Seis especies que viven en ventanas y jardines de Quito y Guayaquil
Cuando se habla de fauna urbana se la asocia a perros y gatos, pero hay especies que hicieron de las calles de Quito y Guayaquil un hogar.
Imagen referencial. Iguanas de Guayaquil, parte de la fauna urbana de la ciudad.
Tomada de Trip X
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Una boa con siete crías, una zarigüeya con las patas quemadas y hasta un venado de cola blanca accidentado. Todos estos ‘pacientes’ han llegado en algún momento al consultorio de la fundación proyecto Sacha, que ha improvisado sus espacios para atender a estas especies que forman parte de la fauna urbana de Guayaquil.
Estas especies son víctimas de la expansión inmobiliaria, la pérdida de su hábitat o de la caza de animales silvestres en la ciudad.
De manera común se ha asociado a la fauna urbana con perros, gatos u otra mascota de compañía. La realidad es que esta denominación, según la legislación ecuatoriana, incluye a más animales: aves, roedores, insectos, reptiles, anfibios, peces que no son precisamente para alimento y hasta felinos.
Estas especies vivieron por siglos en los lugares donde hoy se levantan condominios, centros comerciales, plazas o carreteras.
Y ante la apropiación del ecosistema natural, por parte de los humanos, no han tenido otra alternativa que hacer de ciudades, como Quito y Guayaquil, su hogar.
Por ello, es que los ciudadanos hoy ven a las iguanas comiendo en el parque Seminario de Guayaquil, o a los pichones anidando en los balcones.
Y en Quito, ranas de manchas negras o algunas transparentes como un espejo llegan a los jardines, acompañados de culebras y otros insectos.
Conozca seis especies que hoy son parte del paisaje urbano de las ciudades:
- 1
El cutín de Quito
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En el Distrito Metropolitano de Quito, según el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), conviven 69 especies de plantas y animales, en medios del bullicio de la capital. De este total, hay dos anfibios y uno de ellos es la ranita Pristimantis unistriagatus, perteneciente a la familia anuro, y habita entre los 2.200 y 3.400 metros de altura en los valles interandinos. Comúnmente se lo conoce como el ‘cutín’ de Quito, es muy diminuto y con pequeñas manchas color café, y puede ser visto en jardines, pastizales y en solares cerca de las urbanizaciones. Se puede escuchar su canto en el día y la noche, cuando hay lluvias.
- 2
Gorrión Ruficollarejo
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El Inabio destaca que pese a la actividad inmobiliaria desarrollada de Quito y el reducido espacio físico, la ciencia ha podido registrar aves muy pintorescas como el Gorrión Ruficollajero o Zonotrichia capensis. Es una especie única entre los llamados ‘gorriones americanos’ y que se diferencia del gorrión doméstico, porque tiene un copete con rayas negras similar a una corona. El pico es corto y recto y su trino es muy agudo, y exclusivo de los machos para que las hembras puedan identificar a su pareja.
- 3
Ratón campestre
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Entre los mamíferos de la capital, los biólogos han detectado a un ratón campestre muy singular porque su pelaje es delicado, llamado científicamente Akodon mollis. Es una especie nocturna y puede ser localizado en los páramos, por encima de los 2.000 metros de altura, en los Andes. Acostumbra a realizar pequeños senderos a nivel del suelo y entre las grietas de las rocas. Cuando es manipulado, es muy dócil, y por ello, los científicos piden no confundirlo con una mascota y capturarlo para encerrado en una jaula.
- 4
Búho pigmeo
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El único búho pigmeo, que habita en las tierras bajas de la Costa, se deja ver ocasionalmente en las plazoletas y hasta en los techos de centros comerciales del noroeste de Guayaquil. Pertenece a la familia de los búhos Strigidae, es de color canela y tiene una apariencia pálida. Se alimentan por lo general de salamanquesas, y su canto es una serie repetitiva de sonidos agudos. Es un habitante típico de los bosques secos, que antiguamente rodeaban Guayaquil, y ahora el último remanente virgen de este hábitat es Cerro Blanco, en el norte de la ciudad.
- 5
Boa Matacaballo
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Entre julio y agosto hubo alarma en sectores del norte de la Costa por la aparición de boas. Llegaban a jardines, patios y hasta en carreteras, en una situación que los biólogos atribuyen al arribo del fenómeno de El Niño. Una de las boas autóctonas de Guayaquil es la serpiente constrictora apodada ‘matacaballo’, porque se creía era una asesina de bueyes. Pero esto es una exageración, porque estas boas miden entre dos y tres metros, y no serían capaces de atacar a un buey, burro o caballo. Es activa durante el día y la noche y aunque es común en la Costa, su estado de conservación es vulnerable, debido a la desaparición de su hábitat.
- 6
Salamanquesa de la Costa
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El nombre científico es Phyllodactylus reissii y es un reptil muy común en los hogares de Guayaquil y de otras ciudades de la Costa, pues se la encuentra en cocinas, patios, balcones y ventanas. Se alimenta de pequeños insectos y por las noches. Se trata de un excelente trepador que se ha adaptado muy bien a la ‘vida’ urbana, algunas personas las consideran sus ‘mascotas’, pero otras recurren a venenos para ratas con el fin de eliminarlas.
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