Damnificada en Guayaquil: “Vivimos junto a un dique que en cualquier momento revienta”
El agua y lodo represados en un cerro del norte de Guayaquil tumbó los muros de dos viviendas y dejó una familia atrapada en la urbanización Beata Mercedes Molina, al norte de Guayaquil. Una mujer compartió su testimonio con PRIMICIAS.
La fuerza del agua represada en un cerro colindante con la urbanización Beata Molina hizo colapsar cuatro muros de dos viviendas en el norte de Guayaquil.
PRIMICIAS
Autor:
Actualizada:
Compartir:
El agua acumulada en lo alto de un cerro, afuera de la urbanización Beata Mercedes Molina, rompió cuatro paredes en dos casas y destruyó la fachada de una de las viviendas. También se llevó todo a su paso y convirtió a dos calles peatonales en correntosos arroyos.
La pared del patio de una de las casas en esa urbanización del sector de la vía a Daule, en el norte de Guayaquil, no resistió la presión del agua acumulada en el exterior de la urbanización, ocasionando la inundación de decenas de viviendas ubicadas sobre una colina.
Lo que describen en el lugar como una “avalancha” de agua sucia y lodo ocurrió pasadas las 21:30 del lunes 19 de febrero de 2024, tras las intensas lluvias que soportó por segundo día la ciudad.
Érika Benítez, una residente afectada, contó que el problema data de hace unos seis años, cuando se construyeron casas de forma irregular en unos predios vecinos a la urbanización, en el área que anteriormente servía como desfogue para un canal de lluvia en el cerro.
"Como construyeron del otro lado, taparon el desfogue. El agua no tiene para dónde correr, y se viene para acá", explicó. La casa más afectada en el callejón 10 estaba desocupada.
“Una bomba de tiempo”
El año pasado, colapsó el muro comunal del callejón peatonal 6 de la urbanización, mientras que ahora los callejones 8 y 10 sufrieron el mismo destino. "Se arma una laguna del otro lado de nuestras casas porque no hay desfogue", dijo Benítez.
Mercedes Garofalo, otra de las residentes cuya casa colinda con la zona del cerro, informó que el riesgo es latente, pues las paredes que dan con el límite externo lucen cuarteadas.
“Toda esta semana se ha estado filtrando el agua por las paredes. Un bombero que vino no dijo que las paredes están esponjosas tras soportar tanta agua. Esto es una bomba de tiempo”, dijo Garofalo.
Leice Jiménez, quien lleva 18 años viviendo en la urbanización, compartió con PRIMICIAS los angustiosos momentos que vivió cuando el agua acumulada en el cerro inundó y corrió por su casa. Este es su testimonio:
“Estaba en el baño cuando se vino la avalancha”
“Justo estaba en el baño y me iba a secar cuando sentí un estruendo, se vino la avalancha y entró al baño gran cantidad de agua sucia, que no me podía explicar. Se rompió la pared del patio de mi vecina (de la casa posterior) y también la pared que comparten las dos casas.
Mis hijos (estudiantes de 14 y 18 años) y mi mamá (de 78 años) estaban en la sala y comenzaron a llamarme a gritos y yo me quedé paralizada en el baño, se me nubló la mente y no sabía qué hacer.
Luego les dije que yo estaba bien, que intentaban salir, pero la puerta de la calle ya estaba con la llave puesta. Cuando logro salir del baño me meto para la cocina, porque seguía subiendo el nivel del agua, ya me daba al pecho y yo no sé nadar.
Entonces les dije a mis hijos que intentarán sacar los muebles. Pero estábamos atrapados, la puerta estaba con candado y no abría. Entonces ellos comenzaron a gritar y a pedir auxilio. Yo me subí al mesón de la cocina, estaba en tolla.
Mi hijo tuvo que tirarse con un mueble contra la puerta para tumbarla porque no abría y el agua salió como un arroyo por la peatonal; él terminó con el hombro lesionado.
Mis hijos son altos, el menor intentó sacarme porque yo seguía arriba del mesón de la cocina, pero la corriente del agua no los dejaba avanzar hacia adentro de la casa, la fuerza del agua lo mandó para atrás”.
“Nos quedamos en la calle”
“Mis hijos cogieron el otro mueble que estaba adentro y los arrastraron hasta la cocina, ahí me subieron para sacarme con lo poco que había alcanzado a ponerme (una blusa y la toalla). Yo estaba en shock.
La fuerza del agua arrastró todo lo que estaba en la planta baja, dañó muebles, refrigeradora, cocina, televisor, utensilios de cocina.
Necesitamos que el municipio nos ayude con un verdadero canal de desfogue y no con esa pequeña canaleta que da con las paredes de nuestras casas (en el límite de la urbanización), porque vivimos al lado de un dique en cualquier momento se revienta.
Cualquier día esto puede terminar en una tragedia, no hay que esperar a que haya un muerto. Además, son las casas asentadas de forma irregular, instaladas en el cerro, de aquel lado de la urbanización, las que han taponado la salida natural de las aguas.
La casa de atrás está desocupada, el muro de allá colapsó y la fuerza de la corriente tumbó también el mío. Ahora no podemos habitar la casa, no sabemos qué hacer, hemos perdido todo, económicamente nos quedamos en la calle y se tienen que reforzar los muros”.
Compartir: