Jessy, la agente de cuatro patas que destaca en Antinarcóticos
La nariz de los perros ha sido clave para la incautación de 65 toneladas de droga en Ecuador. La Unidad Nacional Canina los entrena para que sean como Jessy, una 'oficial gringa' que tiene en su historial un récord a favor de Antinarcóticos.
Los perros trabajan junto con los guías. En la imagen está Jessy cumpliendo con su tarea.
Cortesía
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Se llama Jessy. Es la agente estrella de la Unidad Nacional Canina. No porque mueva la cola o salude con la patita, sino porque con su ayuda la Dirección Antinarcóticos de la Policía ha logrado incautar diez toneladas de droga, desde el 1 de enero de 2021 hasta el 16 de noviembre de 2022.
Nacida el 15 de mayo de 2019 en Estados Unidos, esta perra de raza pastor belga malinois fue donada por la embajada de ese país a Ecuador.
Con 23 kilos y 40 centímetros de estatura, la 'oficial' de cuatro patas destaca frente a sus compañeros caninos.
Pero todos son tan valiosos como ella a la hora de ejecutar un operativo antidrogas: han logrado la incautación de 65 toneladas de sustancias sujetas a fiscalización.
Eso representa casi un tercio del total de incautaciones en Ecuador: 173 toneladas. Uno de los casos más recientes sucedió en Guayas, el 13 de noviembre. Gracias al perro Piko se descubrió un contenedor con 24 maletas llenas de cocaína que iba a Países Bajos.
Las señales de alerta
Jessy, la agente perruna, vive en Guayaquil con su guía. El capitán José Naranjo, jefe de Apoyo Operativo de la Unidad Nacional Canina, dice que la perra cumple sus tareas en uno de los puertos marítimos de Guayaquil, no precisa en cuál, por su seguridad.
Y fue en uno de estos donde batió su récord. El 13 de febrero de 2022, mientras se realizaba una inspección de pre embarque, Jessy dio una alerta. "Empezó a desesperarse. Era un comportamiento diferente al habitual", detalla Naranjo.
Tras revisar, los uniformados hallaron siete toneladas de cocaína en un contenedor que iba con destino a Bélgica, la nueva capital mundial de la cocaína en Europa. ¡Un puntazo para Jessy! Con el apoyo de la perra sacaron del mercado USD 420 millones de sustancias ilegales, sostiene Naranjo.
Leonada y de pelo corto, la agente 'gringa' es dócil y equilibrada. No tiene crías, pero es fértil. Y, por su excelente labor, cada año la llevan dos veces de viaje -a la playa, a la montaña- para que libere el estrés y, por supuesto, se olvide por un momento de lo que es olfatear.
Los paseos no son solo para Jessy, sino para los perros que 'trabajan' con la Policía. Son 180 y están distribuidos en 17 unidades operativas, en diferentes especialidades. Estas son las cinco que actualmente existen:
- Control de antinarcóticos (122 canes).
- Grupo del mantenimiento del orden (28): van a conciertos y movilizaciones.
- Grupo de relaciones públicas y agilidad canina (18): demuestras destrezas.
- Campo de terapia asistida con canes (5).
- Búsqueda de personas desaparecidas o en estructuras colapsadas (7).
¿Cómo es un agente perruno antinarcóticos?
Los seres humanos tienen cinco millones de células olfativas. Los perros tienen 300 millones. Por esa razón tienen capacidad y discrecionalidad para determinar qué es lo que están olfateando.
Naranjo lo explica con un ejemplo. Si un perro tiene un encebollado el frente, podría saber cuántos gramos tiene de albacora, de cebolla y de otros ingredientes. Los seres humanos, no.
Por eso, los canes son tan indispensables para Antinarcóticos. Pero no solamente deben tener un buen olfato, sino también otros tres impulsos importantes: cazar, recobro (cuando se le lanza la pelota y el perro la trae) y presa (cuando muerde el juguete).
Todas esas cualidades son difíciles de encontrar en perros de Ecuador. No cumplen con los parámetros. La Policía los trae desde Holanda y Estados Unidos, donde muchos han nacido en criaderos de prestigio. Un ejemplar como Jessy puede llegar a costar USD 10.000.
Naranjo tiene un proyecto propio de crianza en el país, que abarca la estimulación en el vientre o a los cachorros. Pero no ha despegado por la falta de recursos, ya que costaría USD 4 millones.
Actualmente, la Unidad Nacional Canina recibe apoyo de las embajadas de Estados Unidos y de Reino Unido.
Pero, existe un déficit de 215 perros 'agentes' en el país:
- 30 en el Grupo de Intervención y Rescate (GIR).
- 165 en la Policía Nacional (en diferentes especialidades).
- 20 en el Grupo de Operaciones Especiales (GOE).
Entrenamiento duro y con esmero
El Centro Regional de Adiestramiento Canino (CRAC) funciona en Ponciano Bajo, norte de Quito. De allí salen los perros entrenados a diferentes zonas, como puertos y aeropuertos internacionales.
Que los perros aprendan a olfatear drogas es un trabajo que implica más de 60 días. Y hay que crear un vínculo entre el guía y el animal.
Naranjo, el jefe de apoyo de la Unidad, desmitifica eso de que los perros sean drogados para que se vuelvan adictos y luego puedan encontrar los paquetes contaminados. Nada de eso. El entrenamiento es duro, como si fueran atletas de élite.
Y para ello, necesitan la mejor comida en proteínas. La Unidad Nacional Canina destina USD 250.000 anuales para el alimento. Son 500 gramos diarios para cada perro.
Es vital para que puedan cumplir con su trabajo 24/7, como Abril, otro agente destacado que ha logrado 14 casos de decomiso de sustancias. Es negro, mestizo y ecuatoriano, pues nació dentro de la institución el 20 de agosto de 2016.
Se lleva los aplausos de sus entrenadores por la efectividad que ha logrado, sobre todo, en el aeropuerto, donde uno de sus éxitos ha sido olfatear 40 kilos de cocaína.
Ya está próximo a que lo den de baja. Tiene siete años y los perros antidrogas se jubilan a los ocho. Luego son adoptados, generalmente, por sus guías, quienes durante los años de servicio los lloran, incentivan y hasta les cuentan sus problemas.
El vínculo entre humano y perros no se rompe nunca. Por eso, al terminar su misión, los guías se los llevan a casa.
Es hora de descansar.
Compartir: