobierno y en otras manifestaciones han servido para mostrar lo que ocurre en las calles.
Pero, los gobiernos también han hecho sus tareas y han tomado medidas que incluyen la cibervigilancia y hasta la censura. Han desplegado sus ejércitos de trols, perfiles creados en las redes para avivar la polémica, criticar al opositor o extender rumores.
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