"Escuché a mi hija y recuperé la esperanza", dice sobreviviente del terremoto
Gustavo Bustamante cuenta a PRIMICIAS cómo rescató a su hija y a su esposa de los escombros de un edificio que colapsó por el terremoto en Pasaje, El Oro.
Gustavo Bustamante, de 44 años, rescató a su hija Ceci, de 9 meses, en un edificio que colapsó en el terremoto del 18 de marzo de 2023, en Pasaje, El Oro.
Alexander García
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La fotografía se hizo viral como símbolo de la vulnerabilidad de la vida y la fuerza del amor en medio del terremoto en Ecuador. Un padre besa a su hija tras recuperarla de los escombros en el cantón Pasaje, a 18 kilómetros de Machala, en la provincia de El Oro.
Y están en la segunda planta de un edificio de siete pisos, que colapsó.
El hombre es Gustavo Bustamante, de 44 años, quien rescató a su pequeña Ceci y a su esposa, Dina Moscoso, de 35, en Pasaje, tras el terremoto de 6,5 del 18 de marzo de 2023. La madre y la niña se encontraban en el séptima planta.
"Cinco de los siete pisos colapsaron sobre ellas. No había posibilidad de que alguien sobreviviera a eso", cuenta.
En Pasaje, 30 inmuebles resultaron totalmente destruidos. Pero solo una persona murió a causa de los diferentes colapsos.
"Lloré, sentí que todo se me fue. Y me culpé, porque comencé a preguntarme qué hubiera pasado si pasaba a recogerlas minutos antes".
Gustavo Bustamante.
Una voz interior
Una voz interior le dio fuerzas para persistir. "Escuché un sonido, una voz, que me llamaba Gustavo, papá. Era como si escuchara a mi hija y lo curioso es que ella todavía no habla. Me inundó un momento de esperanza", recuerda.
Con la escalera de un vecino logró acceder a la segunda planta. Cinco pisos de la edificación se habían desplomado sobre esa planta. Y encima del segundo piso solo encontró loza sobre loza.
Aquello era todo escombros, fierros, vigas y desechos, cuenta. Los vecinos le gritaban que no ingresara porque todo estaba a punto de colapsar.
En una parte de la segunda planta, que prácticamente no sufrió daños, halló a su abuelo Clemente Márquez, de 87 años, quien estaba aturdido, pero ileso, así que lo rescató.
Pero el "sonidito" en su interior lo seguía impulsando.
"Comencé a gritar Dina, Ceci. Hasta que encontré a mi esposa aferrada a mi nena con los escombros encima. Era un milagro que estuvieran vivas".
Gustavo Bustamante.
Tuvo que ingresar dos veces y hacer un video del lugar dónde estaban atrapadas, para enviárselo a los bomberos.
"Ingresé con un bombero valiente, del que nunca supe su nombre, y sacamos todos los escombros hasta llegar a mi esposa y a mi hija", dice emocionado.
Una capa de 20 centímetros de escombros cubría su esposa e hija. Un triángulo de vida soportado por una viga y una puerta las protegió.
Todo el proceso de rescate tomó entre 25 minutos y media hora. Y para Bustamante fue pasar de la desesperanza al júbilo.
"Mi mujer tenía a mi hija aferrada a su pecho. Para mí, ella es la verdadera heroína. Cuando el bombero me entrega a mi nena, la mezo en mis brazos y le doy un beso. En ese momento nos toman la foto desde la calle", comenta.
"Estaba pidiendo una escalera para sacarlas rápido porque había riesgo de colapso y temía que mi esposa y mi nena estuvieran heridas".
Gustavo Bustamante.
Había una multitud siguiendo el rescate.
Momentos antes del sismo
Gustavo cuenta que había llegado en su carro a recoger a su esposa y a su hija, minutos antes del sismo. Él estaba estacionado afuera del edificio y llamó a su esposa por teléfono para que bajara.
Pero como no le atendió la llamada, decidió subir. Cuando abría la puerta del vehículo, la tierra comenzó a sacudirse. Los escombros de cemento y loza cayeron sobre el vehículo.
"Fue el momento más horrible. Cuando logro salir del vehículo, imagínense ver el edificio de siete pisos partido en dos. Y lo que me partió el alma fue ver la mesita de comida de mi nena entre los escombros", dice Bustamante.
La edificación es familiar y el abuelo les había regalado un piso para cada hijo.
Tanto Dina como Ceci resultaron prácticamente ilesas. La bebé tiene pequeñas laceraciones en las piernas y la madre recibió dos suturas en la espalda por un corte provocado por la caída de ladrillos.
"Sentí que siempre Dios nos acompañó… la verdadera heroína es mi esposa que aferró a la nena en su pecho y nunca la soltó", agregó.
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