La vacuna no llega a los 'otros' trabajadores de primera línea en los hospitales
Guardias de seguridad y personal de limpieza de los hospitales también han sido parte de la lucha contra el Covid-19 por más de un año. Dicen que su esfuerzo no ha sido reconocido.
Dos guardias de seguridad y una trabajadora de la limpieza del hospital Quito Sur, el 18 de mayo de 2021,
Jonathan Machado
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Todos los días, desde hace más de un año, guardias de seguridad y trabajadores de la limpieza se exponen a un alto riesgo en los hospitales destinados a la atención de pacientes con Covid-19.
El personal de limpieza, por ejemplo, desinfecta áreas críticas, manipula desechos infecciosos y lava cientos de sábanas y batas cada día.
Mientras que a los guardias de seguridad les ha tocado asumir el rol de camilleros, cuando se registra un aumento en el número de pacientes. Incluso han tenido que consolar a los familiares de quienes perdieron la batalla contra la enfermedad.
A pesar de los riesgos a los que están expuestos, ellos aún no reciben la vacuna contra el Covid-19. Trabajadores que hablaron con PRIMICIAS dicen que su trabajo no ha sido valorado y exigen ser inmunizados.
"Necesitamos la vacuna"
Myriam Chato trabaja desde hace un año y 10 meses en el área de limpieza del hospital Quito Sur del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
"He tenido que sacar fuerzas para no llorar cuando he visto que una persona muere", dice.
Aunque el miedo al contagio está latente, Chato, de 44 años, asegura que el adecuado manejo del equipo de protección ha sido su armadura que la ha salvaguardado de la enfermedad.
"Nosotros manipulamos desechos contaminados de mucho peligro durante largas jornadas que pueden durar 24 horas. Pero, debemos cumplir con nuestro trabajo para que el hospital pueda funcionar y atender a los pacientes".
Desde que aparecieron los primeros casos, en marzo de 2020, esta trabajadora de primera línea mantiene un ritual al llegar a casa.
"Llego, y antes de ingresar, me quito la ropa. Paso directo a la ducha antes de saludar a mi familia", dice.
Esta estrategia ha evitado que sus padres, sus dos hijos y otras 11 personas con las que vive se contagien.
"No sé si será suerte. Pero nosotros que siempre estamos expuestos a la enfermedad no podemos depender de la suerte. Necesitamos la vacuna".
"El dolor de los familiares es lo más difícil"
Cada mañana, al salir de su casa, Sara Toaquiza reza. Pide a Dios que la proteja para no enfermarse de Covid-19.
Esta guardia de seguridad, de 22 años, no tiene dudas al decir que la pandemia del Covid-19 le ha hecho vivir los momentos más difíciles de su carrera.
"El sufrimiento de los familiares de quienes están hospitalizados es muy difícil de asimilar".
En algunas ocasiones, dice Toaquiza, "nos ha tocado consolarlos cuando se enteran de que su ser querido ha fallecido".
Una experiencia que no quisiera vivir. Por eso, dice que nunca descuida las medidas de bioseguridad como el uso de la mascarilla y el lavado constante de manos.
Toaquiza asegura que el trabajo de un guardia no se limita únicamente a brindar el servicio de seguridad. "También entregamos información y hemos apoyado a los pacientes y a sus familiares, sobre todo, en los días en los que hay un aumento de contagios".
Al igual que Chato, ella pide ser inmunizada contra el Covid-19. "Nuestro trabajo ha sido duro y es justo que recibamos la vacuna".
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