Cambio climático: ¿Cómo afecta el calor extremo a las embarazadas?
Mientras el mundo sigue enfrentando olas de calor extremo, la ciencia documenta más efectos negativos en las embarazadas como partos prematuros y bebés de bajo peso.
Imagen referencial de una mujer embarazada sobre un fondo negro.
Pixabay
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Fátima Ordóñez acostumbra a trotar entre 15 a 30 minutos cada día, y tras su primer embarazo siguió con su rutina. Pero ahora sale más temprano, cuando el reloj apenas si marca las 06:00, para evitar el calor extremo y el sol de Guayaquil, que comienza a calentar cuando no son ni las 09:00 de la mañana.
"Mi doctor me dijo que llegaba tan sudada y cansada, más de lo normal, no solo por el embarazo, sino por la radiación solar. Estaba perdiendo hasta un kilo diario, cuando mi meta no es bajar de peso", dice Ordóñez, quien es ajena a los hallazgos de la ciencia sobre la vinculación del calor y la gestación.
A mediados de noviembre de 2023, científicos del instituto de Australia 'Heat and Health Research Incubator' comenzaron a estudiar los perjuicios del intenso calor en los embarazos.
Para la investigación han citado a decenas de mujeres en ese país, que serán medidas mientras pedalean o hacen otros ejercicios, pero en cámaras que simulan las inclemencias del sol y el calor.
En pruebas iniciales, una de las doctoras de la investigación llamada Jem Cheng logró demostrar que durante una sesión de 86 minutos de pedaleo en una bicicleta, la temperatura ambiental de 36 grados centígrados se siente mucho más en una embarazada, hasta 10 grados más y con un elevado nivel de humedad.
Estos son los riesgos
Una docena de epidemiólogos e investigadores en el mundo han estudiado los efectos negativos del calor extremo en los embarazos, señala la revista Science en una publicación.
La mayoría de consecuencias de los patrones climáticos extremos, durante un embarazo, se han vinculado a partos prematuros, niños con bajo peso, bebés muertos y anomalías congénitas en el feto.
Se considera a un bebé prematuro cuando las labores de parto comienzan antes de las 37 semanas de embarazo, y esto podría acarrear problemas de salud al neonato.
Mientras que un bebé tiene bajo peso cuando nace con apenas 2,5 kilos, lo que también conlleva patologías a futuro.
Además, en gran parte, los efectos negativos del calor en las embarazadas se han documentado en mujeres de países pobres o en vías de desarrollo.
Pero de todos los efectos vinculados a las olas de calor, los partos prematuros son los más comunes.
Un estudio hecho en 2020 halló que por cada grado centígrado extra en la temperatura, la probabilidad de tener un embarazo prematuro sube un 5%.
Y durante una ola de calor extrema, como la que ha vivido el mundo en 2023, la posibilidad de alumbrar un bebé prematuro crecen al 16%
Otro daño estudiado del calor extremo, que analizó a 400.000 embarazadas, es la vinculación con un incremento de preeclampsia y diabetes gestacional. Ambas patologías son responsables de la mayoría de complicaciones durante el parto.
¿Por qué las embarazadas sufren más?
Estimaciones de las Naciones Unidas indican que 2023 será el año más cálido registrado en la historia de la humanidad.
América Latina, incluyendo Ecuador, está entre las regiones con el mayor incremento de temperaturas debido al arribo del fenómeno de El Niño.
A esto se suma el cambio climático, que exacerba los eventos climáticos naturales, puesto que el aumento de la contaminación puede causar enfermedades respiratorias que afectan el organismo de una embarazada.
"El cambio climático empeora la calidad del aire debido a las temperaturas elevadas, que favorecen la formación de una capa de ozono a nivel del suelo".
Artículo científico Revista Science
Una razón de peso para que las embarazadas sufran más los embates del calor y el cambio climático, explica el ginecólogo guayaquileño Roberto Fernández, es que las mujeres en gestación mantienen una temperatura corporal ligeramente superior a la media.
Incluso, esta temperatura podría aumentar debido a factores externos, como estrés o la alimentación.
"Las embarazadas también tienen más probabilidades de estar deshidratadas, y, por lo tanto, sudar más, y a veces toman menos agua, haciendo que las temperaturas muy altas sean muy peligrosas para el feto", agrega el médico Fernández.
Al igual que los estudios científicos, Fernández señala que los efectos del calor extremo afectan más a embarazadas de escasos recursos, "y que muchas veces siguen realizando labores domésticas en estado avanzado, o trabajan a temperaturas elevadas".
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