El tráfico de cocaína en avionetas creció en 600% en Ecuador
Para evadir las restricciones por la pandemia de Covid-19, los carteles del narcotráfico aumentaron los embarques de cocaína en pequeñas avionetas desde Ecuador.
Avioneta capturada en una pista clandestina de Ecuador.
Cortesía.
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Las cifras hablan: en 2020 las autoridades ecuatorianas incautaron 4,6 toneladas de cocaína que iban a ser transportadas en aeronaves que llegaron a Ecuador procedentes de México.
Eso significa un incremento del 600% con relación a 2019, cuando fueron decomisados 772 kilos de cocaína que iban a embarcarse en aeronaves hacia Centroamérica.
Mientras que en 2018 no se reportó ninguna incautación de droga, bajo esta modalidad. En lo que va de 2021, las unidades antinarcóticos de la Policía capturaron ya 630 kilos de cocaína e incautaron cinco avionetas.
En abril, el intercambio de información con México dio como fruto la incautación de dos avionetas Cessna 210 Centurion, en una pista clandestina dentro de un ingenio azucarero en Milagro (Guayas).
Dentro de las avionetas había 67 canecas con combustible, que iban a ser usadas para alimentarlas en su retorno a México, una vez cargada la droga que finalmente no pudieron transportar.
Las avionetas cayeron gracias a las alertas que emitió uno de los pilotos a los encargados del transporte en tierra, lo que llevó a los implicados a abortar la operación.
Que ambas aeronaves estaban volando hacia Ecuador fue comunicado por la Policía de México a sus pares ecuatorianos, quienes alertaron a la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE).
Sale la cocaína escondida
En Ecuador los agentes antidrogas intensificaron las operaciones desde mayo de 2020, luego del final del confinamiento y del primer pico de contagios de Covid.
Tras el reinicio paulatino del tránsito y del movimiento de personas, toneladas de cocaína que estaban embodegadas en distintos puntos de la frontera colombo-ecuatoriana empezaron a ser transportadas por encargo de emisarios de los carteles mexicanos, especialmente de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, a través de rutas terrestres hacia playas, puertos y pistas clandestinas.
El general Geovanny Ponce, director Antinarcóticos, confirmó a PRIMICIAS que los resultados de los operativos fueron mejores gracias a la coordinación con la FAE y a la cooperación de Colombia, México y Estados Unidos.
Un puntal de las operaciones -destaca Ponce- es la nueva metodología que se aplica desde 2020, con un sistema informático que permite procesar información en tiempo real, con indicadores y evaluación de resultados de todas las unidades antidrogas.
Enjambres de avionetas
Las avionetas que trabajan para los carteles llegan a Ecuador desde hace 18 años. Desde entonces las autoridades han detenido 27 aeronaves y fueron capturados unos 50 implicados, entre pilotos, traficantes, choferes, gatilleros, encargados de la seguridad y logística.
En México, los narcotraficantes cuentan con flotas de avionetas y personal encargado para su mantenimiento, algunos incluso tienen la fachada de empresas de aviación.
El primer registro se remonta a 2003. Ese año fue capturado el exgobernador de Manabí, César Fernández, mientras embalaba 35 paquetes que contenían 429 kilos de cocaína, junto a 13 implicados más, reclutados por el Cartel de Sinaloa.
La droga iba a ser transportada en un avión jet Hawker Siddley 125-400A, matrícula XB-ILD, aparcado en un hangar del aeropuerto de Portoviejo.
Fernández fue sentenciado y estuvo preso hasta 2010. Salió en libertad y volvió a ser capturado por narcotráfico en 2012.
En adelante, Sinaloa intensificó sus actividades delictivas en Ecuador. En esos años empezó a cobrar protagonismo Joaquín, el Chapo Guzmán, quien desplazó a los carteles colombianos, que estaban entrando en declive.
En Ecuador, el encargado de aplicar la estrategia fue el narcotraficante colombiano Jorge Cifuentes, quien buscaba un operador encargado de la logística, el transporte, la seguridad y el embarque de la cocaína.
El elegido fue el capitán de Inteligencia del Ejército, Telmo Castro.
Castro, 'El Ajedrecista' y 'El Político'
A partir de 2007, Castro se convirtió en un operador clave para llevar la droga desde la frontera con Colombia hasta caletas, bodegas, puertos y pistas clandestinas en camiones militares, que escoltaba como supuesto oficial del Ejército (aunque ya había sido dado de baja), para eludir los controles antidrogas.
Su coartada quedó al descubierto en 2009, cuando fue capturado transportando 500 kilos de cocaína y sentenciado a dos años de prisión por narcotráfico.
Su pena, sin embargo, se redujo a pocos meses, con la complicidad de autoridades judiciales que fueron sobornadas con USD 500 mil por los abogados contratados por Sinaloa, según testimonios que son parte del juicio que enfrentó el Chapo en Estados Unidos.
Los siguientes tres años, el 'Capi Castro' cobró más poder y protagonismo, junto a dos personajes identificados como 'El Ajedrecista' y 'El Político'.
Castro se convirtió en una de las cabezas de los operativos de seguridad y de la planeación los envíos de cocaína en avionetas que llegaban desde Centroamérica.
Así logró sacar seis toneladas de cocaína, que luego se vendieron en Nueva York y Canadá.
Eran los años dorados de Sinaloa. La base de la organización estaba en Quito, desde donde Cifuentes armó una red de proveedores y de dueños de laboratorios de cocaína en la región fronteriza.
Castro fue una pieza fundamental en ese engranaje y recibía una buena paga: USD 100 por cada kilo que llegara a México. En promedio recibía USD 600 mil dólares por embarque, según detalló Cifuentes en el juicio contra El Chapo.
