El fuego consumió el doble de bosques azuayos este año
En 2022, los incendios forestales han destruido 1.540 hectáreas de bosques y pajonales en Azuay, el doble que en 2021. Muchos son provocados por supersticiones.
Un incendio en el sector Quinuas del Parque Nacional Cajas, de Cuenca, el 13 de diciembre de 2022.
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El fuego no da tregua a los bomberos y las brigadas forestales que operan en Cuenca. Al menos 10 incendios forestales han ocurrido en las primeras dos semanas de diciembre de 2022, la mayoría en zonas protegidas.
El más grande se desató el martes 13 en el sector Quinuas, en el Parque Nacional Cajas. El fuego arrasó 181 hectáreas de pajonal de páramo y chaparro. Para apagarlo, fue necesario el trabajo coordinado de 76 bomberos y 80 militares durante dos días.
Además, estuvieron respaldados por guardaparques, la brigada forestal de la parroquia Sayausí y personal de instituciones públicas como el Gobierno Provincial del Azuay, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos y el Consejo de Seguridad Ciudadana de Cuenca.
Otro incendio de magnitud ocurrió el 8 de diciembre en Chanlud, en el norte de Cuenca, también considerada una zona protegida de importancia local. El fuego consumió 120 hectáreas de pajonal.
En ese caso también fueron necesarios dos días de trabajo y bomberos con herramientas manuales y drones, junto al apoyo de guardaparques y brigadas forestales de la comunidad, para apagar el fuego.
Con esos dos incendios, más todos los ocurridos el resto de año, Azuay suma 1.540 hectáreas de bosques y pajonales destruidas por el fuego entre enero y el 15 de diciembre de 2022.
Eso es más del doble de las 700 hectáreas quemadas en 2021, según la Unidad de Monitoreo de Eventos Adversos de la Secretaría Nacional de Riesgos.
Cuenca es el cantón más afectado. En 2021, en todo el cantón se quemaron 169 hectáreas, pero en el 2022, esa cifra se triplicó, llegando hasta las 700 hectáreas destruidas por el fuego.
Incendios provocados
Milton Benítez, coordinador zonal de la Secretaría de Riesgos, sostiene que el 99% de los incendios son provocados, desde dos frentes.
Por un lado, están los excursionistas que dejan desechos, como colillas de tabaco o botellas de vidrio, que hacen un efecto de lupa con el sol y eso puede iniciar el fuego.
Además, explica, entre los campesinos existe la creencia de que la quema de maleza o vegetación atrae la lluvia. El problema es que el fuego se escapa de las parcelas de cultivo y se vuelve incontrolable.
Estas dos causas explican que la zona austral del país sufra una especia de 'temporada' de incendios forestales cuando llega la época seca, que puede extenderse entre agosto y diciembre.
Además, existen otras quemas que tienen la intención de expandir la frontera agrícola. Eso significa que los habitantes de una zona queman el bosque para cambiar el uso de suelo y poder dedicarlo a la siembra de productos o de pastizales para el ganado, relata Villagómez.
Fuego en zonas protegidas
La mayoría de los incendios forestales han ocurrido en los últimos cuatro meses del año y en zonas protegidas o de importancia ambiental, como el Parque Nacional Cajas y las zonas de amortiguamiento que están a su alrededor.
Las parroquias más afectadas por el fuego son las que se encuentran en sus inmediaciones: Molleturo, Chaucha, San Joaquín y Sayausí, según el registro que lleva la Empresa de Agua Potable y Telecomunicaciones (Etapa).
Entre noviembre y diciembre han ocurrido al menos tres incendios al interior del Parque Nacional Cajas. Al circular por la vía Cuenca-Molleturo se pueden ver sus cerros con grandes manchas de ceniza en lugar de vegetación.
Los daños también son visibles en Molleturo, donde en noviembre hubo dos incendios de magnitud y se perdieron 130 hectáreas de bosque nativo.
Eduardo Villagomez, administrador de las cuencas hidrográficas de Etapa, explica que una de las principales secuelas de los incendios en este parque nacional es el daño al páramo y pajonal, que son reguladores naturales de agua.
Villagómez recuerda que el páramo tarda mucho tiempo en regenerarse. Etapa calcula que el suelo quemado este año en el Parque Nacional Cajas tardarán 10 años en recuperarse.
Para concienciar a los ciudadanos, la Secretaría Nacional de Riesgos, el Cuerpo de Bomberos de Cuenca y la Prefectura del Azuay se unieron para desarrollar una campaña que busca disminuir los incendios forestales.
La difusión de mensajes preventivos se enfoca en las parroquias con mayor incidencia de incendios y se trabaja también en educación ambiental con las comunidades. Gracias a esto, algunas comunidades han formado brigadas forestales para dar apoyo a los bomberos.
Según Sixto Heras, jefe del Cuerpo de Bomberos de Cuenca, a pesar de que se sabe que son incendios provocados y que hacerlo tiene penas de uno a tres años de cárcel, no hay personas judicializadas por las quemas.
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