Barcazas iban por el Guayas en pleamar y con remolinos
La noche del miércoles 27 de diciembre, las barcazas de Termoguayas iban a la deriva aproximadamente a unos seis nudos y en pleamar por el río Guayas. La Fiscalía investiga el hecho de oficio.
Las barcazas de Termoguayas, embargadas por el Senae, chocaron contra el puente de Santay, el 28 de diciembre de 2022.
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La noche del 27 de diciembre era calurosa en Guayaquil y las agitadas aguas del río Guayas formaban remolinos que succionaban todo lo que había a su paso.
Cerca de las 21:00, tres barcazas de Termoguayas surcaban ingobernables por el río, como enormes cubos de hielo sueltos en una lavacara.
Las vetustas embarcaciones acoderaban en el muelle de la compañía, ubicado en la Esclusas, en el Guasmo sur de Guayaquil, desde 2014, cuando dejaron de generar y distribuir energía eléctrica para la ciudad.
Pero los cabos que las unían al muelle se rompieron por la corriente y generaron un alto nivel de riesgo en el río que forja la identidad guayaquileña.
La tabla de mareas de Ecuador registra que aquella noche había pleamar (alto caudal) en el Guayas, una condición fluvial que genera remolinos de corriente y provoca que cualquier embarcación sea innavegable.
Y las estadísticas lo confirman. Al menos ocho incidentes de este tipo se han registrado en el río Guayas desde 2018.
El más reciente fue el del buque escuela de la Armada brasileña Cisne Blanco, que se impactó contra el puente peatonal en octubre de 2021.
Los expertos calculan que por la fuerza de la corriente, las embarcaciones habrían alcanzado una velocidad de entre cuatro y seis nudos, unos 15 kilómetros por hora en un vehículo normal, salvando las distancias por el peso de los barcos.
Lo único que pudo contenerlas fue el puente peatonal que une el cantón Durán con la Isla Santay, que resultó con daños en su estructura.
La deriva de las embarcaciones conformó condiciones de alto riesgo "por los potenciales efectos negativos que felizmente no ocurrieron", asegura Luis Arriaga Ochoa, director de Gestión Ambiental de la Prefectura de Guayas.
Entre los peligros están:
- Riesgo de choque con otras embarcaciones.
- Daños a muelles en los que se encuentren otras embarcaciones.
- De impacto con varias infraestructuras.
Pero la tarde del 28 de diciembre, mientras las autoridades anunciaban que las embarcaciones ya habían sido remolcadas hacia un muelle temporal, una de las barcazas volvió a soltarse y golpeó el muelle de una empacadora de camarón, ubicada en el sector Durán-Tambo.
Según la Cámara Nacional de Acuacultura, los daños en las estructuras ascienden a por los menos USD 30.000, aunque existe el riesgo de afectaciones a las estaciones de bombeo, que pone en riesgo el camarón sembrado.
Ahora la Fiscalía de Guayas anunció una investigación de oficio por daño a bien ajeno por los perjuicios provocados al puente basculante que une el cantón Durán con la Isla Santay.
¿Qué hacer para evitar incidentes?
El río Guayas tiene la influencia diaria de dos pleamares y dos bajamares. Por lo tanto, siempre existirá el riesgo de que ocurran accidentes con embarcaciones por la una fuerte corriente (río arriba o río abajo).
Arriaga sostiene que se debe realizar un inventario de todas las embarcaciones que operan en el río Guayas, así como una evaluación de seguridad a los barcos.
Esto servirá para "disponer a cada propietario o armador la aplicación de medidas que permitan disminuir el riesgo de hundimiento, derrame de combustibles y aceites o el rompimiento de las amarras", asegura el experto.
El director de Gestión Ambiental agrega que deben existir inspecciones trimestrales a cada embarcación acoderada en las riberas del río, para mantener bajo el nivel de riesgo.
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