Hay 72 millones de personas sin Internet en Latinoamérica
Falta más y mucho para conectar al sector rural de la región, pues 72 millones de personas viven sin acceso a Internet o tienen estándares mínimos de calidad.
Una persona se trata de conectar a un punto Wifi gratuito en una comunidad de Ecuador, el 17 de septiembre de 2022.
Ministerio de Telecomunicaciones
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El desafío sigue siendo grande. Casi el 58% de la población rural en América Latina y el Caribe carece de acceso a Internet con estándares mínimos de calidad.
Además, la brecha de conectividad con las zonas urbanas se ha expandido. Si en la ciudad, un 79% de pobladores cuenta con servicio de conectividad, en el campo apenas el 43% tiene acceso a Internet.
Estos son los resultados del estudio “Conectividad rural en América Latina: estado de situación, retos y acciones”, presentado por tres organizaciones y tres empresas privadas.
Si bien los gobiernos se han esforzado por instalar puntos gratuitos de Wifi, la realidad es que 72 millones de personas del campo viven sin conectarse a Internet. Y esta carencia conlleva a otros problemas de desigualdad digital, señala el informe.
Los estudiantes por ejemplo no pueden hacer sus tareas online o consultar en Internet. Un trabajador no puede hacer un trámite en línea, y hasta el agricultor no tiene acceso a técnicas y herramientas de capacitación.
El informe divide en tres grupos a los países, según su conectividad rural. Los que alcanzan una mejor puntuación son naciones como Argentina y Brasil. Mientras que Ecuador está en un nivel medio de conectividad, y a la cola están Venezuela, Nicaragua o Bolivia.
¿Qué pasa en Ecuador?
El Ministerio de Telecomunicaciones ha calificado como un hito del Gobierno la conexión de 53 parroquias rurales a Internet por primera vez, en 2022.
Pero hasta el propio Ministerio reconoce que aún falta mucho más por conectar, y que hay limitaciones geográficas que impiden instalar torres de acceso a Internet.
Para subsanar estos problemas están los 900 Puntos del Encuentro, o antiguos infocentros que cambiaron de nombre y permiten al ciudadano conectarse a portales en línea, hacer trámites, consultas o tareas escolares.
Las limitaciones persisten en varias zonas rurales como Cebabal, donde habita Miguel Anrango, un agricultor nacido en esta comuna de Pimampiro (Imbabura).
En Cebabal, Anrango paga USD 15 por una antena que provee el servicio de Internet en el hogar. “Pero si salgo a la plaza o me alejo de las casa, ya no tengo señal en el celular”, cuenta el hombre.
Según Anrango, quien es líder comunitario de esta zona rural, la mayoría de hogares de Cebadal ha contratado este servicio privado, porque no hay un punto gratuito de Wifi. El más cercano está en el cantón Pimampiro a una hora en bus de la comuna.
“El problema con este punto es que muchas parroquias se conectan a la misma señal y el Internet es malísimo”, dice el agricultor.
¿Cómo lograban los estudiantes conectarse en tiempo de pandemia? Cuando las escuelas cerraron debido al virus, muchos padres optaron por no matricular a sus hijos, porque no podían solventar el servicio de Internet.
"A veces no se pagaba la luz o nos atrasábamos en algún pago para poder cancelar el servicio de Internet y que puedan estudiar en línea".
Miguel Anrango, presidente de la comuna Cebadal en Pimampiro.
Con las escuelas reabiertas, la situación no mejoró, porque el plantel comunitario de Cebabal no tiene acceso a Internet. Tampoco hay conectividad en la unidad educativa de Pimampiro, según Anrango, quien tiene a dos de sus hijos estudiando en este centro.
El agricultor requiere de Internet
El Instituto de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo para América Latina son las tres instituciones creadoras del informe, y que abogan por mejorar la conectividad en la zona rural.
La intención del estudio, según IICA, es evidenciar que una mejora de la conectividad rural es clave para el agricultor y la soberanía alimentaria.
Un agricultor conectado tiene “acceso a productores, a las cadenas de comercialización, y contribuye al relevo generacional en la agricultura”.
Además, el acceso a Internet “empodera las mujeres rurales e impulsa la bioeconomía”, detalla el estudio.
En la presentación del estudio intervino el gerente de Agricultura Inteligente de Microsoft, Herbert Levy, quien destacó la democratización del acceso a la oportunidad que brinda Internet.
Por primera vez, según Levy, un agricultor puede acceder a información en tiempo real de los suelos, la salinidad y otras características del campo que “generan igualdad desde el punto de vista competitivo”.
De acuerdo al informe, las dificultades para incrementar la conectividad rural son problemas de infraestructura, elevados costos de inversión por la geografía de los lugares, y la escasez de estímulos que alienten inversiones privadas en el ámbito rural.
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