Repentinamente, el Castro empezó a ganar protagonismo cuando la organización se fragmentó. Cifuentes salió de Ecuador y se refugió en Venezuela.
Castro asumió el liderazgo y controló toda la cadena: comenzó a comprar su cocaína y a organizar sus propios envíos en aviones ligeros que hacían vuelos clandestinos desde pistas en provincias de la Costa de Ecuador.
Se le durmió el Diablo
Pero la suerte le dio la espalda cuando las autoridades capturaron sucesivamente dos cargamentos importantes de cocaína de seis y ocho toneladas cada uno, en alta mar y en una bodega.
En mayo del 2012 una de sus avionetas Cessna se estrelló en Pedernales, Manabí, con 1,3 millones de dólares en efectivo. Sus dos tripulantes, mexicanos, fallecieron de inmediato. Antinarcóticos ya acechaba a Castro.
En 2013 fue capturado cuando planificaba el envío de cocaína en una avioneta Cessna incautada en El Empalme. Dentro de la aeronave se encontraron dos cruces de metal con los nombres impresos de los mexicanos fallecidos en 2012.
Las cruces medían 1,6 m de alto y las placas tenían las fechas de nacimiento y de fallecimiento de los dos pilotos. En los alrededores se hallaron también 500 kilos de cocaína, según recordó uno de los policías que participó en el operativo.
Aunque fue sentenciado nuevamente por narcotráfico, desde prisión Castro siguió trabajando para Sinaloa, coordinando envíos aéreos, según estima un agente Antinarcóticos que pidió la reserva de su identidad.
Para finales de 2019, Castro fue asesinado en prisión, cinco meses después de que El Chapo fuera condenado a cadena perpetua.
El declive del Chapo empezó en 2014, cuando fue detenido por primera vez. Este suceso marcó también la decadencia del cartel de Sinaloa y el ascenso del cartel Jalisco Nueva Generación, que también cuenta con estructuras y bandas locales para el transporte de cocaína en avionetas.
Air Cocaína
Los envíos de cocaína en aeronaves livianas se multiplicaron tras los primeros meses de la pandemia, en mayo de 2020. Los seguimientos, capturas y testimonios recolectados por Antinarcóticos han permitido armar los patrones de los embarques.
Para las operaciones de carga, los narcotraficantes marcan el uso de dos pistas alternas por si las autoridades ubican la pista principal.
Toda la logística de transporte y abastecimiento de combustible se organiza anticipadamente. Los vuelos se programan en la noche o de madrugada, según un oficial de la Policía.
Las avionetas despegan desde aeródromos en México y sobrevuelan el perfil costanero del Pacífico, a menos de 300 metros de altitud para no ser localizadas por los radares.
Viajan ligeras, para lo cual los narcotraficantes les retiran los asientos y otros accesorios.
Inmediatamente después de aterrizar, son cargadas en 30 minutos hasta con 600 kilos de cocaína y canecas de gasolina para abastecer a la avioneta para el retorno en un viaje que tarda hasta siete horas, explicó un oficial de Inteligencia Antinarcóticos.
Los recipientes plásticos tienen mangueras que se conectan con los tanques de combustible de las avionetas, ubicados en las alas. Esta maniobra es conocida como 'enconche'.
128 pistas clandestinas
Las avionetas entran a Ecuador por la costera provincia de Manabí y luego se dirigen a pistas ubicadas en Guayas, Los Ríos y Esmeraldas, Santa Elena.
Cuando son capturadas, la Policía inhabilita las pistas. Con apoyo de maquinaria de los municipios locales, cavan zanjas de hasta dos metros de profundidad y dos de ancho, en varios tramos de la explanada.
Hasta abril de 2021 en Ecuador fueron ubicadas unas 128 pistas clandestinas en las provincias de Guayas, Manabí, Santa Elena, Galápagos, Esmeraldas y El Oro, según fuentes de Inteligencia.
Muchas de esas planicies, que miden entre 900 y 2.000 metros, han sido usadas por los operadores de los carteles, aprovechando su ubicación alejada de centros poblados, en zonas rurales de difícil acceso.
El general Ponce explica que la detección de más pistas clandestinas y de avionetas se enmarca en el contexto del aumento global de capturas de cocaína.
Si bien en 2020 se marcó un récord en Ecuador, con la captura de 128,4 toneladas de cocaína, lo más probable es que en 2021 la cifra suba.
Entre enero y abril las autoridades incautaron 54 toneladas, por lo cual prevén cerrar el año con unas 136 toneladas capturadas.
Esto implica que, según estimaciones de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos o DEA, desde Ecuador salen más de 500 toneladas de cocaína cada año y, en su mayoría, se venden en territorio estadunidense.
La cocaína que se 'exporta' desde Ecuador viene de Colombia, que anualmente produce 1.260 toneladas, según el último informe de Drogas de las Naciones Unidas.
La 'narcopandemia'
Como en las industrias legales, la reducción del tráfico aéreo y terrestre, debido a las restricciones logísticas por la pandemia, también tuvo un impacto en la producción, el transporte y en el acceso a rutas para la 'exportación' de cocaína.
El resultado es que los narcotraficantes se enfocaron en el transporte marítimo, según el reporte de la ONU.
Pero en Ecuador esta nueva realidad de 'mercado' se expresó en el aumento de los cargamentos de cocaína trasportados mediante pequeñas aeronaves, para suplir el cierre de los principales aeropuertos del país.
A la larga, la recesión económica y las medidas de confinamiento por Covid-19 también perturbaron los mercados de drogas.
Según el mismo informe de la ONU, es probable que los carteles aprovechen la situación de vulnerabilidad económica en que han quedado muchas familias con la pandemia, especialmente los jóvenes, para engrosar sus filas.
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