Más de 20 viviendas están en riesgo en el barrio Manuelita Sáenz de Quito
Los vecinos temen que se produzca un evento similar al que ocurrió en La Comuna y La Gasca, el 31 de enero, pues el lodo sigue bajando desde la montaña.
Habitantes del barrio Manuelita Sáenz en una vivienda del sector, el 7 de junio de 2022.
Jonathan Machado / Periodista
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Alan Zamorano intenta olvidar el estruendo que escuchó la tarde del 6 de junio de 2022 cuando el muro de concreto de su casa se vino abajo. "Fue como si una bomba hubiera estallado, la casa se movió, pensé que era un terremoto", recuerda.
Este vecino del barrio Manuelita Sáenz, ubicado a 3.330 metros sobre el nivel del mar, en el suroccidente de Quito, fue uno de los principales damnificados por un deslizamiento de tierra y lodo que descendió de la montaña en la que se asienta su vecindario.
El muro posterior de su casa cedió ante el peso del lodo que cubrió todo el patio, dejando un metro de escombros y lodo sobre toda la superficie.
Las dos viviendas contiguas también recibieron el impacto del lodo que provocó daños, en muros y puertas. Edith Quinatoa, propietaria de otra de las viviendas, dice que son 36 personas damnificadas que pertenecen a las nueve familias que vivían en esas tres casas.
Entre ellos hay niños, jóvenes y adultos mayores. María Dolores Toapanta, de 67 años, es una de ellas y el martes empezó desde temprano a limpiar el lodo que ingresó a su casa en compañía de su esposo y de sus hijos.
La solidaridad de los vecinos llegó de inmediato y en pocas horas ya se había organizado una especie de minga, en la que los vecinos ayudaban a los damnificados con palas, escobas, machetes y baldes, mientras esperaban la llegada de la maquinaria del Municipio de Quito.
Adriana Quilligana, representante de la Asamblea de la parroquia La Ecuatoriana a la que pertenece el barrio Manuelia Saénz, dice que el mayor temor es que se produzca un evento similar al que ocurrió en La Comuna y La Gasca, el 31 de enero de 2022.
Eso porque las lluvias continúan y hasta la mañana del 7 de junio el lodo seguía descendiendo y poniendo en riesgo a más 20 viviendas del sector que están construidas sobre una pendiente sin ninguna protección.
Nelly Gavilanes tiene su casa a menos de 10 metros de las viviendas que recibieron el embate del lodo.
El día del deslave vio el lodo bajar por la montaña y abandonó momentáneamente su casa pensando que perdería en el lodo a sus animales de granja y perros. "Tuvimos suerte de que el lodo se fue por la calle y no ingresó a la casa", relata.
Por ahora los pedidos de los moradores al Municipio son simples: ayuda con el adoquinado de la calle y con la limpieza de los sumideros que están tapados, pues cuando llueve el agua inunda las calles.
El Municipio de Quito anunció que a lo largo del 7 de junio realizará sobrevuelos con drones para tener una idea más clara de la situación de los taludes de la montaña y saber si existe la posibilidad de se produzca otro deslave.
Hasta las 18:30 del martes 7 de junio, el informe no estuvo listo.
El coordinador de la Dirección de Gestión de Riesgos del Municipio, Gabriel Morocho, dice que la maquinaria municipal permanecerá en el lugar hasta retirar todos los escombros.
Miedo a la delincuencia
El Municipio de Quito habilitó un albergue temporal en la Administración Zonal Quitumbe para recibir a los 36 damnificados. Sin embargo, ellos prefieren quedarse en sus viviendas por miedo a sufrir robos si es que dejan sus viviendas.
Los moradores del barrio Manuelita Sáenz viven de la agricultura y ganadería y no están dispuestos a abandonar a sus animales ni sus sembríos.
Clara Roldán se dedica a la cría de ovejas. La venta de la lana es su fuente de ingreso y por eso prefiere quedarse en su vivienda, aunque esto represente un peligro latente.
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