Los volcanes de Ecuador, instrumentos musicales con una "voz única"
Las ondas producidas por los volcanes son medidas a través de micrófonos especiales o microbarómetros. Estos sonidos ayudan a monitorear a los nevados en el país.
Imagen del volcán Sangay, en el reporte del Instituto Geofísico, el 14 de abril de 2021.
Cortesía ECU911
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Ecuador se caracteriza por estar rodeado de volcanes, muchos de ellos activos. Ese es el caso del Sangay, ubicado en la provincia de Morona Santiago.
Este volcán, en erupción desde mayo de 2019, es monitoreado por científicos e investigadores del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional.
Una de las técnicas que usan para entender el proceso eruptivo es el infrasonido.
Mario Ruiz, sismólogo e investigador, explica que este mecanismo "identifica las ondas que emite el volcán".
Ruiz señala que la frecuencia de las ondas acústicas son demasiado bajas para los humanos, pero que son registradas por "micrófonos especiales y sensores de presión o microbarómetros".
Para poder escuchar esas ondas, el experto explica que se debe alterar la señal, "es como pasar una película en cámara rápida, se le cambia la frecuencia de muestreo".
Este mecanismo, según Ruiz es útil, ya que se puede identificar cómo los volcanes respiran o erupcionan, ya sean expulsiones grandes, medianas o pequeñas.
"Podemos ver cuál es la cantidad de gases que entra en la atmósfera después de una erupción", añade.
La investigación del Geofísico sugiere que existe una "huella de voz" única de cada volcán en Ecuador. La voz de cada nevado ayuda a los científicos a monitorearlos y alertar sobre los cambios que están ocurriendo en su interior.
El Cotopaxi y su 'musicalidad'
Al igual que el Sangay, otros volcanes como el Cotopaxi, el Tungurahua, el 'Guagua' Pichincha y el Reventador son monitoreados mediante la técnica del infrasonido.
Pero, el proceso más sorprendente fue en 2015 cuando inició la erupción del Cotopaxi.
Jeff Johnson, vulcanólogo de la Universidad Estatal de Boise en Idaho (Estados Unidos), quién estudió el coloso junto a Ruiz, calificó al Cotopaxi como uno de los instrumentos musicales más grandes del mundo.
Las grabaciones infrasónicas del volcán mostraron que después de la secuencia de erupciones en 2015, el cráter cambió de forma.
El cráter estrecho y profundo, con forma de cono, obligó al aire a reflectar contra las paredes cuando el volcán retumbó.
Esto creó ondas de sonido como las de un órgano de tubos, donde el aire presurizado es forzado a través de tubos de metal.
Este hallazgo muestra que la geometría del cráter de un volcán tiene un gran impacto en los sonidos.
Ruiz, sismólogo del Geofísico, recuerda que las ondas del Cotopaxi han sido diferentes a los otros volcanes. "Las señales que registramos en este volcán eran muy pequeñas. Tenían forma de tornillos porque eran regulares y largas".
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