Restos mortales que permanecían en contenedores averiados fueron sacados para ser etiquetados antes de su inhumación.
Alrededor de 100 cadáveres envueltos en fundas plásticas negras y blancas fueron colocados uno al lado del otro en el estacionamiento de la morgue de Guayaquil, situada en la avenida Rodríguez Bonín, en el norte de Guayaquil.
El panorama era desolador. Unos treinta funcionarios, ataviados con trajes, mascarillas y guantes, sacaron estos restos mortales que se almacenaban en tres contenedores del centro de Ciencias Forenses, dos de los cuales presentaron averías.
El movimiento en los patios fue registrado por el canal Ecuavisa el 3 de julio de 2024, cuando los habitantes de la zona percibieron olores fétidos en el sector. "Están podridos esos muertos", reaccionó un vecino.
Personal de Medicina Legal procedió a etiquetar los cadáveres para realizar una inhumación de los cuerpos sin identificar que permanecen en estas instalaciones desde hace cuatro meses, agregó el medio televisivo, citando fuentes del centro forense.
El 11 de junio, en un comunicado, el Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses admitió que "debido a la violencia criminal en el país, existe un mayor número de cadáveres" que no han sido identificados ni retirados por sus familiares.
La primera inhumación se realizó el 21 de junio en un cementerio de la provincia de Los Ríos, a pedido de la Fiscalía, junto con la toma de muestras de ADN a los cadáveres no identificados.
La Comisión de Salud de la Asamblea ha anunciado que investigará el colapso de la morgue de Guayaquil, visitará el sitio y pedirá la comparecencia de autoridades.
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