Así funciona el software que estrelló dos aviones de Boeing
Una foto aérea de varios aviones Boeing 737 MAX en el aeropuerto internacional de Grant County en Moses Lake, Washington, e. 16 de septiembre de 2019.
Reuters
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Este modelo de Boeing ha sido tristemente célebre a causa de dos mortales accidentes en 2018 y 2019 que cobraron la vida de 317 personas y en los que se involucra un elemento en común: el software utilizado para las maniobras de aterrizaje.
El MCAS, o ‘Maneuvering Characteristics Augmentation System’ es un sistema de seguridad utilizado por el Boeing 737 MAX, que se activa cuando los sensores del avión exceden ciertos parámetros para el aterrizaje, entre ellos, lo que se conoce el ‘ángulo de ataque’.
El ángulo de ataque se forma entre el ala de un avión y la dirección del viento. Cuando este ángulo no es el adecuado para que el avión mantenga su elevación, el MCAS se activa.
Boeing describe el MCAS como un sistema de vuelo implementado en el 727 MAX para entregar características de maniobrabilidad para ángulos de ataque elevados únicamente durante ciertas condiciones de vuelo.
"El MCAS no opera en condiciones de vuelo comercial regulares, de hecho, es probable que la mayoría de tripulaciones de vuelo nunca experimenten una situación que amerite la activación del MCAS", según Boeing.
¿Cómo funciona?
El informe no favorable
El MCAS es un sistema que se activa automáticamente al detectar un ángulo de ataque inadecuado, haciendo que el avión eleve la cola y baje la nariz para nivelar el avión.
Un informe de la ‘National Transportation Safety Board’ (NTSB) de Estados Unidos explica que durante al menos dos accidentes aéreos, los sensores del Boeing 737 MAX entregaron información inconsistente al computador del avión.
Tanto en el vuelo de Lion Air Flight del 29 de octubre de 2018 como en el de Ethiopian Airlines del 10 de marzo de 2019, se detectaron inconsistencias en la información de los sensores.
En el primer caso, el avión se estrelló con 189 personas a bordo. El informe de la NTCS revela que los sensores indicaron al avión que debía compensar su posición respecto al viento bajando su nariz en varias ocasiones y los pilotos debieron, manualmente, corregir el rumbo que la aeronave estaba tomando de forma automática (y errónea).
Los continuados esfuerzos de los pilotos del avión para rectificar el curso del aparato no fueron suficientes.
En el vuelo de Ethiopian Airlines, ocurrió algo muy parecido. En ese accidente murieron 157 personas.
En ambos casos, se detectó que los aviones habían iniciado un proceso de vuelo con nariz hacia abajo, debido a que la recepción de información errónea en los sensores en el computador de a bordo activó el MCAS.
Multas millonarias contra Boeing
El Gobierno de Estados Unidos anunció el viernes 10 de enero una multa de USD 5,4 millones contra Boeing por supuestamente haber otorgado información errónea sobre las alas de los aviones 737, implicados en dos accidentes que se saldaron con 346 muertos en Indonesia y Etiopía.
Esa nueva penalización se suma a la de USD 3,9 millones que el Ejecutivo ya propuso aplicar a Boeing en diciembre del año pasado por el mismo problema de las alas en el modelo 737, indicó en un comunicado la Administración Federal de Aviación (FAA, en inglés), el organismo estadounidense que regula la aviación en el país.
En el centro de la polémica está una parte de las alas de los aviones 737, que se llama 'slat tracks' en inglés (pistas de tablillas en español) y que sirve para guiar la dirección de las alas con el objetivo de facilitar el aterrizaje y el despegue.
Supuestamente Boeing aseguró al Gobierno que ese componente de las alas cumplía con todos los protocolos de seguridad; pero, posteriormente, el regulador estadounidense descubrió que esa información era errónea.
En concreto, la FAA acusa a Boeing de no haber supervisado adecuadamente a sus proveedores para comprobar que estaban cumpliendo con el sistema de garantía de calidad de la compañía.
El problema afectó a 178 aviones del modelo 737, detalla el regulador.
La multa anunciada por hoy por la FAA es una propuesta y, ahora, la compañía tiene 30 días para revisarla y tratar de llegar a un acuerdo con el Ejecutivo estadounidense, lo que podría suponer una rebaja en la millonaria penalización.
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