Tras una noche de terror, Francia despliega más policías
Miles de manifestantes protagonizan incendios y saqueos, la mayoría son jóvenes y hasta menores de edad que protestan por la muerte de un muchacho a manos de un policía.
Policías controlan disturbios en el sur de Francia, el 30 de junio de 2023.
CHRISTOPHE SIMON / AFP
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Francia anunció el despliegue de vehículos blindados y de 40.000 policías más, para contener los violentos disturbios que se extendieron a varias ciudades.
Hasta ahora han sido detenidas 875 personas (408 de ellas en París y sus suburbios), hay 249 agentes heridos, 492 edificios atacados y 2.000 vehículos calcinados.
Este panorama de destrucción llevó al presidente Emmanuel Macron (centro) a reforzar las medidas de seguridad.
Los manifestantes son en su mayoría jóvenes, por lo que Macron apeló a los padres de los menores que participan en las protestas.
Macron apeló a la "responsabilidad" de los padres de menores que participan en los disturbios, para evitar que salgan a la calle.
Y llamó a las redes sociales, para que retiren contenidos vinculados con las protestas e identifiquen a sus usuarios.
Francia "se enfrenta a unos disturbios de una violencia inusitada. Estas próximas horas serán cruciales", dijo el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
¿Por qué protestan?
La violencia estalló el martes en los suburbios de París y se extendió a otras ciudades, tras la muerte de Nahel M., de 17 años, por un disparo a quemarropa de un policía.
Ese día, a las 09:00, Nahel recibió un disparo mortal en el tórax, a quemarropa. Iba al volante de un automóvil Mercedes en el que intentó darse a la fuga durante un control policial de tránsito.
Se trataba de un joven que vivía en Nanterre, un suburbio humilde de París, donde casi todos son descendientes de inmigrantes o inmigrantes.
Trataba de encajar en la sociedad francesa. Aunque tenía problemas con sus estudios, era un deportista muy querido en el barrio. Aspiraba a ser electricista.
El policía involucrado ha pedido perdón a la familia de la víctima, pero las protestas siguen.
Los hechos relanzaron el debate recurrente de la violencia policial en Francia, donde en 2022 trece personas murieron en circunstancias similares a las del Nahel.
Debate que se extiende a las demás fuerzas del orden, vistas por parte de la población como racistas.
El sábado 31 de junio tendrá lugar el entierro de Nahel, según lo anunció el alcalde de Nanterre, Patrick Jarry.
Mounia, la madre de la víctima, dijo en la cadena France 5 que no culpaba a la policía, sino solo al agente que le quitó la vida a su hijo, ya que "vio un rostro árabe, un chico, y quiso arrebatarle la vida".
La justicia decretó prisión preventiva por homicidio voluntario para el agente de 38 años, autor del disparo, cuyas primeras y últimas palabras durante su custodia policial fueron "para pedir perdón a la familia" de Nahel, según su abogado.
La ONU pidió a las autoridades francesas ocuparse seriamente de los "profundos" problemas de "racismo y discriminación racial" en sus fuerzas de seguridad, unas acusaciones que el ministerio de Exteriores calificó de "totalmente infundadas".
La derecha saca provecho
El gobierno de Macron, de tendencia moderada, se encuentra presionado de la derecha y la ultraderecha, que le piden mano dura y demandan una "represión feroz", en palabras del político Éric Zemmour.
Macron intenta resolver las protestas sin declarar el estado de emergencia, para lo que reforzó el número de policías -el jueves se movilizaron 40.000- y autorizó el despliegue de blindados.
Dos sindicatos de policía, entre ellos el mayoritario Alliance, llamaron en un duro comunicado al "combate" contra las "hordas salvajes" que protagonizan los disturbios y advirtieron al gobierno que "entrarán en resistencia" una vez superada la crisis.
La oposición de izquierda condenó el comunicado, que calificó de "amenaza de sedición" y de "llamado a la guerra civil".
El líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon llamó al "poder político" a "retomar el control de la policía".
La ONU instó a las autoridades francesas ocuparse seriamente de los "profundos" problemas de "racismo y discriminación racial" en sus fuerzas de seguridad, unas acusaciones que el ministerio de Exteriores calificó de "totalmente infundadas".
Varios países europeos como el Reino Unido, Alemania y Noruega advirtieron a sus ciudadanos en Francia que eviten las zonas de disturbios y que extremen la precaución.
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