Dos investigadores cuencanos desarrollan un exoesqueleto de bajo costo
El exoesqueleto desarrollado en Ecuador obtuvo la patente en el mes de agosto de 2021. Las próximas fases incluyen las pruebas en humanos.
Exoesqueleto presentado el 12 de agosto de 2021 en la Universidad Politécnica Salesiana en Cuenca.
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Hace tres años, Luis Calle cursaba una maestría en métodos matemáticos y simulación numérica en la Universidad Politécnica Salesiana de Cuenca (UPS). Su proyecto de titulación era el diseño de un asistente robótico para personas con discapacidad.
Con la investigación en curso, su tutor Marco Amaya le propuso que el proyecto no quedara solo en lo teórico.
Así, los dos investigadores, con el apoyo de profesionales y estudiantes de la UPS, empezaron a desarrollar un prototipo de exoesqueleto que, ahora, ya tiene con una patente registrada. Es decir, cuenta con los derechos exclusivos del invento.
El robot, tal como Calle había proyectado, está diseñado para ayudar a personas con afecciones en sus extremidades inferiores o daños en la medula espinal. Está hecho de aluminio y tiene seis motores para una mejor movilidad.
Ayala dice que "en el país tener este tipo de elementos (exoesqueleto) es muy complejo y son costosos".
¿Cómo funciona el exoesqueleto?
"Este exoesqueleto es tipo 'lego': se puede ajustar a diferentes tamaños. Puede funcionar para niños, jóvenes o personas adultas", dice Marco Amaya.
El artefacto, explica el investigador, tiene una especie de arnés que sujeta a la persona y, para que exista movimiento, se lo empareja con la forma de caminar de cada usuario.
Luis Calle, desarrollador del proyecto, añade que el diseño se ajusta para alinear correctamente las articulaciones del robot con las articulaciones humanas.
Por el momento, el robot recibe las indicaciones desde una computadora, pero en el futuro lo que buscan los investigadores es que cada usuario pueda manejarlo a través de un control.
Pero, además de ayudar en la movilidad de las personas con discapacidad, el robot brinda apoyo en el área de la rehabilitación: el paciente puede usar el exoesqueleto previamente programado en un ciclo de marcha que estimula sus extremidades inferiores y músculos.
Eso permite al terapista, mediante telemetría, conocer datos relevantes de los avances y afecciones del paciente.
El futuro del proyecto
Después de obtener la patente, los investigadores de la UPS ya piensan en el futuro. El siguiente paso son las pruebas en humanos.
Los desarrolladores aseguran que este proceso es "complicado" y que se requiere de un código de bioética, que es una guía para el uso del robot.
Además, "se necesitan permisos especiales y cada paciente debe firmar autorizaciones para uso e investigación", dice Amaya.
Aunque el exoesqueleto aún no está en el mercado, Amaya cuenta que han recibido llamadas de pacientes con discapacidad que están dispuestos a probarlo. Pero, dice que la respuesta que siempre da es que, por el momento, está en primera fase de investigación.
Mientras desarrollan las pruebas en humanos, los investigadores quieren obtener apoyo de empresas nacionales y extranjeras para fabricar el robot de asistencia de manera masiva.
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