La extorsión toca las puertas de librerías en Guayaquil
Las librerías Livraria y La Gloriosa cerraron sus locales de la Kennedy, en el norte de Guayaquil, y ahora atienden solo en línea. La Casa Morada anunció que tomará medidas similares. Los extorsionadores piden a los libreros hasta USD 1.000 mensuales.
La Librería La Casa Morada, al sur de Guayaquil, evalúa cerrar sus puertas. Otras dos librerías cerraron sus locales en la ciudad.
Casa Morada
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La inseguridad, como una nueva pandemia, obliga al cierre de negocios en Guayaquil. Los más recientes objetivos de los delincuentes son espacios culturales dedicados a la venta de libros. La librería La Gloriosa cerró sus puertas debido a la extorsión.
El negocio funcionó hasta el sábado 27 de mayo de 2023 en su local de la Kennedy Vieja, en el centro-norte de la ciudad. Y ahora solo atiende a sus clientes vía online. Es más, su propietario se vio obligado a cambiar la sede de la librería debido a las amenazas.
La suspensión de la atención física es indefinida "hasta que la ola de delincuencia sea medianamente controlada", informaron desde la librería.
La sucursal de Livraria (en la Kennedy Norte) cerró sus puertas el pasado 21 abril, tras casi 10 años en la ciudad, aduciendo también razones de seguridad.
Además, la tradicional librería La casa morada, ubicada al sur de Guayaquil, anunció que tomará medidas similares. Es decir, evalúa cerrar su local.
Guayas concentra el 27% de las denuncias por extorsión en lo que va del año y le sigue de cerca Pichincha, con un 21% de las 2.700 denuncias que recibió la Policía a escala nacional.
“Casi me agarran”
El librero a cargo de La Gloriosa accedió a contar lo que vivió durante las últimas semanas a condición de mantener su nombre en reserva. Se trata de un pequeño negocio de libros nuevos y usados que nació en 2017.
Él cuenta que comenzó primero a recibir llamadas extorsivas de personas con acento extranjero, a las que no prestó atención. Como tenía que contestar las llamadas por su clientela luego lo llamaron supuestos integrantes de la banda de Los Choneros.
“Me pedían USD 1.000 mensuales cuando nuestros ingresos como pequeño negocio solo llegan a un sueldo básico al mes”.
Librero
Las exigencias del pago de USD 1.000 mensuales sobrepasaban incluso los ingresos mensuales del local. La desconfianza debido a la ola de delincuencia redujo incluso las compras en línea, dijo.
Como no accedía a pagar la extorsión, lo amenazaron con un atentado contra el negocio o con quitarle la vida. Las noticias de robos recurrentes en el vecindario y de hombres sospechosos rondando el barrio en auto hicieron creíbles las amenazas.
“Hace una semana, cuando iba saliendo de la casa casi me agarran, se me lanzaron dos hombres que iban en un auto. Pensé que querían secuestrarme. Por suerte pude ingresar a lo loco a la casa, pero esa fue la gota que derramó el vaso”, indicó el librero.
"Una bomba casera"
Livraría también adujo razones de seguridad para cerrar temporalmente su sucursal en Guayaquil, el pasado 21 de abril. El local especializado en literatura juvenil e infantil se ubicó por casi una década en la Kennedy Norte, al norte de Guayaquil.
Ahora la librería atiende vía online a su clientela en Guayaquil a través de despacho vía correo certificado, desde su matriz en Quito. Los envíos tienen un costo adicional de USD 3.
Patricia Ruiz, gerente de Livraria, indicó que la causa principal del cierre de la sucursal fue la poca seguridad que existe en la ciudad. "Lastimosamente el azote de la delincuencia es general para todo el país, pero ciertas ciudades son más afectadas", señaló.
Ruiz contó que en el sector de la Kennedy Norte donde estaba la librería empezaron a requerir a los negocios las denominadas 'vacunas' extorsivas.
"Hicieron explotar una bomba casera en una panadería de la vuelta. Antes de que nos sucediera, decidimos cerrar y así no exponer la integridad de las dos personas que trabajaban con nosotros", agregó la gerente.
Locales cerrados
La escritora y editora María Paulina Briones, gestora cultural de la librería y espacio cultural de La casa morada, agradeció a Livraría y a La Gloriosa por su apuesta y por permitir que cientos de personas “habiten el mundo de la lectura”.
“Su historia es la de cientos de negocios que se ven amenazados”, apuntó Briones, que analiza también cerrar su librería.
“Como creadora y directora de este espacio cultural, La casa morada, haré exactamente igual que mis compañeros libreros (suspender la atención física)”.
María Paulina Briones, escritora, editora y librera
La escritora y catedrática Cecilia Velasco lamentó que librerías y proyectos culturales “dignos de todo apoyo público y privado” deban cerrar.
Apuntó a cómo las amenazas a la seguridad -muertes violentas, aumento de secuestros y extorsión- repercuten en locales que cierran más temprano, en calles menos frecuentadas, personas que ya no salen de casa y en menores ventas para los negocios.
“La academia local y quienes somos parte de ella debemos reflexionar más y generar luces para entender y procesar este duro momento de inseguridad extrema y temor subsiguiente, que compromete nuestra vida integral”, señaló Velasco.
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