Carne "cultivada", la alternativa sostenible de un laboratorio argentino
La coordinadora del área de bioingeniería de los laboratorios Craveri, María Laura Correa, sostiene un frasco con los resultados de casi cuatro años de investigación.
EFE
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La idea surgió tras una alerta sobre el consumo de carne de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dice María Laura Correa, coordinadora del área de bioingeniería de los laboratorios Craveri.
"La OMS ha analizado que si el cultivo de carne tradicional sigue como hasta ahora, en 2050 vamos a tener un problema medioambiental".
María Laura Correa
Por eso, este laboratorio especializado en medicina regenerativa comenzó a aplicar la técnica que usaba para crear "piel, cartílagos y huesos" para generar tejido muscular, un proceso que tarda unas cuatro semanas y que tiene como estrellas a las "células satélite", encargadas de la multiplicación.
Carne de laboratorio
Todo comienza con la toma de una muestra de músculo animal, de "unos cinco o seis gramos", de la que se extraen células, llamadas mioblastos, y se siembran en un "biomaterial" -un líquido de color rosa rico en medios nutritivos como ácidos grasos, vitaminas e hidratos de carbono- que sirve de alimento para que las células puedan "crecer y dividirse".
El cultivo se hace empleando una estructura circular para que las células "empiecen a sentir la tensión superficial y se diferencien de las fibras musculares" que, finalmente, tendrán forma de anillo, de color blanquecino por la falta de sangre que da el característico color rojo a la carne.
Así, si bien el aspecto presenta diferencias con la carne tradicional, el valor nutritivo es muy parecido e incluso podría ser superior, dice el laboratorio.
En Craveri todavía no ponen fecha para llegar al consumidor. Para ellos conscientes de que "lo importante hoy es saber que la carne cultivada existe", aunque afirman que "no hay que esperar sentados".
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