Agroecología y turismo, la clave de Vizcaya para enfrentar la emigración
Vizcaya está ubicado a 30 minutos de Baños de Agua Santa. Es un caserío con alrededor de 600 habitantes, de los cuales unos 150, los más jóvenes, han emigrado.
Las 150 familias que habitan Vizcaya siguen innovando en sus fincas para evitar que más jóvenes emigren.
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La comunidad de Vizcaya marca un hito innovador para enfrentar la emigración. A través del trabajo comunitario, enfocado en la elaboración de abonos orgánicos y la promoción de la agricultura limpia, sus habitantes transforman los retos socioeconómicos en oportunidades sostenibles.
Este caserío pertenece a la parroquia Ulba, del cantón Baños de Agua Santa. Apenas lo separan 30 minutos del centro urbano del cantón. Vizcaya, como muchas comunidades rurales de Ecuador, ha visto a sus habitantes emigrar en busca de mejores oportunidades económicas.
Con una economía basada principalmente en la agricultura, la falta de recursos y oportunidades laborales ha impulsado a muchos a abandonar sus tierras en busca de un futuro mejor.
Los jóvenes se van
Eduardo Gómez, presidente de Vizcaya, informó que en el sitio habitan unas 150 familias, con aproximadamente 600 personas.
Se estima que de ellas, unas 350 son jóvenes de entre 18 y 45 años, además de adultos y niños. El 50% de los jóvenes, en su mayoría, se ha marchado a Estados Unidos, mencionó el dirigente.
Lucila Guachambosa tiene 60 años y ha visto partir a dos de sus hijos hace dos años. Asegura que les rogó que se quedaran a trabajar en la tierra, pero ellos prefirieron emigrar.
Por su parte, Jorge Guano asegura que seis de sus familiares se fueron a Estados Unidos, porque argumentaron que no tenían oportunidades laborales en su comunidad.
“No les importó que acá tenían sus pequeñas parcelas o fincas, ellos querían emigrar porque pensaron que allá (en Estados Unidos) hay mejores oportunidades. ¡Ahora sufren!”, se lamenta el agricultor.
Wilmer Peña, de 30 años, aseguró que también estuvo tentado a dejar su tierra y lanzarse a ese viaje incierto. La oferta de los coyoteros es pagar entre USD 18.000 y USD 24.000, dependiendo del 'cliente', y llevarlos en tres intentos.
Es decir, si los deportan en los dos primeros, les dan un tercero por la tarifa acordada.
Si a la tercera, la persona no pasó y quiere repetir el viaje, deberá pagar otra cifra igual. Muchos se han arriesgado dejando a sus seres queridos afrontando las deudas.
Wilmer asegura que se detuvo a pensar y decidió luchar en su comunidad, buscando alternativas para mejorar lo que hacen en el agro y turismo.
Iniciativas comunitarias
Frente a la problemática de la emigración, Vizcaya decidió apostar por la innovación y la sostenibilidad.
La comunidad se ha volcado a la elaboración de abonos orgánicos, utilizando residuos agrícolas y orgánicos para crear fertilizantes naturales que se venden en el cantón o en la misma comunidad.
Esta práctica no solo mejora la calidad del suelo, sino que también reduce costos y la dependencia de productos químicos nocivos para el medio ambiente.
Wilmer es uno de los que incentiva a la comunidad: “Antes comprábamos fertilizantes químicos que eran caros y dañaban nuestra tierra. Ahora, con los abonos orgánicos, no solo ahorramos dinero, sino que también cuidamos nuestra salud y la de nuestras plantas”.
Para este joven agricultor, el proyecto de agroecología requiere de mucha paciencia, hasta que el suelo se recupere nuevamente. Llevan trabajando dos años y de a poco el esfuerzo les da frutos.
En su finca trabajan quienes no quisieron emigrar: Tres hermanas y su mamá. Lo mismo hacen las otras 150 familias para incentivar a la comunidad a resurgir.
Agricultura y turismo
Vizcaya no se detuvo solo en la agricultura. Reconociendo el potencial turístico de su entorno natural, la comunidad ha desarrollado iniciativas de turismo sostenible.
Los visitantes pueden participar en actividades agrícolas, aprender sobre la producción de abonos orgánicos y disfrutar de la belleza natural que ofrece la región.
Ellos han logrado el apoyo de oenegés, entre ellas la WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), Central Ecuatoriana de Servicios Agrícolas (CESA), Ecominga y otras.
“Ellos nos enseñaron el camino. Hemos reforestado y con eso también aumentan las especies de la flora y fauna”,
Wilmer Peña.
En Vizcaya, además de disfrutar de sus senderos naturales rodeados de lagunas, cascadas y ríos, en las fincas se pueden apreciar los cultivos y comprar mora, duraznos, claudias, legumbres, hortalizas, tomate de árbol, naranjillas, babacos y otros productos de temporada.
También son parte del corredor turístico Llanganates-Sangay y, de a poco, están creando conciencia en los visitantes para que los incluyan dentro de sus preferencias y disfruten del agroturismo.
Javier Robayo, presidente de Ecominga, resaltó que las familias de Vizcaya están protegiendo los bosques, pero también buscan medios de vida para sostener la economía y la alternativa es la biofábrica y la ecología.
“Esto es un cambio, Vizcaya es un ejemplo muy importante para Baños para mejorar la tierra y evitar la emigración”, aseguró Robayo.
Tips para el visitante:
- Hay buses urbanos que cobran USD 1 desde la terminal en Baños y pasan cada 40 minutos. El ingreso es por Ulba.
- Por la comida no hay que preocuparse, en las fincas preparan alimentos con productos frescos cultivados en las huertas o con truchas de los ríos.
- La comunidad oferta sus productos en las ferias en Baños y en El Triunfo de Patate.
- El abono lo producen con los excrementos de los cuyes, bagazo de la caña de azúcar que les regalan en Baños y hojas o troncos que recolectan de la montaña.
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