Calor extremo provoca más dengue y muertes en Ecuador y en Sudamérica
Las olas de calor excesivo, como consecuencia del cambio climático, amenazan al país y ocasionan muertes prematuras en niños y adultos mayores.
Personal del Ministerio de Salud en una campaña de prevención del dengue, en Monte Sinaí, Guayaquil, el 4 de abril de 2023.
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El primer estudio sobre el impacto del cambio climático en la salud en América del Sur es contundente: las muertes asociadas al calor extremo aumentaron un 160% en la región.
Y solo en Ecuador estas muertes prematuras, en niños y adultos mayores, subieron un 10% entre 2017 y 2021.
El reporte fue hecho por la organización Global Countdown, una iniciativa de 21 instituciones académicas, agencias de las Naciones Unidas y de la revista científica The Lancet.
Los países más impactados por la ola de calor son Ecuador y Guyana, aunque también hay afectaciones en Perú, Colombia y Bolivia.
Datos del propio Ministerio del Ambiente señalan que el país sumó un grado más de temperatura, entre 1910 y 2010.
Otra de las conclusiones del estudio es la relación estrecha entre el calor y el aumento de enfermedades vectoriales, especialmente el dengue.
Esta enfermedad, causada por el mosquito Aedes aegypti, ha aumentado un 35% en 20 años en los países tropicales de la región.
Lo más grave es el nivel de transmisión del dengue, por cada paciente enfermo se originan hasta 3,5 nuevos contagios.
Mosquitos 'aman' el calor
El nuevo informe ya fue publicado en la revista The Lancet el pasado 28 de marzo y es de acceso público.
Según sus autores, es una señal de alerta para que los gobiernos lo lean y tomen medidas ante el cambio climático.
"Es un efecto en cascada, el cambio climático produce eventos extremos como la variabilidad de la precipitación y olas de calor".
Mercy Borbor, profesora investigadora de la Facultad de IngenieríaMarítima de la ESPOL.
Pero, ¿por qué el calor y el dengue se relacionan? Los científicos han encontrado que en zonas calientes y húmedas, los mosquitos se reproducen con facilidad.
A esto se une que los lugares más calurosos atraen las lluvias y en países con barrios empobrecidos, el agua se queda estancada dando paso a más mosquitos.
Esta no es la primera alerta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló hace poco que cuando el ambiente se calienta, los mosquitos se multiplican.
Otra advertencia es que el dengue podría dejar de ser exclusividad de los sectores más tropicales, porque ya hay evidencia de que la enfermedad se ha trasladado a países con climas más templados, como Argentina y Chile.
En Ecuador, en lo que va de 2023, se han reportado 2.958 casos de dengue, distribuidos principalmente en Guayas, El Oro y Manabí. Al menos 125 han sido casos de alarma y siete graves. Dos personas han fallecido.
Fin a los subsidios
Según el informe de Global Countdown, en los últimos 10 años, los niños menores de un año han estado expuestos a 2,35 millones de días de calor.
Mientras que los adultos mayores, han soportado hasta 12,3 millones de días de calor.
Estas altas temperaturas les han provocado otras enfermedades, además de las infecciones como el dengue.
Otras patologías frecuentes son las enfermedades respiratorias, cardiovasculares y la deshidratación severa.
Según la docente de la ESPOL, Mercy Borbor, estas olas de calor extremo afectan a poblaciones más susceptibles, como los adultos mayores.
Con el envejecimiento, el metabolismo se ralentiza, y disminuye su capacidad de notar la sensación de calor y sed.
"Entonces, los adultos mayores no toman agua y se deshidratan fácilmente, lo cual puede desencadenar en un choque térmico, que finalmente puede llevar a la muerte", agrega Borbor.
Y los expertos autores del estudio también hacen algunas recomendaciones a los Gobiernos.
La principal es que abandonen los subsidios a los combustibles fósiles por dos razones. Primero, porque la producción de estas fuentes de energía no renovable incrementa el cambio climático.
Y segundo, por estos subsidios representan hasta un 10% del gasto en salud en países sudamericanos.
En Ecuador, los subsidios netos a los combustibles fósiles son equivalentes al 85% del presupuesto sanitario nacional, dice el informe.
Por ello, la sugerencia es que este dinero de los subsidios se redireccione a adaptar mejor los hospitales y el sistema de salud para el cambio climático.
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