Cómo el cambio climático le quita el sueño a millones de personas
La temperatura ideal para dormir bien es 18 grados centígrados, pero las olas de calor amenazan con trastocar el sueño de millones en el mundo.
Una ola de calor invadió a China y sus habitantes se refugiaron en centros comerciales, junio de 2018.
Reuters
Autor:
Actualizada:
Compartir:
El planeta se calienta y la tierra y los animales lo saben. La temperatura promedio en 2021 se situó en 1,1 grados por encima de la media preindustrial. Esto se tradujo en olas de calor en zonas como California, que alcanzó los 54,4 grados centígrados, o Sicilia, que superó los 48 grados.
Y si los humanos eligen no hacer nada para detener la contaminación, el cambio climático impactará en el sueño reparador que deberían tener cada noche.
Un estudio de universidades danesas y alemanas analizó los patrones de sueño de 50.000 personas en 68 países, incluyendo Ecuador. El informe halló que a más calor, peor es el sueño.
Según el reporte, publicado en mayo en la revista científica One Earth, la probabilidad de dormir menos de siete horas incrementa gradualmente cuando la temperatura exterior del cuarto excede los 10 grados centígrados.
Además, aquellas noches de más de 25 grados centígrados representan hasta 14 horas menos de sueño diario.
"Esta es la primera evidencia a escala mundial de que las temperaturas por encima de la media erosionan el sueño de los humanos".
Kelton Minor, investigador de la Universidad de Copenhague.
Según Minor, autor principal del informe sobre el sueño y el cambio climático, esta erosión se produce porque el calor excesivo retrasa el momento en que las personas se duermen y adelanta la hora en que se despiertan.
En promedio, la ciencia estima que lo ideal para un adulto es dormir diariamente de seis a siete horas sin interrupciones. En el caso de los niños, de nueve a 11 horas diarias.
¿Adiós, dulces sueños?
Hay más evidencias poco alentadoras sobre el sueño y el cambio climático: los investigadores aseguran que si las temperaturas siguen aumentando, los humanos perderán 50 horas de sueño por año hasta 2099.
Las mujeres, los adultos mayores y las personas de países pobres llevan la peor parte:
- Cuando la temperatura promedio de un país aumenta tan solo un grado, esto tiene el doble de impacto en los adultos mayores, versus adultos de otras edades.
- Y en cuanto a las mujeres, ellas tienen más piel grasa subcutánea que los hombres, impidiendo que tengan un sueño reparador en noches calurosas. Además, poseen una temperatura corporal más elevada en ciertas etapas como la menopausia.
- Aquellos que viven en países pobres tienen hasta tres veces más posibilidades de sufrir problemas de sueño, por las altas temperaturas, que los de países ricos. Es posible que el acceso a un aire acondicionado esté relacionado con una mejor calidad de sueño.
En la Costa ecuatoriana, si bien al momento está pasando por un periodo inusual de frío, el Inamhi reporta temperaturas promedio de 21 a 31 grados centígrados. Y en el invierno, la temporada de lluvia es muy caliente y húmeda.
Algo similar ocurre en la Amazonía, donde el termómetro marca un promedio de 26 grados centígrados la mayor parte del año.
Todo está en el cerebro
El proceso óptimo para dormir bien y tener un sueño reparador radica en el cerebro. Cuando hay olas de calor extremas, el cuerpo no puede enfriarse y el cerebro acumula esa temperatura.
Para descansar, el cerebro del ser humano necesita rebajar su temperatura interna.
¿Y qué pasa cuando no se duerme? Diversos estudios multidisciplinarios han demostrado que un sueño pobre en calidad y cantidad debilita el sistema inmune y golpea la salud mental.
“Menos horas de sueño erosiona el desempeño en el trabajo y en la escuela. Si no hacemos nada por detener el cambio climático, estas noches de alta temperaturas tendrán un impacto grande en la economía”, dice el profesor universitario y médico internista Rodrigo Zambrano.
Según Zambrano, cuando una persona no tiene un sueño reparador, los efectos son más amplios que una simple somnolencia o ‘mal dormir’. Hay riesgos de desarrollar problemas de salud, como obesidad, diabetes, presión arterial alta y depresión.
Y es que cuando el cuerpo duerme no solo descansa, también libera hormonas que ayudan a reparar las células.
Además, durante el sueño, el cerebro aprovecha para ‘evacuar’ sus desechos a través de lo que se conoce como fluido intersticial o el líquido que está entre las células.
Compartir: