Basura espacial, una amenaza para los satélites que conectan a la Tierra
Existen alrededor de 9.300 toneladas de objetos espaciales que orbitan la Tierra, incluidos satélites que no funcionan y partes de cohetes lanzados previamente.
Satélites y basura espacial alrededor de la Tierra
ESA
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En 1957 la extinta Unión Soviética puso en órbita el primer satélite, el Sputnik I. Desde entonces se han realizado más de 6.000 lanzamientos, según la Agencia Espacial Europea (ESA).
Una parte de los lanzamientos queda orbitando la Tierra y se los denomina basura o desechos espaciales.
Además, técnicamente la ESA explica que los desechos espaciales se definen como todos los objetos artificiales no funcionales, incluidos los fragmentos y elementos desprendidos de los mismos, en órbita terrestre o que vuelven a entrar en la atmósfera.
Ese fue el caso del cohete chino que reingresó a la Tierra el pasado 8 de mayo y sus partes cayeron en el océano Indico sin causar daños.
La expectativa por los daños, que causarían los restos del cohete chino, retomó el debate sobre cómo deben tratarse estos desechos espaciales, y sus posibles consecuencias a los satélites en órbita.
Es más, la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertó en abril de 2019 que esta basura espacial es una amenaza para los satélites que posibilitan las telecomunicaciones en la Tierra.
Basura de todos los tamaños
La Agencia Espacial Europea (ESA) dice que el número de satélites que se han colocado en órbita son 11.370. Pero señala que cerca de 4.000 funcionan.
Además, según los datos, actualizados a mediados de abril de 2021, el número de objetos que las redes de vigilancia espacial rastrean regularmente son 28.160.
La ESA estima que existen más de 93.000 toneladas de basura espacial.
Y, según los modelos estadísticos se estima que en órbita hay:
- 34.000 objetos mayores de 10 centímetros.
- 900.000 objetos de más de 1 centímetro a 10 centímetros.
- 128 millones de objetos de más de 1 milímetro a 1 centímetro.
Posibles riesgos
La ESA señala que como consecuencia del creciente recuento de escombros espaciales, la probabilidad de colisiones catastróficas aumenta progresivamente.
Además, menciona que cualquiera de estos objetos puede causar daños a una nave espacial operativa.
Por ejemplo, una colisión con un objeto de 10 centímetros causaría la fragmentación de un satélite. Un objeto de 1 centímetro probablemente dañaría una nave espacial y penetraría los escudos de la Estación Espacial Internacional.
Mientras que un objeto de 1 milímetro podría destruir subsistemas en un satélite.
Primera colisión en órbita
La primera colisión accidental en órbita entre dos satélites ocurrió el 10 de febrero de 2009.
Un satélite de comunicaciones estadounidense de propiedad privada, Iridium-33, y un satélite militar ruso, Kosmos2251, chocaron.
Ambos generaron más de 2.300 fragmentos rastreables. Algunos se han descompuesto y han vuelto a entrar en la atmósfera, donde se han quemado.
¿Es posible limpiar la basura espacial?
No importa el tamaño de los fragmentos, cualquier trozo espacial que viaje a una velocidad de 56.000 kilómetros por hora es peligroso si choca con alguno de los satélites que conectan al mundo, ya sea de GPS, telefonía móvil o Internet.
"Se puede producir un efecto en cascada si chocan unos contra otros, generando más escombros y haciendo que las órbitas más útiles no sean seguras".
En este contexto, la ESA destaca la misión ClearSpace-1, que será la primera del mundo destinada a eliminar basura espacial. Su lanzamiento está previsto para 2025.
La misión tendrá como objetivo atrapar a Vespa, un adaptador de la carga útil secundaria del cohete Vega. Este fue abandonado tras el segundo vuelo de este lanzador en 2013.
Con una masa de 100 kilogramos, Vespa tiene un tamaño similar al de un satélite pequeño. Por ello es un primer candidato ideal para este tipo de operación de limpieza espacial.
El satélite "cazador" ClearSpace-1 se enviará a una órbita inferior de 500 kilómetros de altitud para una serie de ensayos críticos antes de ascender a la órbita final, donde capturará el objeto empleando cuatro brazos robóticos.
Después, tanto el satélite de captura como Vespa se desorbitarán para que se desintegren juntos en la atmósfera.
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