Taxismo informal aumenta en Guayaquil a pesar de los controles
Taxista haciendo su recorrido en la ciudad de Guayaquil.
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Los taxirruta tienen clientes fieles en Guayaquil. María Hinojosa es uno de ellos: parada en la intersección de la Avenida 9 de octubre y la calle Chile ignora a las cinco unidades de taxis autorizados se ubican en un carril exclusivo esperando pasajeros.
Ella, en cambio, espera por un "taxirruta". Se trata de un servicio que traslada, en un mismo vehículo, a varios pasajeros que se dirigen hacia destinos cercanos entre sí. Cada uno de ellos paga USD 1.
El costo del pasaje es menor a de un un taxi ejecutivo -donde el usuario va solo-, pero más alto que los USD 0,30 del transporte público.
Fernando Amador, director de transporte de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), reconoce que esta modalidad de taxismo informal ha aumentado desde inicios de 2019, en la ciudad.
Su auge, explica, está ligado al desempleo. Hasta junio de 2019, la tasa de desempleo en Ecuador se ubicó en 4,4% y en Guayaquil llegó a 2,5%, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
Otra razón para el aumento de este tipo de taxismo informal es el boom inmobiliario en las afueras de Guayaquil. El INEC estima que más de 500.000 personas trabajan en la ciudad, pero viven en complejos habitacionales en Samborondón, Salitre o Daule.
Zoila Moscoso, por ejemplo, compró una casa en La Rioja, en la parroquia La Aurora (Daule). Asegura que no existen líneas de buses directas hasta su casa. Ella debe tomar dos líneas de transporte, una de tipo urbano hasta el Terminal Terrestre y otra intercantonal que la deja a un lado de la carretera.
Por eso, dice, los taxirrutas han aliviado el problema de transporte que la ATM y la Comisión de Tránsito no han podido solucionar.
¿Competencia desleal?
Los taxirrutas se despliegan en siete zonas de Guayaquil, tres están en la Avenida 9 de Octubre. En cada punto, hay voceadores que promocionan los destinos hacia los que se dirigen. También colocan en los parabrisas el nombre de los barrios que están cubiertos en la ruta.
María, quien usa un taxirruta casi todos los días, dice que se siente cómoda y segura a pesar de que comparte el vehículo con extraños.
Los conductores de los taxirrutas utilizan furgonetas, carros particulares e incluso taxis amarillos. Hay chóferes que prefieren esta modalidad porque cubren una misma ruta con varias personas al mismo tiempo.
Pero, Amador explica que este sistema informal está prohibido en la Ley de Transporte. "Es competencia desleal para los más de 10.000 taxis amarillos autorizados en Guayaquil", dice.
Los operativos y las sanciones
Cada semana, la Autoridad de Tránsito Municipal retira de circulación entre 20 a 30 vehículos que funcionan como taxirrutas y retiene hasta 30 furgonetas.
De acuerdo con la ley, los vehículos deben permanecer retenidos por siete días y los conductores son sancionados con una multa de dos salarios mínimos vitales (788 dólares, en 2019)
Amador advierte a los usuarios que con esta modalidad de movilización ponen en riesgo su seguridad. ¿La razón? Los conductores no están bajo el amparo de una cooperativa y no tienen licencia profesional.
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