Dos ecuatorianos analizan el impacto del pastoreo en el ambiente
Carlos Espinosa y Elizabeth Gusmán formaron parte de un equipo de cientos de investigadores, que determinó el impacto negativo del pastoreo en las tierras áridas. Los resultados del estudio se publicaron en la revista Science.
El investigador y docente lojano Carlos Espinosa, durante una salida de campo.
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Por primera vez, cientos de científicos evaluaron el impacto del pastoreo en las zonas áridas y semiáridas del planeta. Y el estudio contó con la intervención de dos investigadores ecuatorianos, Carlos Espinosa y Elizabeth Gusmán.
El informe denominado “Pastoreo y sus servicios ecosistémicos en tierras áridas” fue publicado en la revista Science en noviembre de 2022. Los científicos analizaron 326 ecosistemas áridos en 25 países, incluyendo Ecuador, y en seis continentes.
Los ecosistemas áridos, explica el investigador lojano Espinosa, tienen una alta estacionalidad climática, es decir, gran parte del tiempo pasan sin lluvia y la vegetación pierde sus hojas.
La importancia del estudio radica en que el pastoreo es una actividad de la que dependen 1.000 millones de personas en el planeta, y constituye una forma barata para alimentar al ganado, que produce leche o carne.
Pero el pastoreo también tiene sus efectos y no siempre son positivos para el ambiente. Los científicos concluyeron que el pastoreo, intensivo y sin descanso, impacta en la capacidad de las tierras áridas para suministrar servicios ecológicos.
Y además, los impactos de la actividad no son iguales en el planeta, añade el investigador ecuatoriano de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL).
La pérdida de servicios ambientales no ocurre en sitios semiáridos o donde las temperaturas no son tan extremas.
Mientras que en tierras áridas y con problemas de sequía, “si metemos cabras y hacemos un pastoreo intensivo, el efecto siempre será negativo”, expresa Espinosa.
Menos fertilidad y más calor
Zonas de Loja y del valle interandino del norte del país fueron analizadas en el estudio, publicado en Science.
“Para Ecuador, el estudio es importante porque en los bosques secos el 80% y hasta 90% de los pobladores dependen del pastoreo”, señala el investigador Espinosa.
Un punto crítico, explica el docente, es que debido al cambio climático, los suelos áridos se volverán más secos con el tiempo. Además, estos terrenos cubren el 40% de la superficie de la Tierra y son el hogar de una de cada tres personas.
Los servicios ecosistémicos de las tierras áridas son quizás imperceptibles para el ciudadano, pero son vitales para la alimentación y la supervivencia de todos. Algunos de estos beneficios son:
- El mantenimiento de la fertilidad del suelo
- La regulación del clima
- La regulación de la producción de forraje (hierba verde para el ganado) y madera.
El siguiente paso de la UTPL y los dos investigadores ecuatorianos es analizar la capacidad de carga de las tierras áridas en el país.
Con este análisis sabrán cuándo y dónde se puede ejercer el pastoreo de una forma sostenible.
Cambio climático y pastoreo
Gracias al estudio, los investigadores también comprobaron que el clima, el suelo y la biodiversidad varían, según la presión del pastoreo.
Cuando el uso de la tierra para el ganado es excesiva e intensa, las reservas de carbono en el suelo disminuyen. Mientras que la erosión del terreno aumenta.
Además, en los terrenos áridos hay plantas vasculares que proveen, por ejemplo, de un servicio fundamental contra el cambio climático: el almacenamiento de carbono.
Una manera de gestionar ecológicamente las zonas áridas es conservar su biodiversidad.
Al contrario de lo que muchos imaginan, las tierras áridas tienen mucha biodiversidad.
Según el docente Espinosa, ecosistemas como los bosques secos son hogar de unas 700 especies de aves. “Solo Loja, en el cantón Zapotillo, tiene 214 especies de aves”.
También hay una variedad importante de mamíferos y anfibios endémicos de la zona.
“Es necesario proteger esta biodiversidad porque esto mantiene el ecosistema, y así procuramos que los servicios ambientales continúen”, concluye Espinosa.
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