El explosivo secreto de los volcanes de Galápagos
Fotografía sin fecha cedida por Benjamín Bernard que muestra a un equipo de expertos vulcanólogos mientras recogen muestras de flujos de lava solidificada en el Volcán Wolf con la ayuda de un guardaparques del Parque Nacional Galápagos.
EFE
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Ubicados a unos 1.000 kilómetros de la costa ecuatoriana, los volcanes de las Islas Galápagos, entre los que se cuentan el Cerro Azul o Sierra Negra, permanecen en constante erupción.
Y aunque las erupciones son casi inofensivas, no se descarta en el futuro alguna de gran potencia porque en sus profundidades esconden magmas químicamente diversos.
Así lo indican muestras recogidas por un equipo de vulcanólogos internacionales en los volcanes Wolf, localizado en la isla Isabela, y Fernandina, situado en la isla del mismo nombre, para estudiar la composición de los flujos de lava que emanan los colosos.
Al descifrar las estructuras de los cristales microscópicos en sus lavas, el equipo reconstruyó las características químicas y físicas del magma.
Tienen "composiciones ácidas, con mayor contenido de sílice", lo que se asemeja al contenido de otros volcanes como el Cotopaxi, en la sierra ecuatoriana, explicó a Efe Benjamín Bernard, vulcanólogo del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional.
El equipo, formado por expertos de Estados Unidos, Reino Unido y Ecuador, cree que el basalto, fluido de aguas calientes, cubre toda la diversidad química restante, cuando la cantidad de magma que fluye a través de la corteza bajo el cono volcánico es lo suficientemente alta.
En las Galápagos, uno de las regiones más megadiversas del planeta y mejor conservadas, existen 23 volcanes escudo, volcanes grandes, y de estos, 13 han tenido erupciones en los últimos 10.000 años, indicó Bernard.
Un descubrimiento inesperado
La investigación nació porque el grupo de investigadores, encabezado por el inglés Michael Stock, de la irlandesa Trinity's School of Natural Sciences y autor principal del trabajo, quería saber por qué estos volcanes eran "tan aburridos" y qué proceso causaba que "las composiciones de las lavas se mantuvieran constantes", según un comunicado.
En cambio, entendieron que estos volcanes albergaban diversidad de magmas químicos, que "no son aburridos en absoluto" y que "sólo esconden estos magmas bajo tierra", recalcó Stock.
Esto puede ocurrir cuando los volcanes están ubicados cerca del "punto caliente", una anomalía de temperatura que asciende desde las profundidades de la Tierra y que, en definitiva, fue lo que creó el archipiélago de Galápagos.
Según el estudio, los componentes químicos encontrados podrían llegar a ser móviles y ascender hacia la superficie bajo ciertas circunstancias, es decir, que los volcanes que mantienen erupciones de lava basílica podrían tener actividad explosiva en el futuro.
"Sabemos que hubo erupciones, por ejemplo, el volcán Alcedo hace casi 100.000 años, pero eso no significa que Wolf y Alcedo, vayan a tener erupciones inmediatas, quizás las tengan en algunos cientos o miles de años", señaló Bernard.
¿Erupciones explosivas en Galápagos?
Los Volcanes Wolf y Fernandina, donde se tomaron las muestras, han tenido erupciones de basalto en 2015 y 2020, pero ahora gracias a esta investigación se sabe que debajo de ellos hay otros elementos explosivos, que algún día podrían emerger a la superficie
"Solo porque siempre han entrado en erupción de una manera particular en el pasado no significa que podemos confiar que continuarán haciendo lo mismo indefinidamente en el futuro", apunta la investigación publicada por la Escuela Politécnica Nacional.
Los resultados obtenidos también ayudarán a comprender mejor los riesgos que representan los volcanes en otras partes del mundo y a la vigilancia y evaluación de posibles peligros.
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