Quito intenta contener al coronavirus con vigilantes comunitarios
La capital tiene cerca de 700 vigilantes comunitarios, entre profesionales, amas de casa y dueños de pequeños negocios, que son reconocidos como líderes por sus vecinos.
Darwin Heredia, vigilante comunitario, habla con una vecina en Quito, Ecuador, el 2 de septiembre de 2020.
Reuters
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Antes de abrir su taller mecánico en el norte de Quito, Darwin Heredia envía un mensaje a decenas de sus vecinos para averiguar si han presentado síntomas de Covid-19 en las últimas horas.
Si la respuesta a ese mensaje diario de WhatsApp es afirmativa, Heredia alerta al centro médico del sistema de salud pública que sospecha de un posible caso de contagio en su barrio para que hagan una intervención sanitaria.
El trabajo que hace Heredia de manera voluntaria forma parte de un proyecto del Ministerio de Salud que activó, desde junio de 2020, una red de vigilantes comunitarios del Covid-19 en Quito.
"Mi fortaleza en esta pandemia es contribuir en algo y evitar que haya fallecimientos de vecinos, ayudar a que todos estén bien", dijo Heredia, ingeniero mecánico de 45 años de edad.
"Me llaman a pedir ayuda porque hay confianza, todo es confidencial", agregó luego de monitorear a las 150 familias a su cargo en el barrio Colinas del Norte.
Los vigilantes comunitarios están presentes en 12 sectores denominados críticos por el aumento de casos en Quito, que se ha convertido en el nuevo epicentro de la emergencia sanitaria en Ecuador.
La capital tiene más de 22.000 casos de los 116.360 registrados en el país.
700 vigilantes
Quito tiene cerca de 700 vigilantes comunitarios, entre profesionales, amas de casa y dueños de pequeños negocios, que son reconocidos como líderes por sus vecinos y han recibido una capacitación sobre la nueva enfermedad.
Esto ha permitido un diagnóstico temprano de la enfermedad y una contención del brote de manera focalizada.
Los vigilantes "son como nuestros megáfonos de información nos van a dar la alerta", dijo Kattia Alminatti, responsable de la Estrategia Vigilantes Comunitarios del Ministerio de Salud.
"La idea es ser oportunos en la detección de casos que se inician como sospecha e incluso como rumores", agrega Alminatti.
Más de la mitad de los rumores notificados por los vigilantes comunitarios llegaron a ser identificados como pacientes sospechosos de coronavirus, informó Alminatti.
El proyecto ayuda a que las personas tengan más confianza para comunicar sobre los síntomas que han sido disfrazados por temor a la discriminación, o se reportan ya cuando el estado de la persona es crítico.
Apoyo universitario
Las autoridades locales han instalado desde julio carpas médicas en escuelas y centros culturales en Quito para aplicar un triaje y pruebas de Covid-19 a personas con síntomas.
Cuando se confirma un contagio en estos sitios móviles se activa un programa complementario al de los vigilantes comunitarios, que permite rastrear a los contactos del paciente para ampliar el cerco epidemiológico y dar un seguimiento.
"Mientras más pronto se rastrea a los contactos de las personas infectadas más se va a poder controlar la pandemia", dijo el director de Planeamiento de la Secretaría de Salud del Municipio de Quito, Francisco Pérez. "Esto permite ampliar el diagnóstico", agregó.
El proyecto de rastreo y seguimiento de contactos, impulsado por el Municipio de Quito y tres universidades de la ciudad, involucra a unos 700 estudiantes de medicina que a diario, y vía telefónica, identifican a los contactos de un caso confirmado, elaboran una base de datos y luego realizan su seguimiento.
"Al principio había temor de hablar de que tenían este virus, pero ahora me llaman los pacientes y ellos mismo buscan ayuda", dijo Jesús Endara, estudiante de medicina de la Universidad Central del Ecuador, que participa del proyecto.
"Las personas se sienten allegadas a nosotros y eso genera conciencia para sobrellevar la pandemia", dijo Endara.
El estudiante de medicina comenzó a rastrear los contactos de dos pacientes de coronavirus y ahora monitorea además a su círculo familiar y de amistades cercanas. Al momento nadie han presentado síntomas.
El objetivo de la Universidad Central es llegar a cubrir unos 50 barrios con el proyecto focalizado, que está dando resultados, y así evitar que el contagio supere el 30% de la población de Quito, de unos 2,8 millones de habitantes, dijo el profesor universitario y epidemiólogo, Alberto Narváez.
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