Víctimas colaterales del crimen: 466 niños asesinados en la última década
Sólo en el último año, 39 niños y niñas de hasta 14 años han muerto por homicidio intencional. La cifra es aún más preocupante en adolescentes de entre 15 y 19 años: 1.148 asesinatos.
Un niño camina por las calles en una peligrosa zona conocida como "Punta Arrecha" en Guayaquil.
Carolina Mella / PRIMICIAS
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Una niña de un año estaba en brazos de su padre cuando recibió una de las cinco balas que iban dirigidas a él. El hombre estaba parado en la puerta de su casa y a su asesino no lo detuvo la presencia de la bebé.
Esto ocurrió el 19 de enero de 2021, en un barrio del sur de Guayaquil, durante el día.
Su muerte fue contabilizada entre los 100 homicidios intencionales que han ocurrido en lo que va del año en Guayaquil, la ciudad más violenta de Ecuador hasta la fecha.
Los niños son víctimas colaterales e invisibles del recrudecimiento de la violencia en las calles.
Desde 2010, 466 infantes, bebés y niños de hasta 14 años, han sido asesinados en esa ciudad, además de 1.148 adolescentes de entre 15 y 19 años, según las estadísticas del Ministerio de Gobierno.
Solo en el último año, 39 niños de menos de 14 años han perdido la vida de manera violenta.
Los agresores han usado principalmente armas de fuego, cuchillos y objetos contundentes para matarlos.
“Los organismos internacionales reportan que ocho de cada 10 niños han sufrido violencia. El 60% de los casos ocurren en seno de las familias y el 40% afuera; es decir, en la escuela, en los barrios”, dice Vicente Torres, secretario ejecutivo del Consejo Cantonal de Protección de Derechos de Guayaquil.
Esta entidad de protección de derechos no ha logrado registrar denuncias directas sobre delitos de asesinato por sicariato.
Torres considera que esto se debe a la desconfianza de la gente a las instituciones de justicia. “Las familias prefieren callar y no tener problemas con nadie”, explica.
El sistema no logra defender a los niños a pesar de tener unidades judiciales, juntas cantonales de protección de derechos, fiscalías e incluso organizaciones o gubernamentales.
Lorena Chávez, directora nacional del Mecanismo de Niños, Niñas y Adolescentes de la Defensoría del Pueblo, dice que “este es un tema que pasa por el desmantelamiento del Estado, falta de presupuesto y ausencia de políticas públicas”.
Y se demuestra en la falta de espacios de contención para los niños.
“Existen pocos programas para infantes de menos de cinco años. Para los de seis a 12 años, uno que otro, y para los de 12 a 18 años no hay ningún programa de desarrollo”, indica Chávez.
Este último grupo es uno de los más vulnerables. Según los datos del Ministerio de Gobierno, 1.148 adolescentes, de entre 15 y 19 años, han sido asesinados desde 2010.
Los entornos en los que se desarrollan tienen relación directa con sus muertes, explican los expertos. "La violencia extrema que divisamos, pasa por un tema estructural, que es la desigualdad", sostiene Vicente Torres.
Los barrios conflictivos, donde no existen servicios mínimos para el desarrollo de una sociedad, “hacen que los niños y jóvenes pasen a engrosar las filas de las organizaciones criminales”, añade Torres.
Muchos de estos jóvenes son reclutados y entrenados por las bandas criminales para actuar como sicarios o para traficar armas.
El experto cree que hay que ver este problema desde una óptica específica de cuidados los grupos más vulnerables.
"Cuando esta problemática violenta se califica solo como 'disputa entre bandas' o 'ajuste de cuentas' se invisibiliza a los niños, adultos mayores y mujeres que no tenían nada que ver con esa situación, pero terminan muertos”, agrega Vicente Torres.
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