El tranvía de Cuenca: el alto precio de una promesa de modernidad
El tranvía de Cuenca durante un recorrido de prueba el 21 de febrero de 2020.
Xavier Caivinagua
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El tranvía no es la solución definitiva a los problemas de la movilidad en Cuenca, una ciudad cuyo parque automotor crece 10% anual frente al crecimiento poblacional, que es de 2,2%.
Pero sí podría ser un elemento para dar pie a cambios importantes.
Cuenca es una ciudad en la que el 35% de la población usa vehículo privado y un 65% opta por otras formas de movilidad, como el transporte público, el uso de bicicletas privadas o públicas, o caminar.
Pero los primeros, aunque son menos, están en la cima de la pirámide de movilidad. Como dice Pablo Osorio, experto en movilidad sostenible, “el cuencano vive una cultura autocéntrica”.
El parque automotor ya se convirtió en el principal emisor de gases de efecto invernadero, según la Comisión de Gestión Ambiental del Municipio de Cuenca.
El tranvía como un sueño
El tranvía nació en ese contexto, como la promesa de convertirse en la columna de un sistema de transporte moderno y eficiente, capaz de disminuir los niveles de contaminación provocados por la combustión de combustibles fósiles.
Pero no es suficiente con concluir las obras del tranvía, resalta María Augusta Hermida, directora del grupo de investigación de ciudades sostenibles de la Universidad de Cuenca, Llactalab.
La clave es convertir a este nuevo sistema de transporte en el punto de partida para que Cuenca sea una ciudad más sostenible.
Lo urgente, asegura Hermida, es terminar la conformación de la red de transporte público: “no basta con tener una línea, necesitamos construir los ejes transversales, con buses y busetas eléctricas que alimenten al tranvía”.
Para estos dos expertos, este es el momento oportuno para dar un giro a la visión tradicional que se tiene de la movilidad en Cuenca.
Algunos retos para ello son: desincentivar el uso del vehículo privado, mejorar el servicio de transporte urbano y las condiciones de los sistemas alternativos, como la bicicleta y caminar.
En una encuesta realizada por Llactalab para entender las percepciones sobre la movilidad en Cuenca, el 85% de los encuestados aseguró que, de existir mejores condiciones en los otros sistemas de transporte, sí dejaría de utilizar el auto privado.
En su lugar, la mayoría optaría por la bicicleta y otro porcentaje por el transporte público.
El tranvía como pesadilla
El tranvía no solo cambió el paisaje de las calles y avenidas que atraviesa. También se convirtió en una pesadilla para quienes tiene negocios o habitan en las calles y avenidas por donde pasa, quienes son conocidos en el argot municipal como 'frentistas'.
La mayor parte de la ruta está pasa por zonas comerciales, por lo que las largas temporadas de calles abiertas y en obras dejaron pérdidas económicas o negocios cerrados.
Uno de los periodos más largos fue cuando el Consorcio Cuatro Ríos de Cuenca disminuyó el ritmo de las obras a lo largo del 2016 y luego las abandonó.
Esto obligó al Municipio a declarar en emergencia la movilidad para intervenir de forma directa.
Patricio Tamayo, propietario de un comercial de accesorios y herramientas ubicado en la calle Lamar, dice que el negocio sobrevivió al tranvía porque no había deudas que cubrir. Pero sabe que no todos sus vecinos corrieron con la misma suerte. Algunos cerraron los locales y otros se mudaron.
No existe una cifra oficial sobre el número de negocios quebrados o afectados económicamente. Pero los frentistas organizados y la Cámara de Comercio de Cuenca coincidieron en que son cerca de 200.
Tamayo espera que los ofrecimientos hechos por distintas autoridades, como créditos o la exoneración de tributos, como la contribución especial de mejoras que se paga anualmente junto al impuesto, se cumplan.
La exoneración de esa contribución se trató cuando se definió el presupuesto municipal 2020, pero la propuesta no pasó porque no se ha encontrado una forma de consolidar la lista de quiénes deben recibir ese beneficio. La mayoría de los casos los afectados no son los dueños de las viviendas, sino arrendatarios.
Es el caso de Mariana Méndez, quien tiene una mueblería en la ruta, no cree que la exoneración de impuestos sea una solución, pero sí cree que el gobierno local debe generar políticas para que la ruta atraiga a más caminantes.
Con la intención de activar la economía en la ruta, Empresa Municipal de Desarrollo Económico de Cuenca; planeó una estrategia para promocionar los 1.770 comercios catastrados con ofertas constantes y ferias desde 2017.
El tránsito en Cuenca
- En 2019 se reportaron 100.000 vehículos matriculados.
- Según Llactalab, cada vehículo moviliza a 1,3 pasajeros. Es una de las tasas de ocupación más bajas del país.
- En Cuenca circulan 475 buses, el 80% ingresa al Centro Histórico, y se mueve a una velocidad promedio de entre siete y 10 kilómetros por hora.
- Cada bus tienen capacidad para 90 pasajeros.
- El tranvía podrá movilizar a 280 personas simultáneamente.
- Un solo tren puede mover al mismo número de pasajeros que tres buses o que 215 vehículos particulares.
El tranvía como transformación
Un sistema de transporte masivo, como el tranvía o el metro, generan de manera casi obligatoria cambios no solo en la movilidad sino también en los aspectos urbanísticos, de salud, ambientales y económicos.
Algo en lo que coinciden expertos en urbanismo es en la necesidad de aumentar el número de habitantes en el eje del tranvía.
“Tendríamos que generar una política para que más gente viva en la ruta. Si tenemos más habitantes, se garantiza que haya usuarios para sostener el sistema”, explica la investigadora María Augusta Hermida.
Los estudios de demanda indican que el tranvía llevará 6.000 pasajeros por hora. Pero esa cantidad dependerá de diferentes condiciones, como el valor de la tarifa y la integración de otras líneas alimentadoras y de los otros sistemas de movilidad.
Un grupo de investigación de la Universidad del Azuay tiene una propuesta en ese sentido: densificar la Avenida de las Américas (en el tramo sur) y la España (desde el centro al norte) aumentando el número de viviendas en edificios, pero con calidad de vida.
En el caso del Centro Histórico, es importante mantener a sus habitantes originales, pues la tendencia en lugares con proyectos como este es que los propietarios vendan o arrienden sus casas.
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