Qué hará Ecuador en el acuerdo Artemis de la NASA
Tras la adhesión al acuerdo Artemis, uno de los 'sueños' es que los cohetes de la NASA se lancen desde Ecuador, debido a su privilegiada ubicación geográfica.
Ilustración referencial de un cohete espacial con la bandera ecuatoriana.
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Con los viajes espaciales de la NASA despuntando, y el frenesí de Jeff Bezos o Richard Branson por el turismo espacial, la Luna dejará de ser un lugar solitario y se convertirá en uno de ‘moda’.
Al menos, esa es la expectativa de la agencia espacial estadounidense y de otros 27 países que se han unido al acuerdo Artemis 2020, parte del programa del mismo nombre, que aspira a poner al hombre en la superficie lunar nuevamente luego de 55 largos años.
Y junto a Brasil y Colombia, Ecuador es uno de los países de la región que se unió al acuerdo. La adhesión oficial fue celebrada con aplausos el pasado 21 de junio, en un evento que reunió a la Cancillería, y al Ministerio de la Producción.
¿Qué exactamente es el acuerdo Artemis? Y ¿qué rol puede jugar un país sin trayectoria espacial como Ecuador?
“No queremos que Ecuador sea un invitado tarde como en otros procesos internacionales de integración, sino que sea uno de los que organiza la fiesta” en el espacio, dice Iván Ortiz, vicepresidente de la Cámara de Comercio Ecuatoriano Americana (Amcham).
La Cámara fue precisamente la organización que tocó las puertas del Estado, de la Academia y de la empresa privada para que el país se una al acuerdo de la NASA.
Un acuerdo para regular el espacio
Sobre el uso del espacio existe ya un acuerdo, llamado “Tratado del Espacio Exterior”, redactado en el seno de las Naciones Unidos, pero tiene 55 años y se firmó antes de que Buzz Aldrin y Neil Armstrong pisen la Luna.
Este primer tratado establece que cualquiera puede utilizar o incursionar en el espacio, pero no es dueño de él, y además la exploración debe ser en ‘beneficio del bien común’.
Además, prohibía las armas nucleares en el espacio, pero no incluye mayores detalles sobre qué otros recursos llevar, dejando bastante abierta la regulación del espacio exterior.
Y hay otra decena de tratados creados luego por la ONU, pero ninguno de ellos es vinculante u obligatorio.
Al igual que los anteriores, el acuerdo Artemis depende de la ‘buena voluntad’ de los países adherentes.
Artemis propone reglas para la exploración lunar, desarrolladas por un solo país, Estados Unidos.
También incluye condiciones para establecer las ‘colonias’ lunares y hasta los lineamientos para explotar los codiciados minerales del satélite natural de la Tierra.
“El acuerdo plasma los principios de la NASA y su programa para recuperar la presencia en el espacio y en la Luna”.
Iván Ortiz, vicepresidente de la Cámara de Comercio Ecuatoriano Americana (Amcham).
Por ejemplo, dispone que los astronautas pueden extraer hielo lunar y usarlo en una misión científica. El hielo lunar es útil para el combustible que mueve las naves espaciales.
Pero el acuerdo tiene ciertos agujeros negros legales: no menciona qué pasará si una empresa privada, como Blue Origin de Jeff Bezos o Space X de Elon Musk, decide participar de la minería espacial.
Técnicamente, la extracción de minerales de la Luna debería ser para fines científicos y no comerciales.
¿Satélites lanzados desde Ecuador?
Según Ortiz, una de las razones para que Ecuador forme parte del acuerdo es atraer inversión tecnológica, debido a su estratégica posición geográfica.
Para el vicepresidente de Amcham no es arriesgado pensar que en un futuro los cohetes o satélites despeguen desde el centro del planeta, es decir, desde Ecuador.
Debido a que la Tierra está ensanchada en la línea ecuatorial, la distancia para lanzar un cohete en órbita es más corta que desde los hemisferios norte o sur.
“Hipotéticamente, el lanzamiento de una nave espacial desde el país tomaría menos tiempo en orbitar, optimizando recursos”, añade Ortiz.
Otro de los beneficios de que Ecuador integre Artemis es que tendría mayor acceso a la tecnología e información espacial que generan los satélites actuales.
Esta tecnología tiene muchos destinos, dice Ortiz, como en el campo agrícola, industrial y potenciaría la creación de nuevos emprendimientos ecuatorianos.
La Amcham también tiene en marcha un programa para capacitar a universitarios, con el que planea entregar 500 becas en ramas vinculadas a la exploración espacial.
“La idea es ampliar el radio de formación de los profesionales”, añade Ortiz, sobre el proyecto que cuenta con una alianza con el instituto de ciencias espaciales MILO de Arizona, Estados Unidos.
Un acuerdo sin Rusia ni China
Pero no todos están de ‘acuerdo’ con el tratado que propone la NASA para explorar la Luna, y el espacio.
Hasta el momento, unos 26 países se han unido a Artemis, incluyendo Francia, Arabia Saudita y los socios frecuentes de las misiones de la NASA, como Japón y Reino Unido.
Rusia y China no lo han hecho, y cada uno tiene sus razones.
El primero está enfrentado con Estados Unidos, a raíz de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022.
Incluso la participación de los cosmonautas rusos en la Estación Espacial Internacional (EEI) está en duda desde el año pasado, y se prevé, termine en 2023.
Además, el director del programa espacial ruso, Dimitry Rogozin, dijo en una entrevista con el medio The Verge que la misión Artemis I para regresar a la Luna “está demasiado centrada en Estados Unidos”.
Mientras que China tiene ambiciones propias de explorar la Luna, extraer sus minerales y establecer colonias.
El gigante asiático mantiene un programa de exploración lunar llamado ‘Chang’e’, que rivaliza con Artemis.
Funcionarios chinos han acusado al acuerdo Artemis de colonialismo disfrazado de un programa científico, y agregaron que no tienen intención de adherirse.
Sin Rusia y China como aliados en un futuro cercano, la NASA y Estados Unidos buscan a otros países que ‘compartan’ su visión sobre el espacio en un juego geopolítico que acaba de empezar.
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