Tres jóvenes que estaban desaparecidos son hallados muertos en México
Los ecuatorianos estuvieron desaparecidas durante cinco meses. Sus familias aseguran que ellos fueron secuestrados en septiembre de 2022 y que, incluso, pagaron un dinero que les pedían los captores a cambio de liberarlos.
Imágenes de Alejandro Malla, de 20 años, uno de los ecuatorianos que fue hallado muerto en Ciudad Juárez, México, en febrero de 2023.
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Tres migrantes ecuatorianos que estaban reportados como desaparecidos desde hace cinco meses fueron encontrados muertos en Ciudad Juárez, México, en febrero de 2023.
Los jóvenes fueron identificados como Alejandro Malla, de Azuay; Jonathan Morocho, de Zamora Chinchipe; y Jeremy León, de El Oro. Los tres tenían 20 años y salieron de Ecuador en agosto de 2022.
Margarita Dota, madre de Alejandro Malla, confirmó a PRIMICIAS que a mediados de febrero, autoridades ecuatorianas le informaron que encontraron el cuerpo de su hijo en Ciudad Juárez, México.
Pero no le dieron más detalles de cómo ocurrieron las muertes. Con eso coincide Cecilia Benítez, madre de Jonathan. "Quiero saber cuándo pasó eso, cuándo los encontraron porque no sabemos nada", contó la mujer a la cadena Ecotel.
La identificación de los cuerpos fue posible al cotejar las huellas dactilares de los jóvenes con los registros disponibles en Ecuador. El caso fue remitido a la Unidad de Homicidios de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua, en Ciudad Juárez.
Los tres jóvenes son parte de un grupo de siete migrantes ecuatorianos que en enero de 2023 fueron reportados como desaparecidos y, presuntamente, fueron secuestrados por un grupo criminal que opera en el norte de México, según información de la organización 1800-Migrante.
Los testimonios de la familia de Alejandro Malla y Jonathan Morocho coinciden en que los jóvenes, al principio, les enviaron videos contándoles que ya cruzaron la frontera.
El 6 de septiembre perdieron contacto y empezaron a recibir llamadas de los presuntos secuestradores, quienes les pedían dinero a cambio de liberarlos.
En los dos casos, las familias pagaron entre USD 3.000 y USD 5.000 a los extorsionadores, aparte del dinero que ya habían dado al traficante que debía llevarlos a Estados Unidos.
Ahora, las dos familias organizan actividades para recolectar fondos, tanto para la repatriación de los cuerpos como para pagar la deuda con la que se quedaron.
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